lunes, 13 de agosto de 2012

OTRO DISPARATE DE VARGAS LLOSA: DEFENDER EL SADISMO CONTRA LOS TOROS


OTRO DISPARATE DE MARIO VARGAS LLOSA, DEFENDER EL SADISMO CONTRA LOS TOROS
La edad y las ganas de figurear y de caer en gracia, que hay de todo, afectan negativamente a Mario Vargas Llosa.
Defender y promover la tortura de los toros que se efectúa en las llamadas corridas de toro, rchazando que "quienes quisieran acabar con los toros, traten de privarnos de la fiesta a los que la amamos: un atropello a la libertad no menor que la censura de prensa, de libros y de ideas."
Impedir que los toros sean heridos, maltratados y muertos es, según Vargas Llosa, un atropello a la libertad no menor que la censura de prensa, de libros y de ideas, simplemente porque él ama de ese tipo de espectáculo degradante.
Ahí se evidencia que habla y escribe sin pensar.
El deprimente espectáculo de las corridas de toros, en que estos animales son atacados, heridos y luego muertos para excitar el deseo de sangre de la audiencia, entre ellos evidentemente el propio Vargas Llosa, es un acto infame.
Como buen sofista, que lo es, recurre a una falacia saca a colación la suerte de algunos caballos, despanzurrados por toros, y luego acusa a los que se oponen a la lidia de toros de estar atrapados por "el odio" que "obnubila la razón y estraga la sensibilidad."
No sólo el odio, señor Vargas, no sólo el odio.
¿Hay algo de sensibilidad en ver sufrir a una infeliz bestia para regocijo del señor Vargas Llosa? ¿En aguardar de manera morbosa que el toro encorne al torero? ¿En aquel acto ridículo de valentía inútil que es enfrentarse a una bestia? ¿En gozarse en el agonizar de un animal?
¿No es capaz Mario Vargas Llosa de someter a la crítica de la razón sus pasiones vulgares, las viejas tradiciones derivadas de nuestro atraso e ignorancia?
Y sigue en sus sofismas. Si se anulan las fiestas taurinas se provocaría una catástrofe. "Los aficionados amamos profundamente a los toros bravos y no queremos que se evaporen de la faz de la tierra, que es lo que ocurriría fatalmente si las corridas desaparecieran."
Ahora resulta que Mario Vargas Llosa está luchando porque no se extinga y desaparezca una especie: los toros bravos, que sólo existen porque existen las corridas.
Mas retorcimiento no puede haber.
Yo, que he admirado algunas posturas suyas, no tengo menos que sentirme avergonzado por el lastimoso espectáculo que nos brinda.
En particular, por su cobardía.
Le gusta ir a mirar a otros arriesgar el pellejo y exponerse por unos aplausos y un puñado de euros a que un toro los cornee.
Le gusta regocijarse en el acoso, tortura y muerte de una bestia.
¿Por qué no nos brinda un espectáculo mayor y entra él mismo al ruedo y se prueba frente al toro?
Tal vez eso le cure el ser baboso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario