miércoles, 5 de septiembre de 2012

¿POR QUE LOS ESTADOS VAN A LEGALIZAR LAS DROGAS?



¿Por qué los Estados van a legalizar las drogas?

Por Aquiles Julián

“Si todas las drogas no se legalizan absolutamente para todos con el mismo precio, el esquema fracasará. Si no se legalizan para los niños, o no se legalizan las mal llamadas drogas duras, entonces no faltarán delincuentes que se las vendan. Y el esquema, insisto, fracasará en ese caso en su faceta de inhibir al narcotráfico, porque la epidemia de adicciones y toda la mortalidad relacionada con la droga ahí estaría.”
Gerardo Ochoa Vargas
     Periodista mexicano



Vivimos, impávidos, la irresistible marcha hacia la legalización de las drogas.
Es un movimiento irreversible, con gobiernos, personalidades, expresidentes, artistas y poderosas corporaciones mediáticas como Time-Warner cantando los innúmeros beneficios que derivarán nuestras sociedades de desmontar las restricciones a la producción, distribución y comercialización de marihuana y otros narcóticos.
La marihuana, claro, es el mascarón de proa. Pero, si se aprueba una ¿por qué no las demás?
Hay poderosas fuerzas tras esa iniciativa.
Es claro que tantos expresidentes, corchos de instituciones internacionales, personalidades del mundo empresarial, intelectual, político, escritores, artistas y también presidentes en ejercicio, como Juan Manuel Santos de Colombia, Otto Pérez Molina, de Guatemala,  y José Mujica, de Uruguay, no iban a lanzarse sin haber recibido las señas oportunas.
Nadie, y menos este tipo de tiburones políticos, se suicida.
Hay una compleja madeja de tratados, acuerdos, convenciones que desmantelar, reescribir, remodelar.
Pero la decisión fue tomada ya.
¿Por quiénes? No sé. Soy ajeno al mundo del poder. Un simple ciudadano que observa, evalúa, une cabos y busca entender por su cuenta un mundo en que se nos esquilma mucho para mantenernos ajenos a lo que nos afecta.
Sin embargo, el desenvolvimiento de lo que acontece indica claro que hacia allí marchamos. Y a toda prisa.

EL MITO DE LA GUERRA A LAS DROGAS

Se habla, por ejemplo, de que “la guerra a las drogas” ha fracasado. ¿Y hubo una guerra a las drogas?
No voy a hablar de otros países: hablaré del mío. Aquí los narcos han sido enganchados a las Fuerzas Armadas, cuidados y protegidos por altos militares, ascendidos en el escalafón militar, logrado documentos legales fraudulentos, obtenido nombramientos como Ayudante Civil del Presidente de la República, entre otros logros. ¿De qué guerra entonces, hablamos?
Sus cargamentos han sido escoltados por altos oficiales militares. Y otros han sido incluso sicarios, matones a sueldo para ajustes de cuenta, como el caso de Paya, Baní.
Por igual, en el país son públicos los puntos de venta de drogas y los que se dedican a esas prácticas. ¿Dónde está la guerra de la que se habla?
Tras todas las fanfarrias hay un negocio inmenso del que participan instancias de poder, pues en ninguna parte, y menos en un país pequeño como República Dominicana, se pueden mover tantos millones de dólares sin que salpiquen y mojen al poder. Ni aquí. Ni en España. Ni en los Estados Unidos. Ni en parte alguna.
Ahora se van a ir esclareciendo muchas cosas, transparentando otras y caerán muchos velos.
La legalización de la marihuana y otras drogas, que está en camino, significará para millones de individuos una tragedia personal, pero será un logro de las grandes corporaciones y los Estados.
¿Qué hay detrás de todo ese movimiento?

“¡LAS MASAS QUIEREN DROGAS! ¡LAS MASAS QUIEREN DROGAS!”

Este año vimos la masiva concurrencia a las marchas simultáneas en países y ciudades que reclamaban legalizar la marihuana.
Montar una marcha cuesta dinero. Mucho.
Lograr coordinar simultáneamente en cientos de ciudades y en decenas de países marchas pro despenalización de la marihuana, en que se fumaba la yerba sin ningún tipo de recato, indica que hay poderosas fuentes que financian estas actividades.
Se trata, es claro, de pintar como una respuesta a un reclamo popular, las medidas que se van a adoptar.
Y entonces está el papel de soliviantadores  de la opinión pública de una serie de personalidades mediáticas como el cantante Juanes, el exsecretario general de la ONU Kofi Annan, escritores bien conectados como Mario Vargas Llosa, Richard Branson, fundador de Virgin Group, la ex alta comisaria para los Derechos Humanos de la ONU, Louise Arbour; el ex representante de asuntos exteriores de la Unión Europea, Javier Solana y el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Paul Volcker.
Súmeles las voces con gran peso político de expresidentes como César Gaviria, de Colombia, Ernesto Zedillo, de México, Fernando Enrique Cardoso, de Brasil, Vicente Fox, de México.
Y añadan, como la cereza del topping, la proclividad hacia esa medida de una corporación mediática tan poderosa como la Time-Warner, cuya revista Time publica artículos como  “Marijuana Should Be Decriminalized” o
“Uruguay’s Plan to Legalize Marijuana Sales: Should the Rest of the World Follow?”
¿No es obvio hacia dónde están soplando los vientos?

