martes, 23 de noviembre de 2010

EL PLAN CRIMINAL DEL TRUJILLISMO ¿LO DEBEMOS PERMITIR O FRUSTRAR?


Una nota del amigo Rafael Bonilla Bailón y una amplificación a mi respuesta

Rafael Bonilla Bailon Ciudad: Lawrence, Ma.

Amigo Aquiles Julian, acabo de leer detenidamente su extensa e interesante replica a mi primer comentario. Mas adelante tratare de responderle algunos conceptos que estoy analizando. Le adelanto que no es facil polemizar con una persona tan versada como usted y que ademas soporta sus argumentos en textos legales vigentes. Gracias.

Aquiles Julián Ciudad: Santo Domingo, Rep. Dominicana

Amigo Rafael Bonilla, el trujillismo es criminal. Y no dejó de serlo porque fuera echado a la fuerza en 1961. Sólo en el 1967 atentó criminalmente contra la vida del héroe Antonio Imbert Barrera. La entereza del héroe del 30 de Mayo le hizo conducir baleado a una clínica y sobrevivió. Y los terroristas que cometieron el atentado criminal fueron protegidos por el gobierno de entonces, encabezado por Joaquín Balaguer. De hecho, el carro en que se cometió la intentona estuvo "guardado" en la Base Aérea de San Isidro. Ya le expliqué el plan de Ramfis Trujillo, abortado por el oportuno accidente de 1969 en que perdió la vida. Y el de Radhamés, el criminal menor (que participó en orgías de tortura y muerte, según la mismísima hermana del criminal, Angelita, reconoció, lo que amplificó en un artículo don Reginaldo Atanay), que sólo sus compinches del Cártel de Cali, al que estuvo asociado en el narcotráfico, al eliminarlo, lo sacaron de nuestro camino como nación. El trujillismo es criminal y es ilegal. Nuestras leyes, amigo Bonilla, lo prescriben. Y la confabulación para que se les permita operar, apandillarse, terciar electoralmente, para volver a esclavizarnos en una tiranía inmoral, sanguinaria y feroz, no es ni siquiera discutible por inaceptable. Usted vive en los Estados Unidos, nosotros aquí. Es nuestra vida la que está en juego. Es nuestra libertad. Son nuestros magros derechos. Es nuestro patrimonio, ganado con el sudor de nuestra frente. Son nuestros hijos y su futuro ¿No son razones suficientes? No defienda algo que a usted, amigo Bonilla, no le salpicará directamente, porque no lo padecerá. Tenga cristiana compasión de un pueblo que ya pagó un precio muy alto, de familias enteras barridas como los Perozo, de hijos que crecieron sin padre por la vesanía criminal de los Trujillo. No nos justifique que aceptemos por pruritos falsamente democráticos el trujillismo. La democracia es respetar los derechos del pueblo, no facilitar que al pueblo lo despojen de derechos. Mis aprecios hacia usted; espero que entienda que los que sabemos lo que se mueve aquí no podemos ceder un ápice frente a las pretensiones de la confabulación de torturadores, criminales, calieses, esbirros y cortesanos coaligadas alrededor de Angelita, su pareja y el parásito del hijo, que están corrompiendo todo lo corrompible para entronizarse de nuevo, con la complicidad incluso de legisladores, periodistas, blogueros y todo lo bandido, pútrido, servil y antinacional que existe. Es el "bando parricida y traidor" del que hablaba Duarte, el mismo que dijo premonitoriamente que "Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones". ¿No es claro quiénes son los traidores? ¿Debemos seguir siendo víctimas de sus maquinaciones, amigo Bonilla?

EL TRUJILLISMO ES ILEGAL Y SU PROMOCIÓN ES UN DELITO SEGÚN LAS LEYES VIGENTES


Malentender la democracia puede abrir la puerta a su destrucción.

Rafael Bonilla Bailon Ciudad: Lawrence, Ma.

La palabra DEMOCRACIA tiene diferentes definiciones, pero las mas socorridas son las siguientes: 1ro. Forma de gobierno en la que el poder politico es ejercido por los ciudadanos. 2do. Doctrina politica segun la cual la soberania reside en el pueblo, que ejerce el poder directamente o por medio de representantes. Tal como podemos apreciar la DEMOCRACIA no es excluyente. Tenemos entendido que en la Republica Dominicana, se ejerce a plenitud la democracia. Entonces, si vivimos en una democracia, porque hay que excluir a los ciudadanos trujillistas de promover sus actividades con la misma libertad con que otros ciudadanos promueven las suyas?. El trujillismo malo o bueno, fue una realidad que vivio el pueblo dominicano durante 31 anos. Eso no lo puede borrar nadie de nuestra historia. Yo no soy trujillista ni tengo razones para serlo. Sin embargo, reconozco el derecho que tienen los ciudadanos que simpatizan con esos ideales, a promoverlos publicamente sin que nadie los interfiera si con ello no violan las leyes vigentes. La libertad tiene que ser para todos, en igualdad de condiciones. El que quiera ser Boschista, que lo sea. El que quiera ser Balaguerista, que lo sea. Y, el que quiera ser Trujillista, que lo sea. "A NADIE SE LE DEBE CERRAR SU BOCA".

Rafael Bonilla Bailon Ciudad: Lawrence, Ma.

Me duele mucho el tener que disentir en algunos aspectos de los conceptos vertidos en esta amplia exposicion, por mi amigo don Aquiles Julian. En ese sentido deseo reiterar mi creencia de que la DEMOCRACIA no es excluyente. Que asi como se le permite a los comunistas realizar sus actividades promocionales. Tambien se le deben permitir a los trujillistas. Narciso Isa Conde, lleva toda su vida promoviendo su partido comunista, incluso particpando en elecciones generales, sin que hasta la fecha haya obtenido ni siquiera un regidor en algun punto del pais. Eso mismo les podria pasar a los trujillistas o quiza peor. Sabemos que ciertamente existen muchos trujillistas diseminados en toda la geografia nacional, pero no suficientes para obtener una regiduria, por tanto no hay que preocuparse tanto por ellos. La mejor medicina seria ignorarlos.

