miércoles, 24 de abril de 2013

35 MANERAS DE ENVOLVER UN LIBRO


35 MANERAS DE ENVOLVER UN LIBRO (A PROPÓSITO DE QUE HOY SE INAUGURÓ LA FERIA DEL LIBRO)
Debo empezar, nobleza obliga, por agradecer a mi colega (por la creatividad publicitaria) José Antonio Rodríguez y a su equipo de funcionarios culturales, la invitación (primera que recibo en mi vida) a la inauguración de la Feria Internacional del Libro.
Les agradezco la deferencia.
A mí me encanta destapar, abrir y saquear libros.
Beber de su riqueza, empaparme y apropiarme descaradamente de sus tesoros.
Los libros son para eso, para ser saqueados, devorados, exprimidos.
En mi opinión personal, aunque hay libros de todo y para todo, la tarea principal del libro es expandirnos, cambiarnos y transformarnos.
Tengo libros que dieron un giro de 180° grado a mi vida.
Autores que me mostraron en su grandeza, en su integridad, en su valor, en su acuciosidad, en su agudeza y en su expresión alturas que me retaban y me hicieron mejor, inmensamente mejor a lo que quizás sin ellos iba a ser.
Mis lecturas son diversas, mis intereses son diversos, pero siempre hay ciertos ejes, ciertos pilares: mis valores.
He aprendido a ser compasivo, tolerante, comprensivo y empático. Las personas viven circunstancias tremendas que obligan a conductas indeseables. No es decente juzgarlas desde nuestras circunstancias.
Eso en nada nos debe llevar a ser condecendientes con la abyección, la complicidad criminal, la delación o el sicariato. Entiendo la cobardía, la permisión, el callar, todas esas maneras de la pusilanimidad tan comunes en nuestro países. Pero hay límites.
Hace poco discutía con una querido amigo, talento joven investigador, que le cargaba las tintas al pobre César Saillant, quien fuera secretario personal de Ramfis Trujillo, y le comparaba con auténticos pillos que se implicaron en crímenes y desafueros, como Rodríguez Demorizi o José Ángel Saviñón, para sólo nombrar dos.
Saillant, a quien conocí, fue un simple empleado. Y en su momento asumió una posición de gran valor y decencia. Hizo más que muchos.
No se le puede criticar porque fuera secretario de Ramfis. Era un empleo, punto.
Eso es lo que debe movernos a compasión y misericordia.
Debo mucho a autores como Eric Arthur Blair, el inmortal George Orwell, como también a Heberto Padilla. A Jean-Francois Revel como a Marvin Harris. A Anthony Robbins como a John C. Maxwell. A los autores de esa biblioteca en un libro: La Biblia, como a Richard Bandler. A poetas como Hans Magnus Enzenberger y Joseph Brodsky, narradores como Manuel Scorza o Julio Cortázar, ensayistas como Octavio Paz o Mario Vargas Llosa. Autores como Edward de Bono o Tony Buzan, Robert Kiyosaki, Rich de Vos o Karl Popper. Ellos modelaron y canalizaron mi vida. Han sido mis maestros. Mis referencias. Mis modelos. Mis guías.
A todos los conocí, amé, traté, admiré y gocé por los libros.
Me gusta destapar, desenvolver, degustar, paladear,engullirme libros.
Pero como hay quienes gustan regalar libros, el mejor regalo del mundo en mi opinión, y ahora que La Feria Internacional del Libro nos recuerda que los libros siguen ahí, amigos leales, esperando por nosotros, les comparto este artículo del país sobre maneras de envolver un libro para regalarlo.
Si no tienen a quien, yo siempre apreciaré que me sorprendan.


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