FORMAR
EMPRENDEDORES EN LA ESCUELA, NO EMPLEADOS. EL RETO DE NUESTRA EDUCACIÓN
Leo en
el ABC de España que una treintena de empresas españolas se propone fomentar en
los niños el espíritu emprendedor. Y para ello van a subsidiar una serie de
iniciativas.
Muy
positiva esa noticia.
Hay que
transformar en su modelo, propósito, estrategias, recursos, técnicas y
orientación la educación.
La
escuela, y la educación pública, son un resultado de la revolución industrial
del siglo XVII.
Fue ese
portentoso fenómeno, el más importante ocurrido en la humanidad en toda su
historia, que desplazó progresivamente el eje de la economía de los campos a
las ciudades.
Fue el
nacimiento como actor social relevante del burgués, del ciudadano; es decir, de
los que vivían en ciudades o burgos, a diferencia de los campesinos y siervos
que languidecían en los campos a expensas de las arbitrariedades y abusos de
los grandes terratenientes.
Los que
profesan aficción por el enfoque marxano (de Carlos Marx, aclaro), han
satanizado el término "burgués" al grado que los burgueses (todos los
que vivimos en ciudades o burgos) lo creemos un insulto, algo despectivo.
De
hecho, lo han circunscrito a los dueños de fábricas y grandes comercios. Pero
burgués lo único que significa, en su etimología, es habitante de un burgos o
ciudad.
La
revolución industrial y el predominio político y económico de la ciudad sobre
el campo, provocó la emigración progresiva de campesinos a las ciudades, tras
la promesa de un salario y escapar a la ferocidad y el latrocinio de hacendados
y capataces.
Esos
campesinos formaron, alrededor de las ciudades, cinturones de miseria, barrios
insalubres. Y carecían de educación formal para ser entrenados y habilitados
para producir en las grandes plantas de manufactura.
Los
industriales, en un momento en que crecía la demanda de bienes manufacturados y
se abrían mercados a las buenas o a bombazos, requerían operarios calificados.
Y eso presionó para que los Estados instituyeran la educación pública obligatoria.
Así
nacieron las escuelas.
Así
también nacieron dos instituciones, hoy en crisis: los empleos y los sueldos.
Durante
décadas, la función del sistema escolar y universitario fue proporcionar
profesionales calificados a la industria y a la sociedad, eran factorías de
empleados.
Hoy no
hay empleos.
Las
universidades gradúan desempleados.
Y por
más que inventen postgrados, maestrías, doctorados y certificaciones para
reciclar esa masa de titulados desempleados, a los que se promete que se
aumentan su cualificación eso les ayudará a encontrar un puesto de trabajo, la
realidad es que las empresas hoy aplican recursos como el downsizing, la
tercerización, el outsourcing, la subcontratación y otros medios semejantes
para reducir su plantilla laboral y huir de demandas y cargas fiscales.
El
camino, entonces, es desarrollar no empleados, sino emprendedores que agreguen
valor relevante y generen clientela y negocio.
La
educación dominicana, la educación mundial tiene que replantearse en función de
nuevas prioridades y un nuevo contenido.
Enseñar
a los estudiantes a pensar y discernir, a conceptualizar y evaluar, a la toma
de decisión documentada.
Enseñar
valores de tolerancia, aceptación, manejo de la frustración, resilencia,
respeto, solidaridad, compasión y perseverancia, orientados a la sana
convivencia con otros.
Enseñar
destrezas, habilidades y competencias centradas en los propios talentos, para
añadir valor relevante y construir diferenciación y preferencia.
Enseñar
los elementos claves de la cultura formal: a escribir, a leer, las funciones
matemáticas, el análisis lógico y los conocimientos generales sobre la
naturaleza y la sociedad, la historia y la cultura.
Enseñar
a arriesgarse, a crear, a pensar distinto, a encontrar soluciones no
convencionales, a aprender del error.
Y
enseñar a producir, a dirigir personas y a coordinar esfuerzos, a trabajar por
meta y a evaluar por rendimiento, la disciplina y el esfuerzo sostenido tras un
resultado.
Tenemos
que formar nuevos ciudadanos, sin una visión parásita ni dependiente.
Y todo
esto, formando personas que sepan manejarse digitalmente y que, por lo menos,
dominen el inglés como segunda lengua.
Si no
asumimos un cambio de la educación nacional hacia donde señalé, estaremos
frustrándoles la vida a miles de jóvenes que se preparan para carreras que no
tienen espacio ni demanda en nuestro país.
Sólo en
la UASD hay más de 7,000 estudiantes de periodismo (comunicación social) ¿para
trabajar en cuáles periódicos?
Ese
dato debe alarmarnos y hacernos ver la estupidez del actual modelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario