lunes, 30 de mayo de 2011

LAS INSUFICIENCIAS DE NUESTRA DEMOCRACIA Y LA REIVINDICACIÓN DEL TRUJILLISMO, Y SUS RESPONSABLES


Las insuficiencias de nuestra democracia y la reivindicación del trujillismo, y sus responsables

Por Aquiles Julián

Desde aquí podremos transmitir a todas las generaciones todo el sacrificio, toda la heroicidad de quienes lucharon para que en la República Dominicana exista libertad, democracia, independencia y justicia social”.

Leonel Fernández Presidente constitucional de la Rep. Dominicana

Acto inauguración Museo de la Resistencia.

Un artero movimiento en pinzas, desde un supuesto radicalismo de boca e izquierdismo trasnochado, en el fondo trujillismo vergonzante, como veremos; y por el otro, desde la desvergonzada reivindicación del nefasto régimen que encabeza la hija del tirano y su pareja, se pone en evidencia, para echar lodo y calumniar a los héroes del 30 de Mayo con motivo del quincuagésimo aniversario de la única acción heroica que logró su meta en todo el siglo XX dominicano.

¿Cuál es el propósito velado de toda la estrategia? Lograr instalar en el país una “fundación cultural” que sirva para estructurar un partido político trujillista y postular a Luis José Ramfis Domínguez Trujillo, alias “Ramfito”, su hijo, como candidato, aprovechando la ignorancia, confusión, desinformación y carencias formativas de la población, y reiniciar la tiranía, capitalizando cierta tendencia antidemocrática y pro gobiernos autoritarios que prevalece en América Latina.

Así, tanto los trujillistas como los falsos “radicales izquierdizantes” echan pestes de nuestra maltrecha democracia, de sus lacras, insuficiencias, permisividades, impunidades y limitaciones. Lo que no dicen es que si nuestra pobre democracia es tal, no se debe a los héroes del 30 de Mayo, sino a ellos, a los trujillistas que recuperaron el control del poder en 1966 y a los sectores supuestamente liberales y de izquierdas que se aliaron con ellos en 1961 y 1964-65, y que empezaron a denostar la democracia como régimen de gobierno y a vindicar la dictadura, enalteciéndola como el tipo de gobierno mejor para este país. ¿Qué gran diferencia tendría el apellido que le pongan a la dictadura? ¡Era dictadura! Sea trujillista, del “proletariado” o con “respaldo popular”.

Ante los actos de este quincuagésimo aniversario de la gesta heroica que nos libró del malhechor ensorbecido, han emprendido una renovada alianza antipatriótica, antinacional y desvergonzada, para elevar el nivel de ruido y confusión, de manera que la conciencia ingenua del dominicano sea sorprendida por falsedades que arrojen dudas y provoquen desconfianza sobre su historia reciente, doren y magnifiquen la tiranía mostrándola como un “tiempo mejor” donde sólo los que se oponían a Trujillo sufrían las consecuencias de enfrentar al poder, pero en la que el pueblo dominicano “progresó” y “vivía mejor” (mentiras de un descaro total), y provoquen suspicacias y recelos sobre la conducta y la acción viril de los héroes del 30 de Mayo, a los que se intenta desacreditar por todos los medios posibles.

¿POR QUÉ TIENE TANTAS LIMITACIONES NUESTRA DEMOCRACIA?

¿A qué se debe que, 50 años después de la muerte de Trujillo, nuestra democracia tenga tantos rasgos autoritarios, prevalezca tanta concentración de poder en el Ejecutivo, las instituciones sean más formales que reales, la Constitución siga siendo “un pedazo de papel”, la impunidad y la corrupción permanezcan intocadas, y la justicia sea un mercado en que jueces y fiscales se lucran de manera descarada y el dinero opere como el real código penal o civil, y no las leyes?

Tanto trujillistas como estos seudo radicales izquierdófilos (y reales trujillistas vergonzantes), suelen echar pestes de nuestra endeble democracia, a la que acusan de todos los males y todas las maldades habidas y por haber. Y tras toda esa campaña contra nuestros magros avances se esconde un propósito que los une: desacreditar la democracia para enaltecer… ¡la dictadura!

Ciertamente, tenemos muchas insuficiencias, lacras y deformaciones. Ahora, pregúntese, ¿debido a qué? ¿Quiénes son los responsables de que no hayamos avanzado? ¡Oh, pues los trujillistas y los sectores supuestamente liberales y de izquierdas que se aliaron a ellos! Son los reales responsables del mamotreto de democracia que todavía exhibimos y lo crearon para poder desacreditarlo a gusto y provocar que la náusea que ciertas prácticas deleznables que todavía se cometen con total impunidad y descaro lleven a los cándidos dominicanos, que son la mayoría, a darle espacio a la reinstauración de la tiranía.

Desde el equivocado pacto de Juan Bosch y Balaguer en el Waldorf Astoria de Nueva York en 1961 por el cual el PRD recibiría el apoyo de los remanentes del Partido Dominicano, único partido que existía totalmente estructurado en el país, a cambio de impunidad (política de “borrón y cuenta nueva”), los sectores que se han presentado una y otra vez como liberales y prodemocracia y de tendencia izquierdizante, han en realidad legitimado y servido al peor de los enemigos de este país: el trujillismo.

A los dirigentes y miembros del Partido Dominicano se les informó, comunidad por comunidad, que serían perseguidos, desconsiderados, humillados, arrestados y despojados si la Unión Cívica Dominicana, entidad que agrupaba a las fuerzas sociales que habían descabezado la dictadura ganaba las elecciones del 1962, primeras elecciones libres en nuestro país, tras 31 años de dictadura.

Ese hecho, la alianza entre Bosch y Balaguer en 1961, produjo una aberración: que la muerte de Trujillo no trajera aparejada la desaparición del trujillismo.

Los trujillistas se inscribieron en masa en el PRD, entelequia que existía sólo de manera formal en el exilio, pues su negación a participar en la gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo lo había aislado y desacreditado. Eso explica por qué un partido que eran una siglas sin militancia (¿pregúntese cuántos perredeístas arribaron al país, fuera de Ángel Miolán, Ramón Castillo, Nicolás y Lucy de Silfa y Juan Bosch, y verá que el llamado PRD no era más que una entelequia que no llenaba un cuarto? ¿Cómo entonces ganó las elecciones de diciembre del 1962? ¡Oh, y con los votos del Partido Dominicano y los trujillistas! ¿No lo sabía usted? Pues entérese), al proponer la errónea táctica (útil a corto plazo, inmoral y dañina a largo plazo, como demostró ser) del “Borrón y cuenta nueva” que amnistiaba al trujillismo y a los trujillistas, se impuso electoralmente.