Mi respuesta a las inquietudes del amigo Rafael Bonilla Bailón

El apreciado amigo Rafael Bonilla Bailón al exponer sus ideas pasa por encima un hecho capital: la ley. El escribe en su primer comentario “reconozco el derecho que tienen los ciudadanos que simpatizan con esos ideales, a promoverlos públicamente sin que nadie los interfiera si con ello no violan las leyes vigentes”. Pero es que, amigo Bonilla, ¡violan las leyes vigentes! La ley 58-80 de 1962 prohíbe la promoción y exaltación del trujillismo, por lo cual usted mismo ya ve que cualquier promoción pública de “esos ideales” (el ideal de destruir nuestra endeble democracia, el ideal de torturar, asesinar, desaparecer dominicanos, de atentar mediante terrorismo contra dominicanos y extranjeros, de despojar a las personas de sus bienes, de violar damas y de perpetuarse mediante el crimen y el abuso ¡vaya “ideales”, amigo Bonilla!), es ilegal según las leyes dominicanas, lo cual, de paso, fue sancionado por un tribunal en juicio público, oral y contradictorio.

Un concepto permisivo de la democracia es peligroso. Hay límites y hay exclusiones. En Europa está prohibido, por ejemplo, negar el holocausto. La sociedad dominicana, sus ciudadanos, se protegen de la pandilla de matones, ex –torturadores, ex –calieses, ex –esbirros y personas de baja ralea que añoran volver a un régimen dictatorial. Y la democracia si es excluyente de toda asociación cuyo propósito sea destruirla, esclavizar a los ciudadanos, imponer una tiranía.

Nadie niega la realidad del trujillismo, amigo Bonilla ¡Por el contrario! Precisamente, porque no la negamos, la rechazamos. Fue una dictadura terrorista que se impuso mediante la coacción, bandas terroristas como La 42 que tiroteaban y perseguían a los opositores, crímenes inmundos, como el del poeta Virgilio Martínez Reyna y su esposa embarazada, abusos, golpizas y el control que ejercía el delincuente Rafael L. Trujillo, con un prontuario de violador, cuatrero, secuestrador, chantajista y malhechor desde su infancia en la pandilla de los pepitos, y que el abuso de los invasores norteamericanos, que formaron una pandilla de delincuentes locales para perseguir, torturar, despojar, asesinar y aplastar la resistencia patriótica dominicana a la Primera Intervención Militar Norteamericana en 1916, permitió que empollara y luego la falta de carácter de Horacio Vásquez facilitó que engrosara su poder fatídico al grado de que luego se lo tragaría a él mismo.

Ese mismo país, Estados Unidos, ampara a criminales trujillistas con deudas de sangre que han vivido impunemente burlándose de la justicia por crímenes de lesa humanidad. Allí radican los asesinos de las hermanas Mirabal, que fueron excarcelados y sacados del país bajo la protección y complicidad de las tropas norteamericanas durante la Segunda Intervención Militar Norteamericana en 1965. Allí residen Angelita Trujillo y el desertor de las Fuerzas Armadas Luis José Domínguez, gozando los millones de pesos robados al patrimonio del país, sin trabajar, parasitando de los dineros esquilmados al pueblo dominicano. Y desde allí delinquen. Y conspiran contra el país. ¿Y eso es lo que usted pretende o recomienda que permitamos, amigo Bonilla?

¿Quiénes son estos personajes? La señora Trujillo ha sido públicamente denunciada como la autora intelectual de los crímenes de los esposos Awad Báez por la familia Báez, incluyendo a la hija que sobrevivió al matrimonio. Está enjuiciada por el delito de difamación e injuria en contra de la honra de héroes, mártires y víctimas de la tiranía de su padre, buscando exculpar al monstruo de sus más horripilantes asesinatos. Es, por lo mismo, cómplice en el delito de ocultamiento de crímenes. Tanto ella como su esposo, quien es igualmente delincuente como desertor de la Fuerza Aérea Dominicana, han incurrido en el delito de despojo de bienes y documentos al Estado dominicano, al adquirir ilegalmente films y videos, así como documentos, robados a la radiotelevisora oficial o sustraído dolosamente de los archivos del Palacio Nacional.

Y sobre todo, son usufructuarios de bienes robados al pueblo dominicano. Han vivido sin trabajar, como parásitos que han sido y son. Nunca han sabido ganarse el pan con el sudor de su frente. Y lo que pretenden es volver a las andadas a aprovechar la ignorancia y la escasa formación cívica nacional, para endosarnos al criminal del hijo e instaurar de nuevo la tiranía. ¿Y eso, amigo Bonilla Bailón, usted piensa que “por democracia” debemos permitirlo?

Usted pasa por alto algo importante. Aquí se mató a Trujillo y se desterró a su familia más cercana, pero no hubo destrujillización del país. Los trujillistas siguieron controlando el aparato del Estado: en las secretarías de Estado y organismos del gobierno, en las Fuerzas Armadas que sirvieron de sostén a la dictadura, en la policía nacional, en la judicatura… No hubo baño de sangre ni ajuste de cuentas porque los antitrujillistas tenían parientes, incluyendo muchas veces a los propios padres, que habían sido cómplices de Trujillo. Simplemente se dictó una ley, la 58-80, para protegernos de los planes de retornar y reimplantar la dictadura que los Trujillo siempre han acariciado.

Se sabe que Ramfis Trujillo planeaba en los años 1967-69 una conspiración militar para deponer al entonces presidente constitucional, Dr. Joaquín Balaguer, y retornar al país a imponernos una dictadura de tinte izquierdoso, tipo Velasco Alvarado o quizás Chávez, dado el enojo que tenía con los norteamericanos. Un accidente automovilístico, casual o provocado, eliminó esa amenaza.

Luego, sabemos que los núcleos internos, tanto en las fuerzas armadas dominicanas, que los hay, como en la cohorte de ex –servidores, lacayos y esbirros que fueron progresivamente retornando tras la vuelta al poder del Dr. Balaguer en 1966, inventaron animando a Radhamés Trujillo, el narcotraficante hijo menor de Chapita, a encabezar un proyecto político que volviera a imponer la dictadura. El Cártel de Cali, que lo mató, nos libró de esa segunda amenaza.

