viernes, 6 de julio de 2012

LA INVENCIÓN DE PATOLOGÍAS



LA INVENCIÓN DE PATOLOGÍAS
Una noticia que aparece hoy en el periódico argentino Clarín habla sobre la inclusión prevista en el DSM, el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de Trastornos Mentales, que se publica en los Estados Unidos, de las "nuevas adicciones" que serían reputadas de trastornos mentales: las adicciones al juego, al sexo, a la Internet, al trabajo y a las compras.
Transformar un hábito en una adicción, una enfermedad, es una tendencia para dar trabajo y clientela al ejército de nuevos psicólogos que evacúan nuestras universidades.
Y para originar múltiples libros de autoayuda, con títulos tales como Aprenda a Liberarse de la Internet, Cómo Controlar su Manía de Comprar, Tenga Sexo sin que el Sexo lo Tenga a Usted y otros por el estilo.
En realidad, se trata de problemas relativos al carácter, a la disciplina y al autocontrol.
¿Cuándo el juego, el sexo, la Internet, el trabajar o comprar se transforma en una adicción?
Al tipificarlo como "enfermedad o trastorno mentales" ¿no estamos quitándoles a quienes incurren en estos excesos la responsabilidad propia sobre sí mismos y las ingratas consecuencias de sus abusos?
¿No los transformamos en víctimas de sí mismos, como algo ajeno a su voluntad?
Es fácil aprovechar una etiqueta, una catalogación, para evadir la propia responsabilidad sobre la conducta. Pero lo cierto es que tenemos control sobre ella, hasta para descontrolarnos.
Y cobramos las consecuencias de nuestras acciones, a veces en forma de beneficios y otras en perjuicios.
Al quitarles a las personas el poder sobre sí mismas las desempoderamos.
Las transformamos en víctimas, siendo lo que son: culpables de sus propios daños.
¿Transformaremos el sedentarismo en un trastorno mental? Ya se ha hecho con el alcoholismo, con el comer sin control, con el tabaquismo y con la adicción a estupefacientes.
En la medida en que desvinculemos al individuo de la responsabilidad sobre su propia conducta y las ingratas consecuencias de los hábitos en que incurren, crearemos una sociedad de víctimas que se quejarán del daño que ellas mismas se hacen.
Y acudirán a consulta para ser consoladas, escuchadas, comprendidas y medicadas.
Ya veremos los fármacos para controlar esas "patologías".
¿Ya incluirían la bibimanía?

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