Calieses, esbirros, personeros de los que hostigaron a la Iglesia Católica a finales de la dictadura (lo que explica las reservas que la jerarquía católica tuvo frente al PRD y no el “consevadurismo” como han querido pintarlo), ex empleados de Johnny Abbes García en Radio Caribe como Euclides Gutiérrez Félix, ex diputados y senadores trujillistas, ex alcaldes y figuras del trujillismo local como los Sánchez Barets de Cotuí, hijos y parientes de connotados trujillistas como Ivelisse Prats Ramírez, la hija del esbirro Francisco Prats, entraron por montones a blanquear con el “cloro revolucionario” del PRD su pasado de colaboración activa con el régimen depuesto.

Al legitimar el trujillismo y exonerarlo de culpas, y limitar el trujillismo a Trujillo, sosteniendo que muerto Trujillo el trujillismo había acabado, se le dio un respiro a las estructuras políticas y sociales que servían de sostén al régimen que terminó por ser mortal para nuestra incipiente democracia. De ahí sus insuficiencias y la permanencia de prácticas y añagazas trujillistas que perviven 50 años después de muerto el tirano.

LA ALIANZA PARA DESACREDITAR LA DEMOCRACIA

¿Qué hicieron posteriormente los sectores formalmente de izquierda y los sectores supuestamente liberales? La emprendieron contra la democracia como modelo político y social, desacreditándola ferozmente y promoviendo como lo que debía ser la aspiración de este país que se instaurara… ¡una dictadura!

Se predicó por ciudades y campos que la democracia no servía, que no funcionaba, que no era lo que los dominicanos tenían que valorar, defender y perfeccionar. Se vindicó el gobierno de fuerza, el aplastamiento de toda disidencia o discrepancia, el imponerse a las malas, por la fuerza, el culto al fusil (porque “el poder viene del fusil” como se voceaba en la UASD y en los liceos públicos), y se llamó a los dominicanos a reinstaurar en el país una dictadura a la que se le daba apellido: “del proletariado”, “con respaldo popular”, “revolucionaria”, “de nuevo tipo”, etc. Y en eso, de nuevo, coincidieron con los intereses estratégicos de los trujillistas.

¿Cómo podía mejorar nuestra democracia si se le descartaba como modelo? ¿Quién la iba a defender si todas las fuerzas existentes en el país con cierta significación la menospreciaban y la consideraban inútil o innecesaria, considerando que lo que el país precisaba era instalar de nuevo una dictadura?

Ese fue el pecado en que todos incurrimos. Y el que nos hace responsables a todos los que sobrevivimos estos últimos 50 años de existencia republicana de que el trujillismo perviva como una amenaza para el país.

Y ahora mismo, disfrazado como radicalismo izquierdizante, enumerando las lacras y deficiencias que lastran nuestra democracia más formal que real, vemos cómo siguen en un ejercicio de trujillismo vergonzante haciendo causa común con los desembozados partidarios de reinstalar en el país el régimen de terror y oprobio del que el valor temerario y la determinación heroica de los héroes del 30 de Mayo nos libró.

¿USTED CREE QUE LA VERDAD DE LA GUERRA DE ABRIL SE CONOCE?

Voy a aventurar ahora una hipótesis que sospecho tiene fuertes posibilidades de ser verdad y que es probable que permanezca conveniente en la sombra: la real razón de que una buena parte de los militares que hoy pasan por “constitucionalistas” y “partidarios del retorno al poder de Juan Bosch” al poder se involucraran en la conspiración contra el “triunvirato” en 1964.

La revuelta militar y la guerra civil desatada en abril de 1965 ha sido mitificada y manipulada a conveniencia tanto por el PRD y las “izquierdas” a un grado tal que han escamoteado y estafado a este país la verdad de ese hecho histórico.

Se sabe que hubo un sector militar, encabezado por el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, que hizo el compromiso de retornar al poder a Bosch. Y que hubo otro grupo, el llamado Grupo de San Cristóbal uno de cuyos líderes lo era el coronel Neit Rafael Nivar Seijas, partidario de la deposición del Triunvirato y la convocatoria a elecciones libres, pues tenía compromisos políticos con la candidatura del Dr. Joaquín Balaguer. Y aquí va mi hipótesis: hubo un tercer sector militar, que respondía a las órdenes de Ramfis Trujillo, comprometido en un plan inicuo de restaurar la dictadura trujillista y traer de nuevo al país al hijo mayor del dictador. Este sector se encubrió bajo el ropaje conveniente de los otros dos, pero tenía su agenda oculta. Y en particular creo que a este sector es que pertenecían Francis Caamaño (que partidario de Bosch no era en nada), Manuel Ramón Montes Arache (que cumplió para Ramfis una tarea inmunda: mandar a asesinar al héroe nacional Ángel Severo Cabral en 1965), Hernando Ramírez y otros.

Lavados por el “cloro revolucionario” del PRD y las izquierdas, estos militares trujillistas en forma alguna, llevados al nivel de “héroes nacionales”, no van a clarificar su posible papel en pro de la restauración del trujillismo en aquella conjura. Sin embargo, ¿podía Francis Caamaño ser partidario del retorno de Bosch al poder, cuando pidió en 1963 que “le dejaran al Ovejo para él tirarlo al mar”? El incidente en que Bosch dijo que él nunca se sentaría a la mesa a cenar con el hijo de Fausto Caamaño y en que Caamaño, irritado, pidió que le entregaran a Bosch para tirarlo por la borda de la goleta en que lo extrañaban del país estaba lo suficientemente fresco como para que Francis Caamaño cambiara sus simpatías y pusiera en riesgo su rango militar y su familia. Él tenía que tener otras motivaciones: su trujillismo (fue ayudante militar de Trujillo, un puesto altamente comprometer y era hijo del único secretario de las fuerzas armadas que no fue miembro de la familia Trujillo en los 31 años de la Era infame), tiene mayor posibilidad de ser. De una posición mimada, como hijo de Fausto Caamaño, ahora estaba en malas. El retorno de Ramfis aprovechando la destitución del Triunvirato sí podía motivarlo.

La conducta de Montes Arache revela claramente cuál era su compromiso. No sólo su pasado: fue de los implicados del atentado terrorista contra Rómulo Betancourt; tras el final de la guerra de abril fue la eminencia gris tras la turba que asaltó la residencia de la familia Cabral en Ciudad Nueva y el sufragante de los autores del asesinato del héroe del 30 de Mayo Ángel Severo Cabral, cumpliendo un pedido de Ramfis Trujillo de que se diera muerte a todos los que complotaron para matar a su padre.

Y posteriormente, estuvo implicado en la conjura que se montó para dar un golpe de estado (¿revolucionario?) a Joaquín Balaguer y reponer en el poder a Ramfis Trujillo, complot en que muchos militares “constitucionalistas” hicieron causa común con militares que lucharon en el bando del “gobierno de reconstrucción nacional”. Sólo el conveniente accidente en que perdió la vida Ramfis Trujillo (y que tengo la sospecha de que fue provocado, pues no es verdad que a los norteamericanos, avisados como estaban de la conjura, iban a permitir que un grupo de nostálgicos de la tiranía armaran otro rebú y desestabilizaran el país, sobre todo sabiendo, como sabían, las actitudes antinorteamericanas de Ramfis), hizo a Montes Arache desistir de su intención. Y la foto del supuesto “constitucionalista” en el sepelio de su líder real, Ramfis Trujillo, está ahí, para que nadie se llame a engaño.