Y ahora, arremeten en un último estertor, mediante una alianza infame en que todo lo pútrido, todo lo malsano, todo lo infame se congrega en derredor de la senil “escritora” (cuyo talento es similar al de su madre, la fina intelectual María Martínez, autora de obras de tanta hondura como “Meditaciones Morales”, jejejeje), el desertor y vividor y el parásito del hijo, en un plan de aprovechar las frustraciones y carencias de formación nacionales para capitanear un intento de reinstalar la tiranía trujillista y crearnos una dinastía bastarda.

Y si el amigo Bonilla quiere más pruebas de que los Trujillo están fuera de la ley, la ley 5785 del 4 de enero de 1962 declara que, por cuanto “la cuantiosa fortuna acumulada por Rafael L. Trujillo Molina, muerto el 30 de mayo de 1961, así como la de sus familiares y afines, fue el resultado, en unos casos del abuso y en otros de la usurpación del Poder, para enriquecerse a sí mismo o a sus familiares, afines y allegados”, dispone en su artículo uno que "se confiscan y en consecuencia se declaran bienes nacionales, todos los bienes de cualquier naturaleza y dondequiera que estén situados, incluyendo créditos y acciones y obligaciones de cualquier compañía o corporación, nacional o extranjera, o de sus subsidiarias que pertenecían a Rafael L. Trujillo Molina y los pertenecientes a María Martínez Alba Vda. Trujillo, a sus hijos Rafael Leónidas Trujillo Martínez, Rhadamés Trujillo Martínez, María de los Ángeles Trujillo de León Estévez, Flor de Oro Trujillo, Odette Altagracia Julia Lourdes Mercedes Bienvenida Trujillo Ricardo, Yolanda Altagracia Trujillo Lovatón, Rafael José Ramón Trujillo Lovatón, Elsa Julia Trujillo Bermúdez y Bernarda Alejandrina Trujillo Pérez”.

Esa ley, vigente, no pudo por las debilidades inherentes a nuestra nación, la complicidad de Estados como el español, el suizo y el norteamericano, y los avatares de nuestra historia post-trujillista: golpe de estado, guerra de abril, gobierno del doctor Balaguer y posteriores, ejecutarse. Pero esa ley claramente muestra que Angelita Trujillo vive de bienes robados al pueblo dominicano.

Aquí residen, sin que nadie les molestes, hijos y descendientes del monstruo de San Cristóbal. Pero que no piense nadie, amigo Bonilla, que les vamos a permitir al petimetre, delincuente al igual que sus progenitores, venir a injuriar, difamar, engañar y apandillarse para darle una estocada mortal al precario Estado de derecho que hemos disfrutado los dominicanos gracias al heroico acto de los valientes del 30 de Mayo y de tantos que resistieron la tiranía y defendieron libertades democráticas para los dominicanos. Hay leyes que nos protegen e ilegalizan sus odiosas actividades. Y, si como usted bien escribe, “si no violan las leyes vigentes”, es porque violan las leyes vigentes, como la 58-80 y la 57-85, porque se han apropiado y usufructuado bienes robados a este país, viviendo parasitariamente de lo que no han sudado, por estar comprometidos en crímenes y por apañar y ocultar otros; por difamar e injuriar, por robar bienes y documentos del Estado como filmes, videos y documentos, y por intentar destruir nuestra limitada democracia, herencia del heroísmo de los ajusticiadores de Trujillo y de tantos que desde el mismísimo 1930 se le opusieron y perdieron la vida queriendo salvarnos del monstruo, es por todo eso, amigo Bonilla Bailón, por lo cual no podemos permitir que los ladrones, criminales, torturadores, calieses y terroristas, que no otra cosa son los llamados “trujillistas”, vuelvan a campear por sus fueros en el país.

viernes, 19 de noviembre de 2010

LOS TRUJILLISTAS QUE QUEDARON REPITIERON LA MENTIRA DE LA ERA Y AHORA HAY JÓVENES CONFUNDIDOS Y ENGAÑADOS


La estafa del trujillismo

Una joven, Sanelys, frustrada y desilusionada por las lacras de nuestra semidemocracia (derivadas, aunque ella no lo sabe, de nuestro pasado trujillista: impunidad, corrupción, prevaricación, crímenes, etc.), se tragó el cuentazo de que “cuando Trujillo se vivía en paz y tranquilidad”. ¿Cuál paz? ¿Cuál tranquilidad? ¿Por qué Sanelys piensa que había centros de tortura como La 40 y El 9, entre otros? ¿Lugares para echar gente al mar desde helicópteros como La Piscina? ¿Crímenes horrendos en que se llegó a exterminar familias enteras? El trujillismo es una estafa y la peor de todas es que se les ha estafado a la gente la verdad de aquel régimen inmisericorde y sanguinario. Y es preocupante que mujeres jóvenes, las que hubiesen sido violadas o abusadas por Trujillo, sus hijos o sus esbirros, como tantas, no sepan qué suerte les hubiese esperado en ese régimen y qué suerte les aguardará a ellas o a sus hijas, parientes y descendientes si una tiranía de tal jaez se vuelve a entronizar en el país. Este es mi comentario a una nota que me escribió:

Sanelys Matos TE TOMO LA CITA," EL GUSTO POR HABLAR SIN PENSAR HACE ESTRAGOS', CUANDO LEAS LA HISTORIA LEELA COMPLETA. EL CONTEXTO Y EL TEXTO............."EL TODO ES MAS QUE LA SUMA DE LAS PARTE" Y SOLO ELIGES UNA PARTE.........

