jueves, 21 de junio de 2012

LA APARIENCIA DE LA HAMBURGUESA ES LO DE MENOS


LA APARIENCIA DE LA HAMBURGUESA ES LO DE MENOS
McDonalds explica por qué las hamburguesas de sus anuncios se ve bien distinta a la que sirven en sus tiendas.
La publicidad vive en un territorio irreal: el de las aspiraciones, en fantasilandia.
Tirar fotos con apetite appeal, que despierten las ganas de darle un mordisco a la foto, es un arte. Otra cosa son las realidades de la cocina contra reloj.
Pero ese, la apariencia, es el problema menor.
Más importantes, pero sin que sobre ello se ponga el foco de la atención, son las terribles consecuencias de esa bomba que es una hamburguesa.
Un detonante de síndrome metabólico o síndrome X, precursor de enfermedades crónicas terribles.
Que fomenta la obesidad y la desnutrición.
Cargada de carnes llenas de esteroides y otros venenos.
Un producto dañino y maligno.
Que genera lucro en base a perjudicar a sus consumidores.
La discordancia entre las fotos retocadas con photoshop de las hamburguesas y ese pegote envuelto en papel que uno recibe en los mostradores es lo de menos.
McDonalds vende enfermedad, padecimiento, dolor, muerte.
Eso sí importa.
Y de eso no se habla.

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