Y por último, la carta de Hernando Ramírez a Ramfis Trujillo que aparece publicada en el libro de los archivos de Ramfis Trujillo entregados a Rodríguez Demorizi que editó el historiador y economista Bernardo Vega, deja bien claro que el cabecilla de la conjura militar no era un partidario del retorno de Bosch al poder sino un servil instrumento de las aspiraciones de recuperar el poder que exhibió poco después Ramfis Trujillo, animado por sus partidarios en las fuerzas armadas que le instaban a ello.

Ahí está mi hipótesis y algunos de los hechos en que se fundamenta. ¿Podrá ser probada? Lo dudo. Hay demasiados intereses envueltos. He públicamente y en persona reclamado a mi amigo, el poeta y político Tony Raful, que tiene una serie de datos sobre la conjura para dar un golpe de estado (¿revolucionario?) a Balaguer y reponer a Ramfis Trujillo, que los haga público. Pero eso, sin dudas, le crearía más de una dificultad en el PRD, partido que vive de mitos y mentiras. Así que creo que todo permanecerá convenientemente callado. Así es que se construye la “historia a la carta” que padecemos los dominicanos.

¿DÓNDE ESTOS RADICALES ANTIDEMOCRÁTICOS REVELAN SU TRUJILLISMO REAL?

Ya establecí que la prueba ácida, lo que deslinda a trujillistas vergonzantes o a las claras, de los que sostenemos en algo la bandera de la democracia y el honor legados por los héroes del 30 de Mayo es, precisamente, su valoración de la única acción histórica exitosa de carácter patriótico, la más importante y significativa, del siglo XX dominicano y de sus ejecutores.

Ramfis, Angelita y los Trujillo no sólo han pretendido eliminar físicamente a los que se conjuraron para eliminar a Trujillo (y el atentado contra el general Antonio Imbert Barrera en 1967 es, junto al asesinato de Ángel Severo Cabral, “Plutarco”, demostraciones de este plan criminal), también y, sobre todo, han urdido una estrategia de desinformación, calumnias, incriminaciones, acusaciones y una sórdida malla de infamias para enlodar sus figuras, retorcer sus motivaciones, empañar su acción y deslustrar su heroísmo.

Y a ese plan antinacional y antipatriótico se suman una serie de personajillos sin mérito ni moral, que atacan desde “el radicalismo izquierdizante” a los héroes del 30 de Mayo, en una operación de pinzas para hacer el ruido suficiente como para que el ejemplo de ellos en este quincuagésimo aniversario de la gesta heroica no prenda en la conciencia y el corazón de los dominicanos.

Todavía es todavía, y algunos implicados en la trama contra Trujillo prefieren mantener el anonimato, sabedores de que los Trujillo mantienen sectores incluso en las mismas Fuerzas Armadas del presente que sueñan con su retorno. ¿Acaso el presidente anterior no levantó a Angelita y a su esposo el impedimento de entrada y no le hizo una fiesta en la Base Aérea de San Isidro en que la orquesta de la aviación le tocaba a la hija del tirano los temas musicales trujillistas, violando el entonces presidente de forma descarada la ley 58-80, la Constitución de la República, ese pedazo de papel que una y otra vez ultrajó con sus prácticas autoritarias, y afrentando a tantas víctimas de los crímenes de la Era infame? Y no dudemos que los Trujillo aspiren a que una posible vuelta de “Papá” les premie con la derogación de la ley 58-80 y les dé carta blanca para sus planes de operar como partido político organizado en el país.

Sumarse de forma alegre a la campaña sucia contra los héroes del 30 de Mayo, haciendo causa común con Angelita Trujillo y su banda los desenmascara.

No sólo amplifican mentiras y calumnias contra los héroes del 30 de Mayo, también amplifican el mito del “período de mayor esplendor que jamás haya conocido la historia de la república”, ¿juicio valorativo basado en qué? ¡En el libelo trujillista de Angelita!

Cuando estudié Programación Neuro-Lingüística, PNL, una de las cosas que aprendí fue que ese tipo de juicio partía de la eliminación del referente comparativo, así que es conveniente desafiarlo: ¿período de mayor esplendor con respecto a cuál otro? Se trata de un mito mal disimulado, basado en que la mayoría de los dominicanos ni siquiera han conocido aquellos tiempos infames y cualquier mentira dicha puede pasar por verdad.

No es contra el pasado ni contra el futuro contra el cual debemos contrastar ese período, sino contra el mismo período en un país muy similar al nuestro, así que escojo a la Cuba precastrista. Y ahí se muestra, sin dudas, el formidable retroceso que significó el trujillismo para el país.

Mientras Cuba desarrollaba un empresariado nacional, aquí se descabezó toda posibilidad de tener uno. Mientras Cuba desarrollaba instituciones modernas, aquí se creaban mamotretos formales sin contenido, pues la voluntad omnipotente del tirano y su familia era la única institución, la única ley y el único derecho real. Mientras Cuba desarrolló una clase media pujante, aquí Trujillo y sus secuaces acogotaban al país.

El gusto por el fascismo y su parafernalia que es típica de los partidarios del totalitarismo, sea estalinista o pronazi, hace que los desfiles, los monumentos y edificaciones, los obeliscos y aquellas industrias montadas sobre el monopolio y leyes que les fabricaban un mercado por la fuerza al tirano (por ejemplo, montar una fábrica de pintura y lanzar una ley que obligaba so penalización de no hacerlo, a pintar el frente de las viviendas), sean vistos como pruebas de progreso. ¿En qué el obelisco o el Monumento a la Paz es prueba de progreso? ¿En qué lo es la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, aquella teatralización en que el tirano quiso halagar a su hija haciéndola sentir una Isabel II cualquiera, luego de su retorno de la coronación de la reina británica?

La total carencia de criterio de qué es lo que significa el desarrollo y el progreso de un país hace que se repita la atroz mentira del progreso bajo Trujillo. ¿Qué hubo obras públicas? ¿Oh, y acaso este no era el corral del tirano, su finca, su propiedad? ¿Qué pretendían, que en 31 años no hicieran ni una letrina?

A 50 AÑOS DE LA GESTA HEROICA UNA AMENAZA Y UNA TAREA PENDIENTE

Que todavía haya actores implicados en la trama del 30 de Mayo que prefieran el anonimato, como hizo ver el Dr. Eduardo Díaz, presidente de la Fundación 30 de Mayo en el conversatorio que se realizó en FUNGLODE el pasado jueves 26 de mayo, con la presencia del Señor Presidente de la República, no deja de alertarnos de los peligros que todavía persisten para nuestra frágil democracia.