Aquiles Julián

Apreciada Sanelys, lamento que una dama, joven, desconozca tan profundamente la verdad del trujillismo. Como no lo viviste, te aclaro que lo que te contaron fue todo mentira. Eso es el trujillismo, una mentira horrenda. Trujillo, delincuente desde su infancia, miembro de la banda de los pepitos junto a sus hermanos, fue de la basura social que se alistó en el ejército local de ocupación creado por los invasores norteamericanos en 1918 para perseguir, torturar, despojar y someter a los dominicanos. Como delincuente, Trujillo aprovechó esa posición privilegiada para hacer de las suyas, y se dedicó a violar mujeres, a chantajear, secuestrar, extorsionar y mil y una diabluras en contra de la población, mientras se ensañaba contra los dominicanos que resistían a los invasores. Posteriormente, a la salida de los invasores en 1924 cortejó a Horacio Vásquez, que se dejó soliviantar por un Trujillo que le llamaba "papá" y a doña Trina de Moya, su esposa, a quien llamaba "mamá" y le llevaba regalos. Vásquez lo adoptó como un hijo y le permitió ampliar sus riquezas y acumular poder. Cuando sintió que había concentrado suficiente poder y riqueza, traicionó a su "papá y a su mamá" con un golpe de Estado. Creó de inmediato bandas terroristas como "La 42" para tirotear, perseguir y hostigar a los opositores y "ganar" a las malas unas elecciones en que la mismísima Junta Electoral tuvo que esconderse y él aprovechó para sustituirla por una conformada por sus cómplices. Las falsas elecciones de 1930 fueron un escándalo en que hubo más votos que votantes. Pero como Trujillo controlaba la guardia se impuso y, entre sus primeros actos, estuvo mandar a José Estrella a matar al poeta y político Virgilio Martínez Reyna, muriendo igualmente su esposa embarazada y el feto que estaba a punto de nacer. Y desde entonces, y te remito a mi libro gratuito "El último estertor del trujillismo" que puedes descargar desde Facebook, asesinó gente aquí y fuera de aquí, familias enteras como los Perozo fueran exterminadas, violó mujeres y niñas (era un pedófilo empedernido), robó a más no poder y mantuvo secuestrado al país por 31 años de expolios y asesinatos cruentos, hasta que un grupo de valientes, de los muchos que durante esos 31 años intentaron deponerlo del Poder, lo ajusticiaron y permitieron que mujeres que como tú no terminaran violadas por él o sus hijos o esbirros, que tu familia no viviera la pérdida de un miembro o la humillación, que pudieras estudiar (la universidad trujillista era exclusiva para las élites del régimen) y expresarte en libertad. Si esa era de crímenes, torturas, abusos, robos, terrorismo político, secuestros, desapariciones, atentados y exacciones es lo que te atrae y seduce ¡revísate, Sanelys! La falta de carácter y las deformaciones que el trujillismo introdujo en nuestra sociedad, como el caudillismo, la corrupción, el apandillarse y arrastrarse por puestos y prebendas, carguitos y migajas, y que lo vemos en todos los principales partidos políticos llenos de ex-trujillistas como los Sánchez Baret o los Gutiérrez Félix, por ejemplo, decepcionan, pero deben hacernos evolucionar hacia adelante, no retroceder a las causas y orígenes del lamentable estado de estulticia política y democrática que los lastra. Puedes gustar, opinar, creer y exponer lo que quieras. Para que tengas ese derecho, un grupo de familias puso la sangre, los muertos y los torturados. Pagaron un precio alto para darnos el derecho a elegir, a expresarnos, a asociarnos. He escrito con mucho conocimiento de causa, con investigaciones y lecturas que sobrepasan más de 1,000 libros y documentos sobre la época. Si tienes algún dato que no conozca, con gusto lo recibiré. El trujillismo fue una estafa. Ninguno de los méritos de los que alardea fueron reales, incluyendo la decisión de Roosevelt de liberarnos de la deuda dada su política de "Buen Vecino" y que Trujillo aprovechó para presentarse como "Benefactor" y aprovecharse de recuperar el control de las aduanas para ¡incrementar su patrimonio! Dios te bendiga, ilumine tu mente y tu corazón. Que lo malo del presente no te lleve a desear lo peor del pasado, Sanelys

lunes, 15 de noviembre de 2010

LA REACCIÓN DEL TRUJILLISMO Y LA TENDENCIA A EMITIR JUICIOS SIN DISCERNIR Y MEDITAR DE ALGUNOS


Retorcer la verdad o cómo la reacción del trujillismo confunde a unos y destapa complicidades de otros.

Por Aquiles Julián

“Aflora claramente la misión imposible de beatificar las acciones de un régimen diabólico y endiablar la lucha antitrujillista”.

Fundación Héroes del 30 de Mayo

Soy amigo personal, toda una vida compartida en torno a la literatura, la decencia y la libertad, de Andrés L. Mateo y de Manuel Núñez. De ahí que una opinión que provenga de ellos para mí sea particularmente apreciada y querida. Tengo, al igual que ellos, particular cuidado en torno a los valores de la libertad y la democracia. Y especial sensibilidad ante las tendencias autoritarias y seudoprotectoras que asumen los burócratas y los demagogos, que se piensan autorizados a “protegernos”, aunque en realidad lo que disfrutan y aspiran es a limitarnos, a constreñirnos.

Los derechos de libre expresión, asociación, discrepancia, crítica, disensión son caros para mí, tanto como para ellos. Por esos derechos los tres, al igual que muchos otros, desafiamos al Poder y pusimos en riesgo más de una vez nuestra integridad personal, en tiempos sombríos en que la intolerancia era cosa común. Sobre todo porque provenimos de modelos autoritarios en que el simple reclamo de tales derechos era penado y hostigado. Nacidos todos en la última etapa del trujillismo, padecimos las secuelas de aquel régimen inicuo y maligno, que deformó y corrompió profundamente a la sociedad dominicana.

Entiendo entonces la preocupación, sólo que es improcedente e infundada, que les embarga en torno a la sentencia que evacuó la magistrada Katia Gómez Germán, jueza de la Quinta Sala de la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, en que niega el permiso a que se abra en nuestro país un local dedicado a promover y enaltecer al delincuente Rafael L. Trujillo, quien encabezó una asociación de malhechores que se impuso a sangre y fuego y nos desgobernó por los fúnebres 31 años de crímenes, expolio, exacciones y abusos que padecimos los dominicanos a cargo del cabecilla criminal y su pandilla. Simultáneamente, la sentencia condena la difusión de un libelo infame e infamante en que la hija del tirano se dedica a calumniar a héroes y víctimas de la tiranía, retorcer los hechos e inducir a error a lectores desprevenidos, limpiar al monstruo que la engendró de crímenes inmundos desviando las responsabilidades a terceros y maquillar una tiranía vil y sanguinaria.

