lunes, 2 de julio de 2012

LA DEPREDACION DE METALES ES TERRORISMO CIVIL



LA DEPREDACIÓN DE METALES ES TERRORISMO CIVIL
Es un ataque artero, abusivo y criminal contra la población.
Robarse los cables eléctricos y telefónicos es similar a lo que hace un criminal cuando corta la luz y el teléfono a una familia antes de atacarla: la aisla.
¿Cuántas clínicas se ven, entonces, afectadas en mantener un estado ambiente apropiado a sus pacientes?
¿Cuántas llamadas de emergencia no pueden hacerse?
La pasividad y la permisividad de nuestras autoridades, que contemplaron indiferentes cómo eran desmantelados los tendidos telefónicos de Tricom y Codetel y comercializados como cobre, dio paso a una escalada de depredación mayor:
1. Saquean los cementerios
2. Destruyen los enverjados de instituciones públicas y privadas
3. Desguazan vehículos y los convierten en chatarra
4. Se roban las tapas de alcantarillas y filtrantes
5. Derriban torres eléctricas para robarles sus angulares.
6. Se roban piezas del INDRHI y otras instituciones
7. Se roban los cables tensores de los puentes.
8. Se roban las placas de monumentos y residenciales.
9. Robo de estatuas y bustos
10. Incluso robos de candados y todo tipo de metal que encuentren.
Esa no es labor de simples rateros. Son mafias organizadas y, no dudemos, algunas con esconden prácticas de terrorismo urbano.
La reacción tiene que ser contundente, implacable y sostenida.
Todo eso ha sucedido con la complicidad irresponsable de los legisladores que sostienen el Código de Protección al Delincuente, con la complicidad de autoridades civiles y militares, y por igual, de fiscales y jueces complacientes.
¿O no recordamos el juez que excarceló a un ciudadano chino que tenía los restos de una estatua de Gregorio Carlos Paulino Luperón, aduciendo supuestos errores de procedimiento?
¿Quién sometió a ese juez a disciplina?
¿Quién revisó la cuenta corriente y el estilo de vida de ese juez y lo comparó con su nivel de ingresos?
Aquí se está esperando a que se produzca una catátrofe para reaccionar, pero desde ya es oportuno denunciar la complicidad oficial con la depredación.
Hay que mirar hacia funcionarios, legisladores, jueces, fiscales y militares cuando busquemos establecer responsabilidades.
Han sido cómplices. Son cómplices y lo siguen siendo.
Y posiblemente no sólo cómplices, mandantes y beneficiarios del crimen.

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