El retorno de los servidores de Trujillo al poder en 1966, con el triunfo de Joaquín Balaguer, al que financiaron significó una involución del proceso democrático, una mediatización que caricaturizó la democracia naciente y la lastró con las viejas prácticas antidemocráticas de la tiranía.

No menos daño recibió la democracia de los errores cometidos por el principal líder de oposición, el escritor Juan Bosch, quien inició una feroz campaña contra la democracia y las elecciones, tildadas de “mataderos”, proclamando que el país lo que necesitaba era ¡una dictadura “con respaldo popular”! Ya supongo la risotada que tal disparate le provocó al entonces presidente Balaguer: ¡Juan Bosch promoviendo una dictadura en un país que recién se había librado de una bien larga, de 31 terribles años de duración!

Las izquierdas marxanas, por otro lado, denunciaban a la democracia y abjuraban de ella, proclamando la inutilidad de las elecciones (“¡Los electoreros son traidores!”), y promoviendo que este país lo que necesitaba era ¡una dictadura “del proletariado”!

La pervivencia de prácticas y esquemas culturales y políticos trujillistas hace que nos quede la tarea pendiente de liquidar el trujillismo de una vez por toda.

Hemos fracasado, quienes sobrevivimos a los héroes del 30 de Mayo en esa impostergable tarea, en esa responsabilidad que nos legaron. El mismísimo presidente de la República actual decía anoche, en el acto de inauguración del Museo de la Resistencia en la Arzobispo Nouel, evento al que tuve la cortesía de ser invitado por la Federación de Fundaciones Patrióticas a instancia de mi querido amigo Nelson Báez, hijo del héroe del 30 de Mayo Miguel Ángel Báez Díaz, que “todavía existen carencias que ameritan cambios y reformas” (Listín Diario, lunes 30 de mayo del 2011, Pág. 4A).

La alianza que en los hechos muestran los supuestos “radicales antisistema” con las huestes del trujillismo que encabeza Angelita Trujillo indica claramente que la amenaza del trujillismo es una realidad de la que no debemos descuidarnos.

Hay que educar a nuestra población, hay que asumir la responsabilidad de perfeccionar y profundizar nuestra democracia, destrujillizarla; hay que responsabilizarse del legado recibido y sellado con su sangre generosa y sus vidas, de los héroes del 30 de Mayo.

Y hay que cerrarle el paso al trujillismo, se declare de forma desembozada o nos llegue de manera taimada y vergonzante, disfrazado de crítica radical y “antisistema”.

Porque, como dijo el presidente Fernández anoche, tenemos actuar, los buenos dominicanos, para que se eleve y concretice “la sensibilidad y el compromiso para que jamás se repita en la República Dominicana la tiranía, la opresión y la dictadura”, y yo añado ni trujillista, ni del “proletariado”, ni “con respaldo popular” o cualquier otro apellido con el que quiera disfrazarse.

jueves, 26 de mayo de 2011

MÁS INFAMIAS ADICIONALES DE ANGELITA TRUJILLO


Más infamias adicionales de Angelita Trujillo

Por Aquiles Julián

“Los dominicanos tenemos una gran deuda de gratitud con el generalísimo Trujillo. Sin él no tuviéramos los dominicanos la democracia que vive hoy el país.”

Angelita Trujillo

La edición del jueves 26 de mayo del 2011 del periódico Listín Diario trae la segunda parte de la entrevista hecha por su director, el periodista Miguel Franjul, a la hija predilecta del monstruo criminal que nos aplastó por 31 años: Rafael Leónidas Trujillo. Esta segunda parte es, como la anterior, una destilación de la infamia moral y mental de esta delincuente. Una afrenta al país, a cada dominicano, a cualquier persona con dignidad.

De ahí que sea pertinente desmontar sus infundios y evidenciar la malignidad de sus juicios, la perversidad de sus propósitos, la bajeza en que una y otra vez incurre.

De entrada, es válido poner en evidencia que se trata de una delincuente redomada, carne de presidio que ha escapado impune a la acción de la justicia por la complicidad de los que han ejercido y ejercen la autoridad en nuestro país.

Ninguno de los años que ha vivido esta delincuente se ha ganado un solo día el pan: siempre ha sido una parásita. No sabe lo que es trabajar. Ella misma lo admitió: ha vivido de dineros robados a este país, ella, el delincuente del esposo, desertor y proscripto, y su familia, incluyendo al sirve-para-nada que aspira a engancharnos como príncipe heredero de la monarquía trujillista, el tal “Ramfito”.

No sólo es delincuente por vivir de fondos robados a este pueblo por su madre, una “querida” que supo enganchar por vía de una barriga al entonces cabecilla de la asociación de malhechores que se adueñó del poder en 1930; también lo es por conspirar para destruir el régimen democrático y reinstalar la tiranía trujillista; por calumnia y difamación, al escribir un libelo infamante. También lo es por soborno y adquisición de documentos y propiedades robados al Estado dominicano, como los films del patrimonio audiovisual de Radiotelevisión Dominicana y los archivos distraídos del Palacio Nacional. Y lo es, por último, por violar la ley 58-80 que prohíbe la promoción del trujillismo en República Dominicana, delito en que incurrió junto a sus cómplices de la llamada Universidad del Caribe.

¿La enjuiciarán por ese cúmulo de delitos? No aspire a ello: sus cómplices están sólidamente incrustados en este gobierno y en los tres principales partidos políticos, el PRSC, el PRD y el PLD, así como en otros de los mal llamados “emergentes”, variopinta camada de buscavidas guiados por la teoría política del “sácame-lo-mío”. La impunidad es la norma para cierto tipo de delincuencia. Si no, pregúntese qué penalidad cumplieron los que mandaron al sicario Joaquín Pou Castro (ningún general, ni ex –general ni general retirado, llamémosle como lo que siempre fue), a asesinar al periodista y dirigente del PCD, Orlando Martínez. Andan por ahí, de lo más campantes. Esa es la verdad de la “justicia” en este país. Y no hay otra.

LA PRUEBA ÁCIDA DEL TRUJILLISMO EN CUALQUIER PERSONA

Una cosa es Trujillo y otra cosa los trujillistas. A Trujillo lo ultimaron en un acto de valor y heroísmo digno de imitar, los dignísimos héroes del 30 de Mayo. ¿Tenían un pasado de colaboración con el régimen muchos de ellos? Sí, al igual que el 98% de los dominicanos que fuimos cómplices, pasivos la mayoría, activos una minoría, de aquel régimen por conveniencia o por cobardía.

Modesto Díaz Quezada era presidente del Partido Dominicano, cierto. Y ese dato lo que hace es que lo enaltece. Pudo elegir seguir disfrutando las mieles del poder. Escogió arriesgar su vida y la de su familia. Y pagó con su vida su decisión.

El teniente Amado García Guerrero era del Cuerpo de Ayudantes Militares del monstruo. ¿Eso lo infama? No, lo enaltece. Tomó una decisión y la regó con su sangre, para liberarnos del monstruo. ¿Hicieron lo mismo los otros militares? No, ellos salieron a matar a los héroes que ajusticiaron a Trujillo.