Y es que ambos queridos amigos, alarmados por lo que juzgan a la ligera como un acto de intolerancia, confunden un libro con un libelo y el derecho a expresarse con el derecho a calumniar y difamar, afectando la honra y el buen nombre de terceros sin aportar prueba alguna de la difamación, que fue lo que la jueza atinadamente condenó y enmendó, a raíz de una acción legítima de las fundaciones patrióticas en representación de las familias afectadas. Familias, por cierto, a las que tanto Andrés L. Mateo, Manuel Núñez como yo mismo y muchos otros, incluyendo al señor Virgilio Bello Rosa, debemos el haber puesto los muertos y la sangre que nos permitió expresarnos con cierto nivel de libertad. (Por cierto, el señor Bello Rosa fue alto funcionario judicial de la gestión de gobierno que levantó subrepticiamente y antipatrióticamente el impedimento de entrada al país a Angelita Trujillo y su familia, y que la agasajó con fiestas tocando temas trujillistas en la Base Aérea de San Isidro, acción ilegal y antinacional que no recordamos que pusiera en marcha la acción del Ministerio Público siendo el señor Bello Rosa flamante Procurador General de la República).

EL DELITO DE LIBELO

¿Qué pasa si aparece un libraco en que se emiten acusaciones infames, calumniosas e infundadas que afectan la honra y buen nombre de, digamos, Andrés L. Mateo o de Manuel Núñez? Quiero dejar constancia de que hablo, no de discrepancias, no de disensión, no de una visión o interpretación distinta, sino de que les endilguen crímenes no cometidos; peor aún, cometidos por otros y que se les quiera atribuir a ellos; que se les intente abusivamente acusar de inconductas graves e infames? ¿Cómo reaccionarían? ¿Qué harían? ¿Juzgarían el hecho criminal un “debate de ideas”?

En el caso de las federaciones patrióticas y las familias de los héroes y mártires del 30 de Mayo hicieron lo que procede, lo correcto, lo legal, lo civilizado: iniciaron un recurso de amparo, una figura jurídica 100% legítima y procedente.

No hicieron justicia por sus propias manos. No se aparecieron en la librería “Luna” a destruir los ejemplares del libelo. No amenazaron. Simplemente, se ampararon en la ley y en los mecanismos que ella consagra a quienes se sienten vejados, perjudicados o afectados.

¿Es esa conducta correcta o incorrecta? El sentido común nos dice que es la apropiada. Podrían callar y dejar que el abuso se ejerza sin protestar. Mas sabemos que quien calla, otorga. O simplemente criticar al libelo, sin recurrir a la acción judicial. Eso generaría dudas: ¿si es mentira, por qué no demandan?

No tenemos en nuestro país tradición de acudir a la justicia a ventilar nuestros diferendos. O hacemos “justicia” por nuestras propias manos, o padecemos y simplemente dejamos que las cosas sucedan, pasivamente. Ambos extremos son incorrectos.

Ciertamente, la justicia dominicana tiene mucho que corregir, perfeccionar, enmendar y mejorar. En muchos aspectos, es la que heredamos de la tiranía y viene con sus lacras. Pero las leyes, normas y reglamentos son los acuerdos entre hombres libres que regulan y norman la convivencia y evitan que la misma se transforme en una selva en que nos destripemos como lobos.

La cultura, la civilización, es esa capacidad de someternos a normas y reglas que aceptamos de común acuerdo para poder convivir con ciertas garantías y seguridades. Lo otro es simplemente ley del más fuerte, guerras tribales, salvajismo. Eso era la tiranía de Trujillo.

¿NO HAY DIFERENCIAS ENTRE UN LIBRO Y UN LIBELO CALUMNIADOR?

Tanto Andrés L. Mateo como Manuel Núñez y yo somos amigos de la novelista y abogada Carmen Imbert Brugal, hija de Segundo Imbert Barrera, asesinado en la cárcel por orden de Pupo Román en los confusos momentos transcurridos luego del ajusticiamiento del tirano. Ahora, Angelita Trujillo quiere exculpar a Trujillo de responsabilidades y cargarle el crimen de las Mirabal y su chofer, sin aportar prueba alguna, al padre de Carmen, entre otros. Y lo que dicen los deudos de las Mirabal, que nunca se prestarían a encubrir a los bestiales autores de aquella monstruosidad, es que fue un asesinato ordenado por Trujillo y ejecutado por sicarios del temible Servicio de Inteligencia Militar, SIM. Y lo menos es ser solidario con una colega del oficio literario.

Si mienten, difaman, injurian ¿qué deben hacer los agraviados? ¿Callar? ¿Agredir? ¡Deben recurrir a los mecanismos que el sistema judicial pone en sus manos para proteger su honra y castigar al impetrante! ¡Y eso, exactamente eso, lo procedente, lo correcto, lo apropiado, fue lo que hicieron las fundaciones patrióticas y las familias de los héroes, víctimas y mártires del trujillato!

La jueza, que evaluó la carencia de sustento de dichas acusaciones y, además, el hecho cierto de que el libro, la fundación y otras iniciativas puestas en marcha por el trujillismo violan las leyes dominicanas, dio ganancia de causa a las fundaciones patrióticas querellantes. Esa sentencia, que enaltece a la justicia dominicana, es decorosa, digna, justa y patriótica. No se puede condenarla sin antes entenderla y sopesarla. Eso es ligereza, precipitación, impulsividad. Nada acorde a las personalidades y trayectorias de Andrés y Manuel. Es conveniente que revisen el caso y atemperen el juicio. Dejarse provocar no fue un acto juicioso.

Asistimos a un plan siniestro orquestado por ex –torturadores, ex –matones, ex –cortesanos y, peor todavía, por la inmundicia social que busca a toda costa participar en la reinstauración de la tiranía y aspira, ilusamente, a ser los próximos Anselmo Paulino y Johnny Abbes del régimen neotrujillista encabezado por (Luis José) Ramfis Domínguez Trujillo, un vividor que sueña con sorprender a los dominicanos pintándose taimadamente de angelito, y congregar en torno a sí toda la putrefacción social posible para encaramarse en el poder, dar un golpe de estado desde la presidencia (nada difícil en un régimen presidencialista y sin real equilibrio de poderes, como el vigente), y reiniciar la carrera de rapiña, despojo y crímenes del trujillismo. Ese plan deriva de una realidad: el dinero de la mamá, luego de 50 años de parasitar , hay que dividirlo entre seis y se acaba. La hez social, a la cual Juan Pablo Duarte denominó en su momento “bando parricida y traidor”, los enemigos del país, de los ciudadanos, de la democracia y de los derechos y normas civilizadas, conspira contra nuestras libertades (precarias, limitadas, pero que nos han permitido respirar, construir una obra, disentir y crear) y atenta no sólo contra la patria, también contra nuestras familias, contra nuestros hijos y contra nuestras vidas.

