viernes, 14 de septiembre de 2012

LA VIOLENCIA REAL QUE EL POETA JAVIER SICILIA SE NIEGA A VER


LA VIOLENCIA REAL QUE EL POETA JAVIER SICILIA SE NIEGA A VER
El País, España, trae la noticia de la aparición de 16 cadáveres en Tamaulipas, el estado del Cártel del Golfo, que iniciara en su tiempo un contrabandista, Juan Nepomuceno Guerra, en los años '70, y que hoy se disputan a sangre y fuego los del Cártel del Golfo, aliados al Cártel de Sinaloa, y el violento cártel de Los Zetas, ex-miembros de las fuerzas especiales que fueron brazo armado del Cártel del Golfo y luego se independizaron y decidieron crear su propio cártel.
Nueve muertos en Nuevo Laredo y seis muertos en San Fernando, víctima de la cruenta lucha entre las bandas por imponer su predominio.
Esa es la violencia mayor que sacude México. 
La pregunta que se cae de la mata es: ¿cómo evitaría la legalización de las drogas esa violencia?
El enfrentamiento entre Los Zetas y el Cártel del Golfo, al que le han defenestrado sus cabezas, es por controlar las rutas de trasiego de drogas desde México a los Estados Unidos.
La legalización de las drogas ¿eliminaría la necesidad de ese trasiego? En modo alguno. El contrabando significa siempre saltarse las regulaciones y los impuestos. De hecho, Juan Nepomuceno Guerra, el patriarca del Cártel del Golfo, originalmente era un contrabandista de bienes de consumo que metía a México saltándose las regulaciones proteccionistas de las autoridades mexicanas. 
Cuando dejó el control del grupo a su sobrino, Juan García Ábrego, este invirtió el flujo: en vez de traer aparatos electrónicos y bebidas a México, usó las rutas para introducir en Estados Unidos estupefacientes.
Osiel Cárdenas Guillén, que sucedió en el control a García Ábrego, dos años después del apresamiento de éste último en 1996 se hizo de una guardia de élite formada por soldados profesionales para su resguardo y acciones punitivas. Ese fue el origen de Los Zetas.
La extradición a Estados Unidos de Cárdenas Guillén y la reciente captura de Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, cabeza de una de las facciones del Cártel del Golfo, deja a esta organización suficientemente maltrecha como para que sus antiguos servidores, Los Zetas, quieran apropiarse de la ruta.
El Coss, por su parte, había convenido alianza con el letal Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo, líder del Cártel de Sinaloa, que también tiene interés en la ruta.
Y ahí están enfrascados en una guerra a muerte.
¿En qué la descripción anterior se ve afectada por la legalización de las drogas? 
Aún las legalicen, lo que viene próximamente, los Estados Unidos establecerían normas, reglas, restricciones; es decir, crearía las bases para que las bandas de narcotraficantes sigan operando.
Y mientras sigan operando habrá violencia. Sobre todo, mientras los gobiernos sigan tolerando y facilitando a los capos actuar; mientras estos tengan comprados a políticos, oficiales de la policía y del ejército: mientras el narcotráfico permee y domine parte del Estado y sus aparatos represivos.
Si el Chapo Guzmán se impone sobre Los Zetas y controla y subordina al Cártel del Golfo, México entero quedará a sus expensas.
Ya ha acumulado demasiado poder.
Sus sicarios se mueven por México a sus anchas.
No tienen ley alguna que respetar. Norma alguna que seguir. Simplemente imponer el terror. Y de eso saben.
Y tienen buena parte del aparato político, policial, militar y judicial comprado y a su servicio.
El clamor porque cese la violencia ¿implicará dejar actuar, hacer y deshacer a los cárteles, sobre todo a Los Zetas, los del Golfo, el de Sinaloa y el de Juárez, y a los que, animados por la permisividad, se animen a aparecer?
¿Cómo piensa el poeta Javier Sicilia que se reducirá la violencia entre pandillas? ¿Hará una peregrinación, otra caravana a Sinaloa, a Ciudad Juárez, a Tamaulipas y a donde tengan Los Zetas su base de operaciones?
Esa segunda ni creo que la haga ni le aconsejo que la piense siquiera.
A diferencia de los Estados Unidos, que tienen leyes, reglas y normas a los que atenerse mal que bien, los Cárteles no tienen ninguna.
Es simple primitivismo. Simple fuerza.
Si el Estado mexicano pierde el control y se prosterna, no habrá para el poeta Javier Sicilia país posible.
Si el cree haber visto violencia, que sepa que no ha visto nada.
La guerra entre cárteles es la fuente de toda violencia, de esa espiral de crímenes que tiene atrapada a México.
Y a la que él de alguna manera se está prestando a servir.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/09/14/mexico/1347654382_123188.html

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