martes, 21 de agosto de 2012

ALCALDE DE BOGOTÁ PROPONE CENTROS DE CONSUMO DE DROGAS "CONTROLADOS"



 
Si algo seduce a un político es la palabreja "control", porque un político, por idiosincracia (y por idiotez) es un enfermo en controlar, sobre todo los presupuestos públicos y las vidas ajenas.
Ahora el alcalde de Bobotá, excúsenme, Bogotá, muestra lo bobo que está al proponer al presidente Santos que autorice "centros de consumo de drogas, controlados" para que los adictos se den su pase bajo protección pública.
El alcalde bobotano, excúsenme, bogotano, no explica quién proporcionaría la droga. ¿La traería el tecato? ¿La supliría el Estado? ¿Sería vendida? ¿Sería regalada? ¿De dónde el Estado sacaría entonces la droga? ¿De las incautaciones? ¿Sería algo así como un Droguin Hood, que daría tumbes a los narcos para poner a consumir a los tecatos? ¿O el Estado supliría drogas cultivándolas y procesándolas, como plantea el simulador (porque viven presumiendo de pobre de solemnidad, aunque la mujer de él, senadora, gana un montón de plata), presidente de Uruguay, el mugidor Mujica?
El disparate mayor es una alcaldía dedicada, en vez de cumplir sus tareas municipales, a regentear casas para drogarse, con lo cual los magros fondos municipales se verían también esquilmados para sostener aquellos antros.
Si hay tanto afán, y el mismo presidente Santos ha dicho que está acorde, y hay poderosos intereses que así lo promueven, que despenalicen las drogas. Punto.
De ahí a que sea el Estado el que las proporcione, o establezca centros protegidos para que los tecatos vayan a drogarse, hay una distancia.
Definitivamente los narcóticos los van a legalizar. De eso no cabe duda.
La formación de opinión pública es intensa. Juanes anda por ahí enalteciendo a Mujica por su iniciativa marihuanera.
Aparecen dos o tres intelectuales mediáticos que teorizan sobre la conveniencia de eliminar el narcotráfico legalizándolo (lo que no entiendo es cómo desaparecería, cuando lo obvio es que se intensificaría). Hay una pléyade de ex-presidentes empecinados en convencernos de que "la guerra contra las drogas ha fracasado y lo que procede es eliminar las prohibiciones que pesan sobre ellas".
Y el colmo de los colmos es que ahora aparece un alcalde que aspira a dirigir una red de casas de consumo, como aquellos lugares que en China servían para que los opiómanos fueran a drogarse.
Cada vez veremos propuestas más absurdas. Se trata de acostumbrarnos a la idea.
Que lo hagan. ¿No tienen acaso el poder?

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