La conspiración antinacional fue subrepticiamente orquestada. Y montada de forma artera. Y ha emergido. Los ciudadanos desconocen que hay toda una trama inmunda contra nuestras libertades. En la misma se involucraron periodistas, bloguistas, legisladores, antiguos testaferros, los serviles de siempre, “hacedores” de opinión pública y “constructores” de imagen; seudodirigentes políticos y toda la canalla que pudieron reunir alrededor del proyecto de legalizar un partido trujillista vía una seudo fundación “sin fines de lucro”, pero con fines de destruir la precaria democracia que gozamos.

LA REACCIÓN DESAIRADA DEL TRUJILLISMO FRENTE AL FALLO

El fallo judicial, valiente, probo y digno de la jueza Katia Gómez Germán, que la enaltece y distingue, ajustado a la Ley 58-80 que prohíbe las actividades que promuevan el trujillismo, a la Ley de Difamación e Injuria y a los intereses nacionales, no sólo produjo una honda frustración en las huestes trujillistas, también una reacción de desinformar y cuestionar dicho fallo, engañando a la opinión pública al presentar una condena a la difamación como un atentado a la libertad de expresión. Y muchos han caído incautamente en la trampa.

Un libelo no es un libro, es un acto delictual, y como tal fue penalizado. Y el instrumento del crimen: el libelo, fue condenado. Se les dio la oportunidad de probar sus asertos y acusaciones ¡Y no pudieron! Mintieron, buscaron deformar los hechos, hicieron una y mil maromas pero al final la verdad se impuso: era un libelo calumniador, sin base alguna, y la pantalla del partido trujillista en ciernes: la supuesta “fundación”, violaba una ley vigente: la Ley 58-80 que prohíbe la promoción del trujillismo.

Este no es el último round. Como uno de los activistas del bando parricida y traidor dijo: es una “lucha a largo plazo”. Vienen otras iniciativas. Esta auténtica asociación de malhechores que encabezan Angelita Trujillo y Luis José Domínguez, un desertor, y que tiene como mascarón de proa al petimetre del ramficito de segunda mano que quieren encaramarnos encima para dar continuidad a la dinastía bastarda de los Trujillo, no va a cejar en su intento.

Y tristemente puede ser ayudada por las inconductas y desafueros de nuestras autoridades, cuyas intemperancias, ambiciones, prevaricaciones y violaciones de las normas, leyes y reglamentos, adobadas por un indisimulado menosprecio a los valores, principios y regulaciones de la democracia, sistema en que muchos funcionarios, adoradores de los modelos totalitarios, no se sienten cómodos, inducen a muchos ciudadanos desprevenidos a desconfiar de los modos democráticos de convivencia y ser incautamente engañados por el trujillismo que vende el espejismo del “progreso y la tranquilidad en que se vivía cuando Trujillo reinaba”.

Nuestra democracia es limitada, insuficiente, débil, precaria y más formal que real. Los modos antidemocráticos, totalitarios, autoritarios predominan en nuestra cultura. Y los partidos políticos existentes no han sido escuelas de democracia sino de chanchullos, ventajismo, clientelismo, apandillamiento, sumisión, rastrerismo y otras conductas lamentables. No es la democracia como modelo el problema, es nuestra falta de carácter como ciudadanos, la proclividad a sumarnos al coro en procura de ventajas y picoteos. Nuestra propensión a caer en connivencias e complicidades.

La repulsión que tales procedimientos crean le hace un flaco servicio a la democracia de la que se pintan. En realidad, nos falta mucho para instaurar un estado de derecho. Nuestra cultura de privilegios, maniobras, prevaricación e impunidad es el caldo de cultivo para que el trujillismo renazca. Ese rastrerismo de la politiquería dominicana es lo que nos debe asquear. Y ese rastrerismo es una secuela… ¡del trujillismo!

¿QUÉ ES UN MÉTODO TRUJILLISTA?

El senador por Elías Piña, Adriano Sánchez Roa, según aparece en el Listín Diario del sábado 13 de noviembre, Pág. 4 A, declara que “Si criticamos los métodos trujillistas, no podemos nosotros entonces aplicar métodos trujillistas”. Y estamos totalmente de acuerdo con él, sólo que él no especifica cuáles son los métodos trujillistas. Y yo se los voy a mencionar.

El trujillismo se caracterizó por violar impunemente las normas legales y los derechos ciudadanos. Asesinó a mansalva, torturó, encarceló y despojó de manera cruenta y grosera a los dominicanos. Les calumnió e injurió en el Foro Público. Irrespetó los derechos ciudadanos y los derechos humanos. Fue un régimen criminal, violento e ilegal. Se impuso en base al terrorismo político en 1930 de manera ilegítima y se mantuvo en base al terrorismo y a todo tipo de atropellos, incluyendo crímenes, despojos, torturas y desapariciones, hasta que, ¡por fin!, luego de infructuosos esfuerzos por librarnos del criminal Chapita, iniciados desde los comienzos de la tiranía, un grupo de aguerridos valientes nos libró del tirano al ajusticiarlo el 30 de mayo del 1961.

Esos fueron sus métodos. El terrorismo político, la tortura, la violencia. ¿Se ejerció terrorismo contra Angelita Trujillo o su hijo? No ¿Se les torturó? No ¿Se les despojó, robó y oprimió? No ¿Se les injurió y calumnió? Tampoco.

Entonces, ¿cuáles métodos el senador Sánchez Roa tilda de “trujillistas”? Asómbrese: ¡el acudir a la ley! ¡El demandar amparo frente a la difamación! ¡El actuar acorde a lo que la Constitución y las leyes dominicanas garantizan a los ciudadanos dominicanos!

