LA FALSA IMPARCIALIDAD FRENTE AL CASTRISMO
Hay un
error en querer aparentar imparcialidad, pues precisamente todo ha sido
organizado por el Aparato del Espionaje Cubano para facilitar dañar la imagen
de quienes les adversan. Por ejemplo, Arístides Sánchez habla de "informes
de los organismos internacionales que por décadas han certificado" sobre
la educación y y la salud. Ahora, ¿ignora Arístides que esos
"organismos" simplemente aceptan los informes que los empleados de
los Castro proporcionan de acuerdo a los objetivos de la tiranía? Tengo amigos en
Cuba y amigos cubanos y dominicanos que fueron a Cuba (yo mismo estuve allí) y
la realidad es otra. ¿Educación? ¿Conocen los niños cubanos las computadoras y
la Internet? Sin eso, no hay educación posible, pero además, la información que
manejan está mediada por las mentiras de la ideología marxana que profesan. No
conocen otra campana. No tienen idea de la democracia ni de la pluralidad de
ideas. En Cuba no hay fármacos ni equipos en los hospitales. Sólo hay
hospitales de lujo para el turismo de salud y para los altos cargos. Aquí
cualquier pobre que busque el dinero o tenga el seguro va a Cedimat o a la
Plaza de la Salud, porque aquí lo que hay es que producir dinero, y a nadie le
quitan ese derecho. Cualquiera puede trabajar (lo que no significa ser empleado).
En Cuba uno está forzado a trabajar para el gobierno y a vivir en una situación
más que vergonzosa. Y a mentir para salvarle la cara a la tiranía. No hay
independencia. No hay integridad. No hay autorrespeto. Sólo hay servilismo,
como aquí cuando el trujillismo. Empleados públicos de los Castro. Punto. La
epidemia de cólera, repito, la informó Granma. Dijeron tres muertes, y en El
Nuevo Herald, que tienen cubanos que viven en la isla y con parientes en Miami,
dijeron unos 15 decesos, no decenas como Melvyn dice que dijeron. Y leo ese
periódico a diario, igual que 4 de España, 1 de Colombia, 3 de Uruguay y 2 de
Argentina, entre otros. Nadie ha hablado de decenas de muertos, pero, ya
sabemos, la hipérbole es una enfermedad latina, nos gusta exagerar.
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