JOSE DE LUNA
Estos juicios son subjetivos, no están basados en ninguna prueba. Son consideraciones suyas que, por supuesto, se le respetan. Tendrá usted sus razones para expresarlas.
Fidel ha demostrado toda su vida que no es un hombre de mandar: dirigió in situ todo la campaña guerrillera contra la dictadura de Batista, en la Sierra Maestra. Ese mismo Fidel estuvo presente en Bahía de Cochinos, en uno de los tantos intentos de los norteamericanos por detener esa poesía que es la revolución cubana.
RESPUESTA AL SEÑOR DE LUNA
Señor de Luna,
Suelo particularmente documentar mis opiniones en fuentes públicas. En este caso cite expresamente el libro de Brian Latell "Después de Fidel". Hay más de un libro que describen bien claro el estilo de dirección de Fidel, él no asume la acción frontal, dirige desde un segundo plano. Y eso sucedió desde el desastroso intento de asaltar el cuartel Moncada. Fidel no estuvo implicado directamente en la acción, la dirigió desde lejos.
Para usted la involución cubana es poesía, pero para quienes trabajan en los hoteles y, mientras los Castro cobran los salarios en euros les pagan a ellos en pesos cubanos de escasísimo poder de compra, para los médicos cuyo sueldo es de apenas seís euros al mes, para esos jóvenes que no quieren estudiar en la universidad porque la profesión no da para nada, para un pueblo cansado ya de mentiras y fantasías, que incluso hace huelgas de hambre hasta morir por derechos que usted y yo disfrutamos y vemos como naturales (incluso este de discrepar y disentir sin que ni usted me vaya a buscar para partirme el pescuezo ni yo a usted), para ellos esa dictadura militar, la única que queda en América Latina, no es poesía, es pesadilla.
En todo caso, como le expresé, mis opiniones las documento con referencias bibliográficas precisas. Son subjetivas porque siempre escogeremos qué creer. Y, al igual que usted, le acepto y respeto que discrepe de mí y opine lo contrario. Esa es la base de la democracia, que es el sistema menos imperfecto de todos los que los humanos hemos inventado.
Bendiciones para usted, señor de Luna y espero que me siga honrando con sus opiniones. Siempre serán bienvenidas.
Aquiles Julián
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