¿POR QUÉ LOS ESTADOS VAN A LEGALIZAR LAS DROGAS?

Debemos al alcalde de la comunidad de Rasquera, España, Bernat Pellisa, la explicación.
Pellisa logró un sólido 56.3% de aprobación a su propuesta de que la comunidad facilitara terrenos a la Asociación Barcelonesa Cannábica de Autoconsumo (ABCDA), para que cultivara marihuana, con la excusa de que “supondrá la creación de 40 puestos de trabajo y permitirá ingresar 1,3 millones de euros (1,7 millones de dólares) en dos años.”
Puestos de trabajo e impuestos, he ahí dos de sus razones.
¿La mayor? Las mafias o cárteles han creado un mercado ya no cautivo, sino esclavo de sus vicios, que representa billones de dólares y que atrae el apetito de las grandes corporaciones.
Ya el mercado existe. Ahora se va a montar lo que en argot del narco sería “un tumbe”. Los políticos y las grandes corporaciones buscarán despojar a las mafias del narcotráfico de su negocio y su mercado.
Las drogas tienen hoy, para los Estados, mucho valor.
Son un medio de mantener entretenida, distraída, adormecida, enajenada, a buena parte de la población.
Eso significa que posee un valor político.
Eso lo saben bien, por ejemplo, los norteamericanos, que de forma aleve desviaron hacia las drogas todo el formidable movimiento contestatario de los años ´60.
Al final, aquella fuerza se disolvió en sexo, droga y rock-and-roll.
En mi país, Rep. Dominicana, las drogas se introdujeron en 1966 como recurso de contrainsurgencia, para aplacar a una juventud que reclamaba cambios sociales y políticos.
Yo fui testigo de ese proceso.
Se introdujo junto con el basketball. Y en las canchas de basket se distribuían los porros, pastillas y otras sustancias.
Y también se colocaban carteles: “Drogas No, Deportes Sí”.

LA IMPORTANCIA DEL NEGOCIO DE LAS DROGAS PARA EL ESTADO

Preguntémonos, ¿por qué los Estados, comenzando por Estados Unidos, no erradican la comercialización de drogas?
Respuesta: porque crearían una situación de altísima inestabilidad social y una crisis para la que no tienen solución.
La producción, distribución y comercialización de drogas es la mayor fuente de empleos  que existe ahora mismo en Estados Unidos, España y en todos los países de América Latina.
Es la actividad en que más personas trabajan y se ganan su sustento.
Los Estados no tienen puestos de trabajo con que sustituir o reemplazar los que se perderían de suprimir los puntos de droga.
Es decir, en buen castellano, que la producción, distribución y venta de estupefacientes son una solución bastarda a la falta de empleos y oportunidades.
Brindan, a los que se arriesgan, una oportunidad de acceder a riquezas por esa vía.
Y muchos agentes lucran haciéndose de la vista gorda o sirviéndoles de manera oficiosa.
No tienen, pues, los Estados forma alguna de erradicar el narcotráfico, pues las economías nacionales dependen del flujo de dinero que esa actividad mueve.
¿Podría, por ejemplo, existir el boom inmobiliario de tantas torres de lujo en Santo Domingo sin los recursos del narco? ¿O las marcas lujosas de vehículo?

CRÓNICA DE UN “TUMBE” ANUNCIADO

La actual crisis financiera internacional que explotó en el 2007, causada por aquellas figuras especulativas que fueron las hipotecas subprimes, ha acelerado la urgencia de legalizar la marihuana y otras drogas.
Lo que viene es un “tumbe”.
Se va a transferir el negocio de las drogas de los carteles y mafias a las grandes corporaciones.
Y los Estados se beneficiarán con los impuestos y gravámenes que obtendrán por oficializar el “tumbe”.
La represión a los narcotraficantes seguirá, sin dudas.
Ellos no van a ceder su negocio así por así. Pero esta vez sí librarán una guerra perdida.
Ya ellos hicieron el trabajo sucio. Crearon el mercado.
Ahora toca a las grandes corporaciones y sus servidores, los gobiernos, cosechar.
Así vienen las cosas.
Eso es lo que trae el barco.

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