El libelo de Angelita Trujillo calumnia y despotrica contra honras, injuria gravemente a familias de héroes, víctimas y mártires de la tiranía, ofende a la conciencia patriótica dominicana al mentir de forma grosera, acusa sin presentar pruebas que avalen sus afirmaciones, buscando exculpar al monstruo que la engendró de los crímenes inmundos que se cometieron bajo sus órdenes. No sólo busca eximirlo de responsabilidades, quiere manchar con la sangre de las Mirabal, por ejemplo, ¡a los que nos libraron del torvo criminal que era su padre!

Es un objeto delictuoso, un libelo, una fuente de infamias, mentiras, calumnias y difamación, todo lo cual está penado en el Código Penal dominicano. Lo que hicieron las fundaciones patrióticas y las familias de los héroes, mártires y víctimas del trujillismo fue recurrir mediante un recurso de amparo para que se descontinúe un delito, obligando a los que están coaligados en ese propósito siniestro a parar de injuriar y difamar; es decir, de delinquir. Senador Sánchez Roa, si a una familia, persona o institución la calumnian e infaman ¿cuál es la acción correcta? ¿No es querellarse y recurrir a la justicia?

Como vemos, la expresión del senador Sánchez Roa es totalmente improcedente. No se emplearon métodos trujillistas. No se mandó a asesinar a nadie, como hacía Trujillo. Tampoco se mandó a darle a nadie una paliza ni a torturarlo, como también se hacía. No se afectó la propiedad privada mediante un acto de terrorismo, como Trujillo solía hacer. Tampoco se mandó una turba, como aquellas que fueron a las iglesias católicas en 1960, mandadas por Trujillo. Se recurrió a la ley. Se empleó el recurso que la Constitución y la legislación dominicana acuerdan a los ciudadanos que se sienten agraviados para proteger sus honras, bienes y su integridad. ¿Es eso “trujillismo”? ¿Son esos “métodos trujillistas”? ¿No son esas leyes las que usted aprueba y por las mismas que usted es senador, señor Sánchez Roa?

¿DESDE CUÁNDO APOYARSE EN LA LEY ES “ANTIDEMOCRÁTICO”?

Otro senador, esta vez el de la provincia Monseñor Nouel (Bonao), el señor Félix Nova, manifiesta, según la misma edición del Listín Diario, que “negar la venta del libro es un error y una medida “trujillista”. Y los periodistas Ramón Urbáez y Wanda Méndez, que firman el reportaje, citan estas palabras del señor Nova: “Tú lo criticas, y ahora está haciendo lo mismo que hacía, eso es un error de esa jueza, en un país democrático que la gente lea lo que entienda”.

De nuevo, ¿puede el señor Nova explicarnos si “en un país democrático” debe derogarse la ley que penaliza la difamación y la injuria, y permitir que cualquier infame atente contra la honra y el buen nombre de alguien haciendo acusaciones infundadas, difamando y mintiendo, sin aportar prueba alguna?

Note el señor Nova que aquí los libros de esbirros, testaferros y asesinos trujillistas han circulado sin ningún tipo de obstáculo. En las librerías han estado y están a la venta los libros de Víctor Alicinio Peña Rivera, el temible jefe del SIM en la Zona Norte, implicado en el crimen de las Mirabal (de lo que buscó exculparse, por cierto, en sus libros), del sicópata Johnny Abbes García, unas seudo memorias retorcidas que prosiguen, más allá de su vida, desinformando, deformando, engañando. También han estado las memorias de “Navajita”, está ese “engendro” que es “Yo, Ramfis”, un bodrio hijo de la búsqueda de autojustificación del desertor y criminal Luis José León Estévez, alias “Pechito”, gigoló y participante en la masacre de la “Hacienda María” en que Ramfis y sus agüizotes asesinaron a un grupo de héroes del 30 de Mayo encarcelados, acción que el entonces presidente de la República, Joaquín Balaguer, se negó a prevenir y evitar, pese a haber sido alertado oportunamente sobre dicho plan, y cuya sangre le salpica y de cuyo crimen es corresponsable en tanto presidente en el momento, y también porque fue informado del plan siniestro y no procedió a frustrarlo como era su deber.

Así que el problema no es con el libelo, sino con la difamación calumniosa sin aportar pruebas que respalden las acusaciones que contiene.

Recurrir a la ley, apoyarse en la ley, ampararse en la ley ¡es trujillismo, según el senador Nova! ¿Oh, y no es el senador Nova uno de los que “hacen las leyes”? Si hay una ley que penaliza la difamación y la injuria, ¿demandar que se aplique y se castigue el libelo y el pasquín injurioso es “hacer lo mismo que hacía” Trujillo? ¿Nos estamos volviendo locos? ¿Se pueden decir tantas sandeces y disparates sin pensar ni analizar lo que se dice, simplemente porque aquí se abre la boca y se desbarra sobre lo que sea, sin previamente sopesar con mesura lo que se emite?

El senador por Bahoruco, Manuel Paula, también incurre en el mismísimo error. Declara que “prohibir por sentencia la venta del libro no es una salida correcta, porque en un país democrático hay libertad de expresión”. Y la pregunta que se cae de la mata es, ¿señor Paula, esa libertad de expresión implica libertad de difamación, de calumniar sin pruebas, de injuriar y afectar honras y nombradías?

Si el señor Paula se anima, que aclare que en nombre de la “libertad de expresión” se deben permitir todo tipo de acusaciones infundadas, todo tipo de injurias, todo tipo de calumnias. Como tanto el señor Paula, el señor Nova y el señor Sánchez Roa son senadores, ¿Por qué no proponen eliminar la ley que penaliza la difamación e injuria? Porque si esa ley existe y está vigente, recurrir a ella, ampararse en ella, es actuar según normas civilizadas, correctas y legales. Decir que quienes proceden de tal manera están actuando empleando “métodos trujillistas y antidemocráticos” no sólo desdice de su inteligencia, capacidad de pensar y buen juicio, muestra un grado tal de torpeza, tal nivel de confusión mental y desorientación, una tal incompetencia que ahora sí, señores Sánchez Roa, Nova y Paula, hay que asustarse, porque la incapacidad de discernir, pensar con buen juicio y sopesar indica que si ustedes son el tipo de senadores que tenemos, no nos queda más que orar porque el Señor nos proteja de ustedes.