Saulo de Tarso fue un perseguidor feroz de los primeros cristianos. Estuvo presente y aplaudió el suplicio de Esteban. ¿Y a quién le debe el cristianismo, fuera de Jesús, mayor mérito en su difusión por todo el Imperio Romano, que al rebautizado Pablo, tras su conversión camino a Damasco? ¿Debemos, debido a su pasado, negarle o restarle méritos y sacar sus epístolas del Nuevo Testamento?

Todos tenemos un pasado y cosas de las que avergonzarnos o de las que reconocer que fueron equivocaciones. Yo lo he hecho con las mías. Modesto Díaz, de quien el pariente y colaborador de Trujillo, Virgilio Alvarez Pina, dice en su libro autobiográfico recopilado por sus hijos que en 1929 “Modestico” le recomendó que se “montara en el tren” de la conspiración contra Horacio Vásquez, fue el mismo que dijo con responsabilidad, “Yo ayudé a subirlo y yo tengo que ayudar a bajarlo”. ¿Cuántos de los que ayudaron a subirlo y a mantenerlo tuvieron el mismo coraje y la misma responsabilidad?

De ahí que lo que sería la prueba ácida de la proclividad trujillista declarada o encubierta de alguien es su actitud ante los héroes del 30 de Mayo. Si anda repitiendo calumnias trujillistas contra ellos o es trujillista o es un cretino y lo más probable una mezcla de ambos a partes iguales.

¿RETORNARON O NO LOS TRUJILLISTAS AL PODER EN 1966?

Aunque no resulta elegante citarse a sí mismo, incurro en el hecho para recordar que en mi artículo anterior, Las infamias de Angelita Trujillo, expresé claramente que desde 1966 hasta la fecha, los trujillistas han cogobernado al país desde el PRSC, el PRD y el PLD o desde sus aliados.

La alianza que Juan Bosch y Joaquín Balaguer hicieron en 1961 en reunión a puertas cerradas en el hotel Waldorf Astoria, en New York, y que motorizó, vía el respaldo de las estructuras políticas del Partido Dominicano en cada localidad a las que se les hizo llegar la información de que serían perseguidas y desconsideradas si la Unión Cívica Nacional ganaba las elecciones de 1962, el triunfo del PRD en las primeras elecciones libres celebradas en el país tras la defenestración de la dictadura, produjo un ingreso masivo de calieses, personeros del régimen caído, empleados de Johnny Abbes en Radio Caribe, ex legisladores trujillistas y demás paleros y cortesanos a lo que era en realidad una entelequia sin peso ni prestigio entre el exilio dominicano: el llamado Partido Revolucionario Dominicano.

Fueron allí a blanquear con el “cloro revolucionario” del PRD, que siempre ha sido instrumentalizado para lo mismo (incluyendo a parte de los autores intelectuales del crimen de Orlando Martínez), un pasado de sicariato, de hostigamiento a la Iglesia Católica, de caliesaje, de torturas, de servilismo.

Y en aquel régimen sólo hay que revisarles el pedigrí a muchos “revolucionarios” de conveniencia para darnos cuenta de su procedencia.

Ese conocimiento, claro, se le ha estafado a este pobre país, manejado por consignas y mediaverdades. De ahí tantos loquitos que creen que opinan cuando en realidad repiten esa “historia a la carta” construida para que el dominicano desconozca la verdad de su pasado reciente. Y es esa “historia a la carta”, fabricada por cierta izquierda que desde 1960 ha hecho causa común con el trujillismo, la que se enseña en nuestras escuelas y universidades (¿sorprendidos? ¿Van a creerle las protestas “anticomunistas” de Angelita Trujillo? Fue Trujillo, el padre, quien trajo el MPD al país desde Cuba en 1960 y Ramfis, el hijo (no “Ramfito”, el impostor, sino el verdadero), era quien protegía a Máximo López Molina en su casa de veraneo en Boca Chica, mientras supuestamente se le buscaba para arrestarlo, según informa en sus memorias el secretario de Ramfis, César Saillant Ornes).

¿Qué hicieron esa izquierda y ese PRD desde el mismo 1961? Lapidar a las fuerzas antitrujillistas como “oligárquicas”. Eran “los tutumpotes” de los que hablaba Bosch. Crearon un monigote, “los oligarcas”, “la oligarquía”, como si Trujillo hubiese permitido que existiera un poder económico significativo ajeno a él, su familia y paniaguados, y confundieron a un pueblo ingenuo y cándido, que se tragó el cuento repetido oportunistamente por millares de dirigentes del Partido Dominicano en todas las comunidades del país (era el único partido organizado a nivel nacional que existía en realidad), que actuaban asustados por la amenaza de ser procesados, encarcelados o despojados de bienes si las fuerzas antitrujillistas agrupadas en la Unión Cívica Nacional alcanzaban el poder.

¿A qué condujo todo eso? Al retorno, en 1966, de esas fuerzas, que en su mayoría fueron reagrupadas en el llamado Partido Reformista, organizado por el último presidente títere de Trujillo, el Dr. Joaquín Balaguer, desde el exilio, al poder, con el apoyo, según la misma Angelita declaró en la entrevista, de Ramfis y la familia Trujillo. “Lo apoyamos en todo lo que pudimos para que pudiera ganar las elecciones”. ¿Quiénes, entonces, fueron los que canibalizaron y despilfarraron los bienes: fábricas, fincas, etc., quitados a los Trujillo? ¡Oh, los que llegaron al poder en 1966: los trujillistas! ¿O fueron los antitrujillistas los que recibieron aquel “apoyo” en todo lo que se pudo para ganar las elecciones del 66?

¿ES O NO ES UNA DELINCUENTE REDOMADA?

No voy a hacer mayor énfasis en la calumnia que repite como cotorra vieja sobre la suerte de las Mirabal. Ya en mi libro digital “El último estertor del trujillismo” que publiqué y distribuí gratuitamente por la Internet (para que nadie diga que busco lucrarme de Trujillo. Ni lo necesito ni me interesa), mostré la carencia de evidencias de sus acusaciones.

Es viejo este tipo de prácticas. Y ella, hija de un simulador, capaz de mandar a Ludovino Fernández, el sicópata aquel famoso por aplicar la Ley de Fuga a ladronzuelos mientras él mismo tiene hasta una urbanización y una calle en la ciudad capital (muestra, junto a otras calles dedicadas a esbirros trujillistas como Francisco Prats Ramírez y Virgilio Díaz Ordóñez de que el trujillismo se quedó cogobernando al país), a que cortara la cabeza a Desiderio Arias sólo para después hacerse el escandalizado y rendir honras a quien él mismo mandó matar, no tiene ningún empacho en demostrar que es astilla de tan inicuo palo.

