viernes, 30 de julio de 2010

UNA DE LAS OBRAS MAESTRAS DE LA NOVELA DEL SIGLO XX Y SU AUTOR


El viaje a los infiernos de Malcolm Lowry

Por Aquiles Julián

Malcolm Lowry es el ejemplo de un autor incapaz de lidiar consigo mismo que se embarca en una espiral de autodestrucción, en su caso, vía el alcohol.

Su muerte prematura, debida a una combinación de alcohol en exceso y a una sobredosis de antidepresivos, puso fin a una existencia atormentada.

Casado en 1934 con Jean Gabrial, actriz de Hollywood en decadencia que años después escribiría un testimonio de la turbulenta relación con Lowry: Inside the Volcano: My Life with Malcolm Lowry (2000), a quien conoce en Francia, Lowry la sigue a Nueva York, en donde empiezan los internamientos por su alcoholismo, y luego a Hollywood donde escribe guiones para el cine.

A finales del 1936 se mudan a Cuernavaca, México, en un intento frustrado de salvar el matrimonio. La relación se derrumba y en 1937 Gabriel abandona a Lowry y este se queda solo en Oaxaca. La depresión lo abruma y se hunde en un período de crisis alcohólicas que terminan por hacer que las autoridades mexicanas lo expulsen del país.

En 1939 se instala en Canadá y en 1940 contrae matrimonio con la actriz y escritora Margerie Bonner, se mudan a una cabaña en la playa cercana a Dollarton, en la Columbia Británica, y Lowry se concentra en escribir.

Allí nació Bajo el volcán (1947), su obra maestra. Reescrita en innumerables ocasiones, y salvada milagrosamente del fuego, accidentalmente provocado en una de esas borracheras aniquilantes en que Lowry se consumía, la novela tiene como intertextos principales La Divina Comedia, El Quijote, Fausto y el Ulises de Joyce.

Geoffrie Firmin, ex–cónsul británico en Quauhnahuac, México, experimenta un descenso a los infiernos en Día de Difuntos de 1938, viaje efusivamente aliñado con alcohol.

La novela es una muestra exquisita de esa polifonía textual, tal como la teorizó Mijail Batjin. El mismo Lowry dijo de ella:

Puede considerarse [Bajo el volcán] como una especie de sinfonía, o, en otro sentido, como una especie de ópera, y hasta como una película de vaqueros. Es música hot, un poema, una canción, una tragedia, una comedia, una farsa, etcétera. Es superficial, profunda, entretenida y aburrida, según el gusto del lector. Es una profecía, una advertencia política, un criptograma, una película cómica, unas palabras escritas en un muro. Puede considerarse también como una especie de máquina... En el caso de que usted piense que he hecho cualquier cosa menos una novela, es mejor que le diga que en el fondo mi intención era la de escribir, aunque sea yo quien tenga que decirlo, una novela profundamente seria. Pero también es, y lo sostengo, una obra de arte, en cierto modo distinta a lo que usted creía, y también mejor lograda, siempre de acuerdo con sus propias leyes".

La novela que narra las últimas horas del excónsul Firmin, en lucha con los fantasmas que pueblan su cerebro, reúne en sus páginas hallazgos relevantes de la novelística del siglo XX así como recursos típicamente cinematográficos (no olvidemos que Lowry fue guionista en Hollywood).

Al narrar la muerte del exfuncionario británico, perdidamente borracho, a manos de unos matones fascistas en un burdel, Lowry crea una metáfora de su época: un mundo que se desmorona, valores que sucumben, la violencia criminal de las ideologías totalitarias y la incapacidad de responder desde la sobriedad y la racionalidad, la crisis social de una sociedad sometida a fuerzas turbulentas y criminales, que echaban por la borda toda norma de convivencia, todo respeto, toda tolerancia.

Javier Memba, al escribir sobre Lowry, resaltó las líneas maestras de su novela, los grandes asuntos que Lowry exploraba en ella: “la búsqueda del más alto ideal humano en la degradación, los extraños lazos que unen a la gracia con la culpa y la representación mediante símbolos de la realidad más acuciante.

Esa búsqueda se narra en un tiempo específico: doce horas, y en doce capítulos, aunque el primer capítulo transcurre un año antes del tiempo de los once capítulos restantes.

El siglo XX, ese tiempo a la vez horrendo y portentoso, época en que emergieron las ideologías exterminadoras y totalitarias del fascismo, el nazismo y el comunismo, con su afán de someter los pueblos al dominio de un jefe todopoderoso: duce, en italiano; führer, en alemán; vozh, en ruso, y, a la vez, fue el tiempo de la victoria de la democracia y la economía de libre empresa en el mundo; de los derechos ciudadanos y las elecciones como medio de selección y remoción de los gobernantes, de la descolonización y de la educación, de la Internet y tantos prodigios: la aviación, la computadora, los viajes espaciales, la producción masiva, etc., ese siglo tan impresionante, martirizó y aniquiló física y espiritualmente a muchas personas, entre ellas, a talentosos artistas y escritores que fueron atrapados en los engranajes siniestros e inmisericordes de la época. Lowry fue uno de ellos. Su dipsomanía enfermiza lo llevó prematuramente a la muerte. Y nos legó esta metáfora de su época: el viaje al infierno de su tiempo de un alcohólico.

El libro en www.scribd.com

Si deseas bajar el libro vía www.scribd.com , simplemente clickea en el siguiente link: http://www.scribd.com/doc/35082185/LOWRY-MALCOLM-BAJO-EL-VOLCAN

No hay comentarios:

Publicar un comentario