EL PLAN
DE LEGALIZAR LAS DROGAS Y SUS PROPÓSITOS
El
periódico El País, de Uruguay, señala que el presidente José Mujica dijo en la
localidad de Soriano que "si el 60 % de la población no entiende la
iniciativa (para legalizar la venta de marihuana) nos vamos a ir al mazo, (vamos
a abandonar el proyecto), porque esto es una batalla de la nación entera, que
nada tiene que ver con colorados, blancos o frenteamplistas".
¿Quién
puede estar detrás de este propósito? En mi modesta opinión, los poderes tras
el plan exceden y sobrepasan al presidente Mujica.
Son las
grandes corporaciones las interesadas.
¿De
dónde saco esa idea? Aprendí que todo fenómeno que persiste lo hace cuando
cuenta con una fuente que suple la energía, los recursos. Si no, se extingue.
La
campaña internacional para legalizar las drogas tiene años desarrollándose.
Cuenta
con voceros mediáticos destacados: expresidentes como Vicente Fox (México), que
propone legalizar todas las drogas, sin excepción; Fernando Henríquez Cardoso
(Brasil), César Gaviria (Colombia), Ernesto Zedillo (México); corchos
renombrados como Kofi Annan, exsecretario general de la ONU, Louise Arbour, ex
alta comisaria para los derechos humanos de la ONU, Javier Solana, exfuncionario
de la Unión Europea y Paul Volcker, expresidente de la Reserva Federal.
Sume a
empresarios exitosos como Richard Branson, de Virgin Group. Sume ahora a
estrellas de la farándula como Juanes, Salma Hayek y Oliver Stone, a escritores
que son vedettes mediáticas como Mario Vargas Llosa.
Ahora
añada a presidentes en ejercicio, como José Mujica de Uruguay, Juan Manuel
Santos, de Colombia y Otto Pérez Molina, de Guatemala.
Y
respalde eso con formidables marchas, que desde 1999, en el primer domingo de
mayo salta a las calles de las principales ciudades, y que este año movilizó
partidarios que fumaban el alcaloide en 420 ciudades de 71 países, mientras clamaban porque se despenalice la marihuana,
mascarón de proa para la legalización de todas las drogas, porque ¿Por qué una
y no otras?
La
campaña mediática es fuerte. Y sabemos los costos implicados en movilizar en
decenas de países y ciudades multitudes. Alguien cubre todo. Alguien paga a los
intelectuales que opinan, a los expresidentes que propugnan, a los infaltables
corchos de organismos internacionales que endosan y promueven.
Entonces
leí Time, el magazine del poderoso consorcio Time-Warner, el más poderoso del
mundo.
Allí,
como lo hace Vargas Llosa en un artículo
en que pone su pluma a favor de la corriente, se presenta casi en
dimensión de titán capaz de la mayor de las proezas a José Mujica, por su
decisión de colocar la legalización de la marihuana como “una batalla de la
nación entera”, la batalla del Uruguay.
La
ironía es que Mujica le está haciendo el trabajo sucio a las corporaciones
multinacionales que son las verdaderas interesadas en que la medida se adopte.
Hay una
compleja maraña de tratados y convenios internacionales, como la convención de
Viena, que obstaculizan el propósito. De ahí que se monte todo un tinglado
mediático de presión para que sea el clamor popular, las masas, las que
justifiquen una medida que enriquecerá más allá de toda previsión a los grandes
pulpos.
Con
Mujica, al que Vargas Llosa elogia impúdicamente, se logró algo bueno,
neutralizar los escrúpulos de cierta izquierda romántica. De hecho, ¿no es
sorprendentemente la coincidencia de que, paralelo a la campaña pro
legalización de Mujica se promueva a éste, Mujica, como ejemplo de presidente
sobrio, desprendido, de hábitos modestos y sin ambición alguna ni pretensiones
mayores?
Hace
tiempo que sé que a mí me llega lo que a otros, los que tienen el control de la
información y la manipulan en su beneficio, les interesa que me llegue. Uno
sabe lo que otros quieren que uno sepa, porque quien controla la información,
controla la mente, las percepciones y las decisiones ajenas.
Nos
construyen marcos de referencia interesados.
La
manera de razonar de Mujica no deja de impresionarme por lo simplista.
Escogieron a alguien idóneo. Piensa poco el amigo Mujica.
Un
ejemplo de lo que afirmo es este: según Mujica "Los que tienen la
necesidad (de consumir) y no la pueden reprimir, están esclavizados en ese
mercado ilegal. Y pagan las consecuencias, porque tienen que pagar una tasa de
ganancia horrible y a veces se inclinan por el camino del delito porque no
tienen dinero y a su vez se transforman en traficantes porque no tienen medios
económicos para atender el vicio. Es infernal lo que desata esto".
Hay
preguntas que se caen de la mata. El hecho de que legalice la marihuana ¿hará
que los tecatos “dejen de estar esclavizados”? ¿En qué medida el hecho de que
el mercado pase de ilegal a legal les hará menos esclavos?
El
hecho de que el precio ahora sea menor y
haga la droga más asequible ¿en qué les beneficia? ¿No significa acaso que la
consumirán en mayor intensidad?
¿Podría
el señor Mujica explicar también cómo la legalización podría evitar que los
tecatos se inclinen “por el camino del delito porque no tienen dinero”, pues el
hecho de que la marihuana sea legal no significa que ellos tengan dinero para
adquirirla?
El
pasado 27 de junio, se publicó en Uruguay una encuesta realizada por la
consultora Interconsult. Allí aparecía que el 60% de los uruguayos es contrario
a la legalización de la marihuana; apenas un 36% está a favor.