Claro, su desvergüenza llega a niveles cada vez más descarados. Es cosa sabida cómo Ramfis se ensañó, con toda la crueldad propia de su desequilibrio mental, en particular con Pupo Román al que redujo poco menos que a un amasijo sanguinoliento de carne. Pero según Angelita, de Pupo “no se podía alegar que fuera torturado”. Y uno tiene que leer eso. Peor aún, los centros de tortura da “La 40” y “El 9” son simplemente “inventos” de los “comunistas”. No hubo tales torturas ni tales crímenes. Y quienes perdieron la vida, como el novelista Ramón Marrero Aristy, por ejemplo, asesinado por Trujillo (o quizás también mandado a asesinar por aquel “colaborador” de su padre, quien también con Marrero dio igual orden a Pupo de “echarle esa vaina al Jefe”, la perdieron por conspirar para matar a Trujillo. Igual sucedió, quién pone en duda la palabra de la escritora e intelectual María de los Ángeles del Corazón de Jesús Trujillo Martínez, hija que es de otra intelectual y escritora de fuste, de la que se pidió su nominación al premio Nobel de literatura, la eximia María Martínez de Trujillo, autora de dos obras cumbres de la literatura universal: “Meditaciones morales” y “Falsa Amistad”, con otros que complotaron para matar a Trujillo como Jesús de Galíndez Suárez, José Almoina, Gerald Lester Murphy (esa fue una vaina mayor que le tiraron al Jefe, pues generó una investigación del FBI con nada menos que Edgar J. Hoover como persona directamente interesada detrás), Octavio de la Maza, uno de los fundadores de la Compañía Dominicana de Aviación (otra vaina al que el “colaborador” del Jefe mandó a matar para empujar a Antonio de la Maza, su hermano, a buscar venganza).

Ya sabemos que incluso los sicarios de su mismo cuerpo de espionaje que Trujillo mandó matar en diversos momentos, hay que atribuirlo a que “complotaron” para matar al Benefactor. Tremenda intelectual nos gastamos.

CÓMO ANGELITA JUSTIFICA LA TIRANÍA

“¿Se podía realizar la obra que hizo mi padre con un régimen democrático?”, se pregunta en un alarde retórico la hija del tirano. La obra de crímenes, abusos, despojos y tropelías no. La obra física y de infraestructura se hubiera sobrepasado.

Los trujillistas se solazan en los “palacios” (hay todo un lenguaraje hiperbólico y una hinchazón verbal típicas del trujillismo, todo son “palacios”, “princesa”, “generalísimo” y otras desmesuras propias del servilismo rastrero) y demás obras físicas. Pero el desarrollo de un país no consiste en obeliscos y Monumentos a la Paz de Trujillo. El tirano castró y cercenó el desarrollo de un empresariado nacional, que sí pudo empezar a constituirse a partir del 1962.

Aquel Estado corporativo en que el Estado era Trujillo y Trujillo era el Estado, el mayor empleador, produjo un país totalitario filofascista.

La Era de Trujillo fue una perversión de cualquier desarrollo posible. Involucionamos y retrocedimos en todos los órdenes. Sólo el tirano, sus familiares y paniaguados tenían derecho a prosperar. Nadie más. Cualquier florecimiento de la economía particular de alguien llamaba de inmediato la atención envidiosa y depredadora del régimen. ¿No fue acaso su tío, José Arismendy Trujillo alias Petán, el responsable mayor de la férrea enemistad de Rómulo Betancourt con el régimen al quererle despojar de un negocio de exportación de plátanos a Puerto Rico que Betancourt tenía en el país en sus tiempos de exilio?

Si se compara al país con Cuba en el mismo período de tiempo, veremos la real cara de nuestro atraso. Allí hubo una burguesía nacional, misma que, al llegar Fidel Castro al poder, emigró a Miami con una mano delante y otra detrás, y allí prosperó de nuevo, porque lo importante no es tener dinero, es saber producir dinero, y ellos se fueron con el know-how empresarial, una verdadera sangría de la inteligencia o “fuga de cerebros” como ahora se vive en Venezuela. Aquí casi el 80% de la empleomanía eran empleados de la familia Trujillo. Nos tenían cogidos por el cheque a todos.

Repetir las mentiras del “desarrollo” del país cuando Trujillo es un embuste de tomo y lomo. No hay desarrollo sin desarrollo de un empresariado que compita y de un mercado nacional. Las empresas trujillistas no podían sobrevivir porque vivían en régimen de monopolio y con un mercado ya no cautivo, sino esclavizado. Y es que no existían en el país administradores calificados, sino simples burócratas serviles a Trujillo. ¿Cómo iban ellos a sacar a flote compañías fundadas en el monopolio? Y, conste, que he leído a más de un “izquierdista” repitiendo la misma monserga (claro, tampoco tienen ni idea de cómo opera la economía y el capitalismo ¿No son anticapitalistas, según ellos?).

Llamar a Trujillo “patriota” es una de las peores infamias. Y si el servil Abelardo Nanita lo dijo, lo dijo por “alpiste”, como aquel otro servil, masa de grasa y abyección, que fue Arturo Logroño, parásito como el que más. Esa opinión más que de Nanita, sería propia de Nananita o Trespatines. Y es el respeto que merece.

Trujillo fue el criminal alumno de sicópatas como los capitanes del US Marines Corp Charles Merkel y Charles R. Buckalew, que sirvió a la soldadesca yanqui en la represión del alzamiento de los campesinos del Este frente a los despojos y desmanes de que fueron víctimas para extender las plantaciones azucareras de los ingenios norteamericanos. Allí mató, torturó y violó (y de seguro Isabel Guzmán decía, mientras Trujillo la violaba en el campanario de la iglesia de Los Llanos, “Es todo un galán”), y también aprovechó para chantajear, secuestrar, atracar y despojar a su gusto, con lo cual hizo fortuna. ¿Es brindarse de verdugo para perseguir y matar a sus propios conciudadanos una muestra de patriotismo? Un preboste contra su propio pueblo, eso fue siempre. Y no más que eso.

LA ÚNICA VERDAD DICHA POR LA HIJA DEL TIRANO

Angelita Trujillo implica a los norteamericanos, “a la CIA”, en el asesinato del tirano. ¿Y en qué país vive? Pregunte usted si ha interpuesto algún recurso, pese a que su hija es fiscal, parte del sistema legal norteamericano, para develar la participación norteamericana en el complot que mató a su padre, o ha pedido algún tipo de compensación por ello (y lo necesita, porque aunque se ha vivido de los pródigos ahorros durante todos estos años, ahora hay que dividir entre seis la herencia y no creo que sean tan pródigos como para dar para tantos. De hecho, si no fuera así no quisiera que carguemos con el sirve-para-nada de “Ramfito”, tan original como una copia desleída).

Con todo, le reconozco una verdad: la única que ha dicho de toda su monserga. Tanto así que la puse como cita de este artículo: los dominicanos debemos a Trujillo la democracia que hoy vivimos. Lo que no dice es que es en sus insuficiencias, limitaciones, deformaciones, impunidades, corrupción, falta de decoro y miserias.

