martes, 31 de agosto de 2010

UNA NUEVA PERCEPCIÓN ESTÁ CAMINO A NACER


Un intercambio por Facebook con Huayna Jim

Me parece importante este intercambio de ideas con una amiga de Facebook. Y lo transcribo para compartirlo por esta vía.

Huayna Jim Gracias por ese artículo, Aquiles. Un aporte demasiado necesario para completar el inconcluso y desmenuzado rompecabezas de la historia dominicana.

Aquiles Julián De lo que se trata, Huayna, es de entender: ni excusar, ni justificar, ni defender ni exculpar, ni esconder... La historia real, las responsabilidades reales, tienen que ser dichas y asumidas. Aquí queremos disfrazar todo para que no se ventile nada. Que nada se remueva. Y como decía Lilís: "que no se meneen los altares, para que no se caigan los santos". Y mientras tanto, los dominicanos embobados tragándonos todo tipo de cuento.

Huayna Jim Coincido plenamente contigo. Este fin de semana pasado escribí largo y tendido en medio de un debate que, de iniciar en torno a faltas ortográficas terminó enredado en el farragoso tema del izquierdismo en RD. Ahorita hablaba justamente sobre el mito y la prohibición "de facto" de menear altares, ordeñar vacas sagradas, tocar intocables, etc., que mantiene este pueblo en la anomia y el embobamiento. No vivimos una España, sino una República Dominicana Boba desde hace décadas.

Aquiles Julián

Hace un momento me mandaron a callar. Publiqué el email y mi respuesta en mi blog: http://elblogdeaquilesjulian.blogspot.com/
Hay gente que ni leer bien sabe, el pique no las deja entender. Triste el caso. El asunto es que, como dice Jimmy Sierra, "yo estuve ahí", así que a mí no me van a contar cómo fue. Y eso es lo que preocupa a algunos. Porque siempre, a los que no vivieron esos tiempos, se les puede mentir y estafar. Cada quien que cargue su propia carga: Balaguer, Bosch, Peña Gómez, Wessin, Pérez y Pérez, Nivar, Pou Castro, Amín Abel, El Moreno, etc. Aquí no hubo santos, ni héroes. Fueron personas que se enfrentaron a sangre y fuego por el poder. Unos ganaron, otros perdieron. ¿Y qué hubiesen hecho los perdedores de ganar? ¡Tremendo baño de sangre! ¡Tremenda dictadura! ¿Y esos son los mártires y santos del panteón izquierdista?
¡Ave retro, Satanás!

Huayna Jim

Respecto del comentario de Sangiovanni y tu respuesta:
Siempre he pensado que a Balaguer, como a otros personajes de nuestra historia política, se le endiosó, atribuyéndosele cualidades casi sobrehumanas sobre todo en lo que a su inteligencia se refiere. Como tú, pienso que Balaguer fue hábil, pero ciertamente, no un genio. También concuerdo totalmente en que él no fue un estadista, puesto que ninguna de sus políticas contribuyeron a forjar un estado dominicano más fuerte. Antes bien, lo debilitaron aún más y prefiguraron el desastre que es hoy día ese estado, anómico, lastrado por la corrupción que no se detiene ante la puerta de ningún despacho ya, y que no es más que un espaldero del narcotráfico. Sobre las necesidades históricas que él tuviera o no, de combatir el comunismo, aquí se ha callado mucho. Somos cada vez más las personas que ansiamos un recuento de ese momento histórico menos parcializado y más veraz.

Aquiles Julián

Bueno, pues por fin alguien entiende tanto mi punto de vista como el sentido de lo que escribo. Los extremistas totalitarios quieren reducir todo a satanizar a Balaguer y santificar a sus "mártires". Y le molesta que se remuevan las cosas. Y también hay quienes no desean, por el lado de Balaguer, que se explicite su papel. Como tú, pienso que tiene una gran responsabilidad en llevarnos a este Estado presidencialista, centralizado, de escasos controles, de tanta impunidad, de tanta carencia de cultura democrática, de tanta propensión a la corrupción, el dolo y el cohecho. Él, particularmente, lo favorecía como una manera personal de gobernar. Y sus herederos, perredeístas y peledeístas, han agravado aquellas prácticas de por sí deleznables.
Los ciudadanos independientes, que no tenemos vela en ningún entierro, que no hemos sido, ni somos ni aspiramos a ser copartícipes del descalabro y la cogioca monumental que prevalece en el país, tenemos que evidenciar la realidad y sus orígenes. De ahí que, desde que empecé a intentar estas reflexiones, haya recibido todo tipo de insultos y calumnias. Que a mí, por cierto, ni me afectan ni me importan. De hecho, sabía que vendrían. Lo que me alegra es también la inesperada y siempre grata presencia de personas que, como tú, coinciden y enriquecen las ideas que expongo y me amplían mi visión.

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