lunes, 13 de mayo de 2013

HAY ABOGADOS QUE SON UNA CONFESIÓN DE CULPABILIDAD IMPLÍCITA





HAY ABOGADOS QUE SON UNA CONFESIÓN DE CULPABILIDAD IMPLÍCITA
Hay abogados que su contratación equivale de hecho a una confesión.
Son abogados de culpables, de contumaces, de auténticos delincuentes y bandidos.
Especialistas en chicanas y en comprar sentencias.
Conocedores de quiénes se venden y quiénes "entran en toda".
Todo su "aval jurídico" es ese: la compra venta de conciencias.
Han sido cómplices de inconductas y monstruosidades.
Se han prestado para lo peor.
Son la muestra de lo peor de todas las prácticas consuetudinarias del mamotreto de justicia que nos envilece y degrada.
Dados a conductas nauseabundas.
A las violaciones de toda norma ética, de todo principio, de todo valor.
Sobreviven gracias a complicidades, a chantajes y a sobornos.
Y cuando alguien los contrata ya sabemos qué es: culpable.
Y de la peor especie.
Basura experta en basura.
Suman su podredumbre al hedor de nuestra (in)justicia.
Hay seudoprofesionales que deshonran todo.
Aún una justicia sin honor como la nuestra.


Cuando se relativizan los valores y principios y se hace del lucro a cualquier precio el indicador social de éxito, gente que debiera haber sido excluida de la práctica profesional, por cómplice de delitos, que son muchos y documentados, entre ellos su complicidad en el crimen de los jóvenes del Club Héctor J. Díaz o en el de Orlando Martínez, todos probados, sigue actuando impunemente al servicio de lacras y malandrines.

Ciertas fotos con el gorrito de abogado me recuerdan mucho a aquel dechado de la jurisprudencia que era el singular Dr. Micky Jacobo, una cumbre de legalidad, que interpretaba Anthony Ríos en El Show de Luisito y Anthony. Esa es la verdadera "escuela de Derecho" a la que ciertos turpenes de la delincuencia judicial han asistido, por lo torcido de todas sus prácticas.

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