LAS
PROPUESTAS DE STEVE FORBES
Steve
Forbes, el propietario de la prestigiosa revista de finanzas y negocios Forbes,
estuvo por estos lares e hizo algunas recomendaciones, todas sensatas.
Llamó a
privatizar la electricidad y a reducir los impuestos.
Por
igual, que el Estado destrabe los obstáculos que desalientan que los ciudadanos
emprendan negocios y facilite la iniciativa y la libre empresa.
El
problema es que la burocracia vive exactamente de lo opuesto.
El
servicio eléctrico ha producido decenas de multimillonarios a costillas del
Estado dominicano y de los ciudadanos, que hemos sido más que borregos.
La
adquisición de plantas obsoletas, compradas a precios exorbitantes,
negociaciones fraudulentas, sobreprecio de materias primas, acuerdos leoninos y
otras lindezas por el estilo han proliferado en todos los gobiernos.
Reformistas,
perredeístas y peledeístas ¿en qué se han diferenciado? Bueno, sólo en una
cosa. La vieja excusa de Julio Sauri de que las chichiguas (papalotes) causaban
los apagones.
Todos,
los tres partidos, se amalgamaron y conspiraron para lucrar estafando al pueblo
dominicano. Peor aún, hundiéndolo en una pesadilla.
Busquen
a los que negociaron aquel abusivo y leonino contrato con la Cogentrix y
encontrarán a perredeístas, reformistas y peledeístas entrelazados.
Por eso
nunca fueron sometidos al escarnio público. Ni siquiera sus nombres se ventilan
como traidores a la patria.
¿Van
los que lucran de la situación a resolverla en su propio perjuicio? ¿Qué es
importa a ellos el país? Apenas somos pasto para su voracidad y cuerpos sobre
los que descargar la patada artera.
La
invención de las “distribuidoras”, en vez de transparentar las cosas, las ha
empeorado.
Y, como
siempre, con un costo de subsidio altísimo, con botellas, botellones y garrafas
ineptas que cobran en varias nóminas, con todo tipo de vagabunderías para pagar
apoyos y saquear al país.
Vivimos
en una situación en que todo el mundo tiene su propia CDE si quiere arañar algo
de vida civilizada: su inversor, su planta propia. Un drenaje de recursos
extraordinario.
El
gusto por sobrecargar de impuestos a la población y de saquear los ingresos de
la gente es particularmente característico de los burrócratas públicos.
Todo lo
que uno compra o hace paga nóminas estrafalarias, nominillas, gastos de
representación, queridas, rumbas, estilos de vida extravagantes y una
prosperidad al vapor que lleva de mendigo a millonario en meses.
¿Cree
Forbes en verdad que los que han montado el aparato de desvalijar a los que
producen y trabajan, lo van a desmontar para propiciar la productividad y la
iniciativa?
Aquí
los inspectores y recaudadores requieren leyes capciosas y normas abusivas para
poder esquilmar a los negocios sobre la base de que “te arreglo el asunto”.
Quien se niegue a sobornar, le aplican “la pesada”.
Y bien
se sabe que el dinero de una coima sube, sube, sube.
Y ese
es precisamente el caso de enmarañar y dificultar la iniciativa: obliga a pagar
para agilizar, aprobar y encaminar cualquier papeleo, cualquier trámite.
Tenemos
una burrocracia parásita, inepta, corrupta y creyente en que hay que “hacerse”
y “buscársela”.
Para
eso se caravaneó, se voceó, se insultó al oponente, se sudó, se agredió y, en
ocasiones, se tiroteó y se mató al contrario.
No es
un puesto de servicio público, es una patente de corso para depredar al Estado
y chantajear al ciudadano.
Para
enriquecerse a corto plazo.
No sé,
entonces, cómo piensa Steve Forbes que sus recomendaciones pudieran
implementarse.
¿No se
habrá equivocado de país cuando las hizo?
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