Más
interesante todavía, la Sociedad Uruguaya de Psiquiatría y la Sociedad de
Psiquiatría del Uruguay no sólo se oponen a la medida, también informan que no
fueron consultadas.
Indican
que esa medida es desaconsejable y cuestionan que el Estado envíe señales que
confundan a la ciudadanía sobre sus efectos, que pueden llegar a ser
"nocivos para la salud pública".
Ellos,
que son médicos y especialistas del cerebro y la conducta, destacan que "La
intoxicación aguda (efecto buscado por los consumidores debido a la sensación
de bienestar, euforia y distorsión de la percepción) produce alteraciones a
nivel del estado del ánimo, la atención, la concentración, la memoria, la
ubicación en el tiempo y la coordinación motora que persiste entre 8 a 12
horas", lo que puede provocar un
incremento de riesgo de accidentes de tránsito y otros siniestros.
Pero no
se limitan ahí los efectos nocivos.
“Cuando
el consumo es frecuente, intenso y crónico, advierten, puede generar un
"síndrome amotivacional con apatía, desinterés, indiferencia, disfunción
de las capacidades cognitivas (atención, memoria, procesamiento de la
información, razonamiento), afectación de reflejos, actividad motora y
coordinación.
Esto
incluye alteraciones emocionales, cansancio y aumento de peso. Se deterioran
las actividades interpersonales, sociales, el desempeño escolar, laboral,
atlético, etc.
La
marihuana también puede inducir episodios psicóticos agudos: experiencias e
ideas delirantes, alucinaciones. Además es un factor de riesgo para la
esquizofrenia.”
Más
todavía: “El consumo puede inducir la aparición de trastornos del estado del
ánimo e incidir sobre su frecuencia e intensidad y si bien los estudios no son
concluyentes, acentuar el riesgo de autoeliminación. La marihuana puede
desencadenar crisis de pánico, y en los dependientes la prevalencia de
trastornos de ansiedad es elevada, advierten los especialistas.”
Eso
dicen los especialistas, los que tienen que tratar a los marihuanófilos.
Pero,
admito, nada de esto importa.
Que un
consorcio tan poderoso como Time-Warner santifique esa medida indica claro que
ese mercado de los que Mujica llama “esclavizados”, y que supera los 224
millones mal contados, y que representa billones de dólares de beneficio, es
demasiado apetecible como para perderlo por escrúpulos que un buen fajo de
billetes de seguro morigera.
Ya el
mercado existe. La crisis financiera internacional no da señales de ceder. ¿Por
qué no se aprovecha ahora y se les encandila a los jefes de Estado, a la clase
política, a los legisladores ávidos de recursos, con el maná de billones de
dólares a los que se les podrá imponer gravámenes y que ser la nueva panacea
para remontar la crisis?
Y las
corporaciones ir a llenarse los bolsillos con todos esos millones que hoy se
mueven en esa economía subterránea de las drogas.
Admito,
entonces, que mi causa es una causa perdida. La decisión está tomada.
No se
montan marchas simultáneas en 420 ciudades en 71 países durante más de una
década de gratis.
Esos
políticos figurones, los expresidentes, esos corchos burocráticos de organismos
internacionales en receso, esos faranduleros y esas vedettes de la
intelectualidad que cantan a coro la misma partitura no suelen hacerlo de
gratis. Como el venal Arturo Logroño le recordó a Trujillo: “Para que el
canario cante hay que alimentarlo con alpiste”.
Es
obvio quiénes tienen alpiste para montar esa campaña de relaciones públicas tan
formidable por más de una década.
Mujica
muge, Santos santifica y Molina muele sus argumentos. Hasta se ha sugerido a
Obama que si legaliza la marihuana se reelige sin mayor dificultad.
Sólo el
pobre Richard Nixon paga la cuaba: a él se le endilga el haber cometido el
error de declararle una guerra a las drogas.
Siempre
me da risa leer eso.
Pero se
necesita un villano y él es ideal: total, ya se murió y tiene Watergate como una losa. ¿Una losa adicional que mal
podría hacerle?
Y en
Mujica, el presidente pobre de solemnidad, que apenas cuenta con un Volkswagen antiquísimo
y una perrita viralatas, tenemos un Chapulín Colorado a conveniencia. Tan bueno
que, pese a ser un extupamaro, Vargas Llosa lo presenta con estatura de
libertador de los tecatos del mundo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarre : "¿Podría el señor Mujica explicar también cómo la legalización podría evitar que los tecatos se inclinen “por el camino del delito porque no tienen dinero”, pues el hecho de que la marihuana sea legal no significa que ellos tengan dinero para adquirirla?"
ResponderEliminarCreo que la idea no es solo legalizarla, sino tambien descomercializarla.
Sembrar y crecer matas de cannabis es muy sencillo, y cualquier persona que quiera consumirla solo tendría que sembrar varias maticas para fumárselas cuando le plazca.
Parece que usted, amigo Julián, no aprendió la lección de la Prohibición del alcohol, que solo generó fortunas inmensas para Al Capone y sus secuaces.
El status quo que usted defiende tan apasionadamente solo sirve para generar riquwzas ilícitas, igual que lo hizo el alcohol en su tiempo.
Hablando del alcohol, ¿ sabía usted que su consumo genera mas violencia y muerte mundialmente que ninguna otra causa ? Con el cannabis, en cambio, la violencia no sería problema...si su uso, siembra y consumo es legalizado. De esa manera, asestaríamos un golpe al narcotráfico, pues se quedaría sin mercado.
Tendríamos una sociedad mas pacífica.