No hemos sido, los que hemos vivido estos últimos 50 años, dignos del sacrificio y el ejemplo de los héroes del 30 de Mayo.

Hemos fallado en honrar su legado y dignificar este país. Hemos permitido que las prácticas trujillistas se perpetúen. Hemos callado cuando debimos hablar. Hemos sido cobardes y cómplices. Hemos puesto precio al honor y al decoro.

Por eso y sólo por eso es que es verdad que la democracia que hoy vivimos se la debemos a Trujillo. Porque se mató a Trujillo pero no se terminó de matar al trujillismo en conductas, moral y pensamiento.

De ahí que en este quincuagésimo aniversario de la gesta heroica del 30 de Mayo vale que el ejemplo inmortal de los héroes que esperaron al criminal entorchado en la carretera a San Cristóbal y lo mandaron al infierno prenda de nuevo en nuestros corazones. Ellos no pusieron su sangre para que termináramos en esta democracia mediatizada y prostituida. Esa condición es fruto del trujillismo que todavía pervive. Hay que terminar su obra y eliminar el trujillismo por completo.

miércoles, 25 de mayo de 2011

LAS INFAMIAS DE ANGELITA TRUJILLO


Las infamias de Angelita Trujillo

Por Aquiles Julián

“Los enemigos políticos de mi padre han querido satanizar su nombre, pero nosotros, conocedores de la verdad, nadie nos puede confundir”.

Angelita Trujillo

Tragarse una entrevista a Angelita Trujillo es tarea ingrata, pero necesaria. Sus “verdades” acomodaticias y su amnesia selectiva sorprenden. Y conviene ponerlas en evidencia.

En la entrevista que el director del Listín Diario le hace, la “soberana” se despacha con una serie de opiniones insultantes y engañosas: repite el cúmulo de calumnias puestas a circular por el trujillismo para desdorar la acción viril, responsable y justiciera más importante ocurrida en el país en todo el siglo XX: el ajusticiamiento del monstruo; por cierto, su padre.

No es ni tan angélica ni tan inocente esta vividora; por el contrario, es pérfida, maligna y tiene bajo sus uñas un plan satánico contra el país: endosarnos al petimetre de su hijo, un sirveparanada, con el fin de restaurar la “monarquía” trujillista. Y sería un descuido penoso dejarle pasar sus infamias.

TRUJILLO NUNCA FUE PRESIDENTE ELECTO DEL PAÍS

Lo primero es dejar claro que Trujillo no fue nunca presidente electo del país. Fue un asaltante que, mediante el terror y el crimen descarado, dirigió una asociación de malhechores que secuestraron el poder en 1930 y durante 31 ominosos años empleó el crimen, el soborno y el terror para someter a los dominicanos.

Si sus cómplices, o los descendientes de sus cómplices, que son muchos, quieren tildarlo de presidente, de “Benefactor” o de lo que les dé la gana, allá ellos. No lo fue. No ganó ninguna elección. Fue un maleante que se adueñó por la fuerza de nuestras endebles instituciones y lo pervirtió todo. No más.

Trujillo, su padre, fue un sicópata: simulador (le decía “papá” a Horacio Vásquez, y “mamá” a doña Trina de Moya, la esposa, mismos a los que traicionó cuando se sintió con fuerzas para ello); avieso, dado a todo tipo de delincuencia (secuestró, estafó, chantajeó, despojó e hizo todo tipo de abuso amparado en sus servicios a la soldadesca yanqui durante la primera intervención norteamericana que concluyó en 1924: así hizo fortuna), medró al amparo de Horacio Vásquez, el cándido mocano que alimentó aquella serpiente que terminó por morderle el calcañar. Era un violador contumaz, desde siempre; oportunista y trepador. Ególatra consumado y criminal que no se paraba ante nada.

Ese y no otro es el perfil moral y mental de aquella fiera. Y esa es la sangre que lleva en la sangre Angelita junto a la otra, a la sangre prostituida de “la españolita” que vivía de amantes. ¿Y es esa damisela la que habla de “moralistas sin moral”? Inmoral ella misma que toda su vida ha vivido de lo robado a este país ¿o ha sido de su trabajo?

MUCHO MENOS FUE ESTADISTA NI CIVILIZADOR

Algo que Trujillo y los trujillistas siempre pretendieron fue vender la idea de que este país era una selva previo al 1930 y que fue Trujillo que lo “civilizó”. Y aparece más de un trujillista disimulado que repite y airea esa falsedad. Y no faltará quien endose a Trujillo la construcción de la Catedral Primada y hasta el Alcázar de Colón. El servilismo da para todo.

Pero cualquier dominicano sólo tiene que caminar por Gazcue para saber cuál fue el máximo nivel que produjo el trujillismo. Bien, Gazcue es el monumento al desarrollo urbano trujillista. Compárenlo con otras urbanizaciones y zonas residenciales de clase media alta y alta y verán si hemos avanzado o no.

Los 31 años trujillistas fueron de retroceso en todos los órdenes para el país. Las obras públicas hechas por el tirano se hacían como negocio para él: esta era su finca, su propiedad. Y todos los dominicanos siervos de la gleba de este señor feudal anacrónico.

Al frustrar el desarrollo de un empresariado nacional, vía el crimen, el despojo y el abuso, nuestro país, comparado con Cuba, por ejemplo, que exhibía en el mismo período impresionantes niveles de desarrollo, era de un atraso espantoso, pese al maquillaje que las obras trujillistas querían disimular.

No sólo un dañino retroceso en lo económico, en lo político todavía es el tiempo en que padecemos las secuelas de aquel régimen: el caudillo que se entroniza en el poder y no respeta Constitución ni leyes; el tráfico de influencias; la carencia de marcos legales verídicos a los que los ciudadanos, empresarios y trabajadores puedan acogerse; la prevaricación y el dolo; la corrupción; el sicariato (iniciado por Trujillo cuando mandó a matar al poeta y político Virgilio Martínez Reyna y con la letal “42”), los abusos de poder, la impunidad y otras prácticas derivadas de la Era infame de Angelita I.

¿Y el daño moral? La sumisión rastrera, el clientelismo, el soborno, el chantaje, la moral de María Gargajos, el maipiolaje, el lambonismo, el caliesaje y las exaltaciones delirantes ¿no son todavía inconductas que se viven en todas las formaciones políticas y que asquean en todos los gobiernos?

¡Y viene esta pérfida señora a vendérsenos como inocente víctima de la ingratitud de los dominicanos! ¡La hija del “Benefactor”, como ella misma persiste en llamarlo!

LAS MOTIVACIONES DE LOS HÉROES DEL 30 DE MAYO

¿Dónde se pone en evidencia su verdadero propósito? En la respuesta que da a varias preguntas que le hace el director del Listín Diario a las “motivaciones” de los héroes del 30 de Mayo.