¿DESDE CUÁNDO CALUMNIAR Y DIFAMAR ES “DEBATIR IDEAS”?

La penosa confusión en que caen personas que no paran a meditar las cosas antes de hablar también afectó al amigo Rafael Pérez Modesto, vicepresidente de la Comisión de Efemérides Patrias. Según el Listín Diario, Pérez Modesto “criticó la sentencia, y la consideró totalmente ajena al espíritu de apertura, democracia y debate de las ideas que promueve el gobierno civilista del presidente Leonel Fernández”, porque ¿desde cuándo calumniar y difamar es “debatir ideas”?

Lo que la sentencia de la jueza Katia Gómez Germán penaliza y condena es la acción de calumniar, que está tipificada como delito y prohíbe que el instrumento de difamación: el libelo firmado (más que escrito), por Angelita Trujillo, cuyos talentos escriturales se derivan de aquellas obras “escritas” por la gran intelectual que fue María Martínez, como “Meditaciones morales” (y aquí el autor se cae al suelo riéndose a carcajadas), “pensadora profunda” (hay que leer los ditirambos que generaron sus “obras”) si las hay.

Así que el amigo Rafael Pérez Modesto tiene que entender que erró el tiro. La difamación y la calumnia son delitos penados por la ley dominicana. En nada hay ideas allí sino bajeza, mentiras cobardes, insanía y maldad. Las aberraciones que allí se dicen contra héroes como Luis Amiama Tió, víctimas de la tiranía como Segundo Imbert Brugal y contra el mismísimo René Román Fernández, Pupo, derivando hacia ellos la responsabilidad de crímenes inmundos ordenados por su padre, el monstruo Rafael L. Trujillo, sicópata y pedófilo redomado, son delitos. ¡Delitos, amigo Pérez Modesto! ¿Deben los delitos ser asumidos como “debates de ideas”? ¿Calumniar es para usted debatir ideas? ¿Desde cuándo?

Y tenga en cuenta que si usted es vicepresidente de una Comisión de Efemérides Patrias y existe ese “gobierno civilista” al que usted elogia es porque unas familias, que no fueron ni la suya, ni la mía ni la del presidente Fernández ni las de la mayoría de los funcionarios del presente gobierno pusieron la sangre, los muertos, los torturados, para que hoy usted pueda ser funcionario y el señor Fernández ser presidente. Como todos somos beneficiarios de un acto, el ajusticiamiento del monstruo el 30 de mayo de 1961, que ni usted, ni yo ni el señor Fernández ni nuestros familiares realizaron, sino otros, que pusieron la sangre, los muertos y tuvieron que crecer sin padres, hermanos, tíos asesinados cruentamente por los Trujillo tras el ajusticiamiento, ¿no sería un acto mínimo de decoroso agradecimiento el apoyar que las calumnias, las injurias y la difamación contra estas familias sin pruebas, sólo por odio y deseo de confundir y engañar, sean prohibidas por delictuosas, a menos que se aporten documentos incuestionables que respalden las afirmaciones e imputaciones que alegremente se difunden en el libelo?

EL COLMO DEL DISPARATE

Ahora, el colmo del disparate fue el del señor Mariano Mella, quien preside la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, y que se destapa pidiendo la derogación de la Ley 58-80 que prohíbe las actividades que promuevan el trujillismo. Según reseña la periodista Wanda Méndez del Listín Diario, edición del lunes 15 de noviembre, Pág. 2 A, el señor Mella “consideró que esa ley que data del 1962, constituye un retroceso”. Es decir, que el retroceso no es el trujillismo que según la legisladora Minou Tavárez está “vivito y coleando”; no, para el señor Mella el retroceso es la ley que nos protege de los sectores que activamente buscan organizarle un partido al heredero al trono, el parásito Ramfis Domínguez Trujillo que, por cierto, ¿de qué vive? ¿En dónde ha trabajado? ¿En qué se ha ganado la vida? ¿No habrá echado ese cuerpo manganzón que tiene de dineros robados al pueblo dominicano por su familia? ¿Ha pedido el señor Mella que ese dinero sea restituido a nuestro patrimonio?

Avergüenza que personas que debieran orientar a la sociedad sea focos de desorientación, confusión y maldición.

Asistimos a una trama orquestada para legalizar el trujillismo. Dentro de esa trama, en que participan ex –calieses, ex –torturadores, ex –asesinos, ex –lacayos y cortesanos de la Era criminal, amalgamados con lacras y personas de la peor catadura moral, vividores y oportunistas que sueñan que harían su agosto en una reinstalación de la tiranía, en una ignorancia de la suerte corrida por el pico de oro Rafael Estrella Ureña, al que Trujillo maltrató, encarceló, enjuició y vejó luego de que fuera quien le organizó la conspiración que llevó a Trujillo al poder; ese grupejo al que Juan Pablo Duarte denominó en su época el “bando parricida y traidor” busca organizar un partido trujillista, nucleado en torno al parásito hijo de Angelita, para destruir la escasa y precaria democracia, la limitada libertad que los dominicanos hemos disfrutado, gracias al sacrificio de los héroes del 30 de Mayo y de tantos que pagaron con sus vidas y con torturas la recuperación de las libertades públicas.

Pero ese trama en que hay funcionarios, legisladores, generales y ex-generales implicados, y que congrega toda la hez de nuestra sociedad para un fin inmundo y criminal: reinstalar una tiranía sanguinaria no es lo que llama la atención de ciertas personas; lo que les interesa es que la ley que limita y contiene al bando parricida y traidor se derogue. ¿Con quién estamos? ¿A quién le duele este país? ¿Quién se compadece de este infeliz pueblo que pagará con sangre, torturas, despojos, retroceso real y verdadero, violaciones, abusos, la conducta irresponsable de quienes se supone debieran alertarlo, orientarlo y defenderlo?

Hay demasiadas complicidades, demasiado apañamiento. Se peca por comisión, y también por omisión. Hay un destape trujillista interesante. Cada quien se quita la careta y se muestra impúdicamente. Hay que vivir para ver. Y habrá que adquirir toneladas de subsalicitato de bismuto, de antieméticos, para poder sobrellevar la náusea que ciertas inconductas, apandillamientos, cobardías y adscripciones van provocando en uno.