martes, 30 de abril de 2013

LOS RÉCORDS SUCIOS: SEGUNDO LUGAR MUNDIAL EN MUERTES POR ACCIDENTES DE TRÁNSITO.



LOS RÉCORDS SUCIOS: SEGUNDO LUGAR MUNDIAL EN MUERTES POR ACCIDENTES DE TRÁNSITO
Soy un dominicano orgulloso de nuestra gente, que en medio de precariedades, incuria, dejadez, falta de apoyo y malos ejemplos, se sobreponen a la adversidad y dan ejemplo de talento, disciplina, perseverancia y calidad.
Tenemos muchos ejemplo de ello.
Por igual, me avergüenza que, desde un Estado caro, hipertrofiado, mediocre e ineficiente, donde ministros y burócratas se afanan en depredar y enriquecerse, vendiendo lo poco que nos queda al mejor postor a cambio de beneficios por "la izquierda", cosechemos estadísticas asquerosas.
Hace poco, la ministro de Educación, que se autoaumentó su salario al doble sin tener mérito alguno, impuso un récord difícilmente superable: el 98.% de los estudiantes reprobó las Pruebas Nacionales.
Ese es un récord mundial, que de seguro será considerado para el Guinnes. Se dobló el salario para demostrarnos hasta que grado era inepta. Y seguimos pagando a ese tinaco inútil, porque aquí los puestos no van a los calificados, sino a los que se apandillaron en la campaña política y son parte de la asociación de malhechores de turno.
Y ahora vean esta segunda perla: somos el segundo país del mundo en muertes por accidentes de tránsito.
Tenemos leyes. Se creó la AMET (que sustituyó a una policía de tránsito que todos eran delincuentes, salvo talvez uno o dos: en una ocasión, viajando a Santiago, nos confundieron con turistas y nos pararon con fines de picotear más de ocho veces. Ahí entendí el infierno que viven los extranjeros en el país, sometidos a todo tipo de extorsiones). Tenemos reglamentos de tránsito. Pero nada se cumple.
Así, salir a la calle es un deporte extremo. Nadie respeta. Es el salvajismo total. La carencia de toda prudencia.
 Recientemente, un mozalbete de apenas 20 años de edad, sin licencia de conducir, corriendo a 120 Kms. por hora en el centro de la ciudad, bajo los influjos del alcohol y no se sabe qué otros estimulantes, asesinó a tres hermanos con su vehículo y luego se dio a la fuga, abandonando a los que atropelló. Tras entregarse, salió a las pocas horas de la cárcel, en una burla a la sociedad que ve cómo la impunidad se enseñorea "por unos dólares más".
¿Venderá el Ministerio de Turismo conducir en República Dominicana como el nuevo deporte extremo practicar?
Ese récord infame y sangriento nos retrata.
Los gobiernos se empeñan en demostrar no sólo mediocridad y venalidad. También criminalidad, pues son los responsables de ese continuo derramamiento de sangre en nuestras calles.
Vivimos una guerra encubierta, sepámoslo.

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