Siempre es sospechoso discutir sobre motivaciones, porque lo que cuenta es el impacto positivo o no de los hechos. Las intenciones son subjetivas y cada quien las pinta a su conveniencia. Para la hija del delincuente infame, la motivación de los héroes del 30 de Mayo era “la ambición”.

Ellos eran los ambiciosos. Ahora bien, ¿basado en qué lo dice? ¿Qué documento o conversación recoge la división de bienes que los conjurados hicieron previo a la comisión del acto justiciero? ¿Cuáles empresas eran para la familia Díaz? ¿Cuáles otras para la familia De la Maza o la Báez? ¿Qué finca tocaría a Amado García Guerrero? ¿Qué otras tocarían a los Tejada o a los Cedeño?

Porque la ambición (el propósito de eliminar a Trujillo para apoderarse de sus bienes), tendría que haber originado una repartición previa para que, muerto el tirano, cada quien corriera a adueñarse de la parte del despojo que le tocaba.

Nunca hubo tal acuerdo, ni tal motivación, ni conversación alguna sobre el tema. Se trata de una vulgar calumnia propia de una calumniadora contumaz, empecinada en retorcer los hechos para exculparse de la impía sangre que le fluye por las venas.

Y como buena calumniadora que es, sigue acusando sin proporcionar prueba alguna: “se demostró a través de los años”, los que quedaron vivos “fueron muy favorecidos”. ¿Y por qué no nos dice qué propiedades del Estado o bienes de los Trujillo usufructúan los Amiama Tio, los Imbert Barrera, los Báez Perelló, los Cedeño, los Díaz Quezada, los De la Maza, los García Guerrero, los Cáceres, los Tejada, etc., incluyendo a los vinculados a la trama y que sobrevivieron como los Reid Cabral, los Vicini, los Cabral, etc.?

No es haciendo alusiones improbadas que se esclarecen las cosas.

Angelita, que ha sobornado a funcionarios públicos y se ha apropiado de documentos y propiedades del Estado dominicano, incluyendo los videos y películas de Radiotelevisión Dominicana y archivos del propio Palacio Nacional, cuestión admitida por su propio esposo, el desertor y delincuente Luis José Domínguez, tiene suficiente material para probar el origen de fortunas y propiedades, además de la colaboración de funestos cortesanos del trujillismo que mantienen en el país posiciones de poder.

¿Por qué no denuncia con pelos y señales los desmanes y la apropiación indebida de bienes del Estado y de las empresas de los Trujillo? Primero, porque no hubo tales “favorecimientos”. Segundo, porque tanto durante los siete meses del gobierno de Juan Bosch en 1963, como desde el 1966 en que han gobernado los partidos Reformista, Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana, los trujillistas han cogobernado el país desde esos mismos partidos o desde sus aliados. Y si algunos han depredado el Estado y se han enriquecido con el patrimonio incautado a Trujillo fueron ellos, no los antitrujillistas y menos los que cumplieron la digna tarea de librarnos del monstruo que nos desangraba.

¿DÓNDE APARECE QUE ANGELITA ADMITIÓ LOS “EXCESOS”?

No leí en ninguna de las respuestas que la infame hija de Chapita admitiera “algunos excesos” de su padre. Por el contrario, justifica sus prácticas. Es más, muchas de lo que se cuenta y ha documentado de torturas, crímenes, vejaciones, despojos, etc., no son más que el resultado de “fantasías” inventadas por personas “para hacerse mártires y héroes ante los demás y ante la opinión pública”.

Eso, claro, debe incluir los fotomontajes o las manipulaciones vía photoshop (aunque no existía para la época), de la foto de José Messón en la silla eléctrica y otras por el estilo. Ya sabemos que Messón lo que quería era hacerse el mártir y el héroe ante los demás ¿verdad, Angelita?

Y por si acaso usted o alguien no lo sabía, el crimen del administrador del Banco de Reservas, muerto por haber entregado a Fulgencio Batista los millones de dólares depositados por aquel en su cuenta, fue el producto de que aquel infeliz burócrata bancario estaba involucrado en un complot para asesinar a Trujillo. ¡Habrase visto tales disparates!

Uno tiene que aguantarse las náuseas para navegar por estas retahílas de infamias, sueltas sin escrúpulo ni decoro alguno. ¿Su meta? Engañar al país, prostituir su memoria histórica, desinformar y pervertir.

UNA ÚLTIMA MENTIRA ENTRE TANTAS DICHAS

Despidámonos con otra mentira más, el cuento de la Fundación “Rafael Leónidas Trujillo”. El libro, extenso y rico en información, “Los Estados Unidos y Trujillo 1960-1961. Los días finales”, del escritor y economista Bernardo Vega, recoge y documenta las presiones que el gobierno norteamericano hizo a los Trujillo, en particular a Ramfis Trujillo, el trastornado hijo del sátrapa, para traspasar al Estado dominicano las propiedades que figuraban como patrimonio del tirano.

¿Por qué Ramfis cedió? Porque buscaba desesperadamente que le levantaran las sanciones económicas y diplomáticas al país y el Estado norteamericano desembolsara varios millones de dólares de la venta de azúcar, retenidos al país.

¿Dónde está el desprendimiento generoso y desinteresado? ¡No hubo ninguno! Ramfis lo que pretendía era apropiarse de aquellos millones de dólares y alzar vuelo, tal como hizo luego de la masacre de Hacienda María: el asesinato cobarde de un puñado de héroes que, de seguro, querían “hacerse mártires y héroes ante los demás y ante la opinión pública”.

Pero donde la bota es cuando dice, con toda esa candidez fingida, que “ninguno de nosotros tenía dinero fuera del país” y que “ninguno de nosotros recibíamos asignaciones del gobierno, ni contratas”. Y luego a continuación informa que “Ramfis creó algunas industrias como la Chocolatera, la fábrica de pinturas, los Molinos Dominicanos y nosotros éramos accionistas” (¿Y con qué dinero se montaron esas industrias y se adquirieron esas acciones? ¡Con papeletas de Monopolio, de seguro!). Todo, “asistido de la generosidad de mi padre”, que era quien sacaba el dinero del Estado dominicano, esquilmado a su gusto.

Y aquí es donde llega al colmo: “…pero mi mamá, cuando nosotros éramos pequeños, sacó una cuenta para cada uno de nosotros, para mi hijo menor, Rafael Leónidas Trujillo Martínez, y ahí estuvo poniendo dinero todos los años y logró sacar esas cuentas y de esas cuentas es que nosotros hemos vivido toda la vida”. ¿Ven? No tenían “dinero fuera del país”, sino unas cuentecitas donde se depositaba dinero año tras año, tan pródigas que de ellas “nosotros hemos vivido toda la vida”. ¡Vividora de lo ajeno! ¡Parásita del expolio al pueblo dominicano! ¡Y a una cosa así le dedican páginas los periódicos dominicanos! ¿No hay víctimas a las que entrevistar?