lunes, 13 de mayo de 2013

DESTRUYENDO EL CLIMA, DESTRUIMOS LA VIDA, Y DE PASO NUESTRA VIDA



DESTRUYENDO EL CLIMA, DESTRUIMOS LA VIDA. Y DE PASO NUESTRA VIDA.
Hay gente tan embebida en la sobrevivencia, en el día a día, en los afanes y presiones y contratiempos y urgencias, que no pueden pensar ni preocuparse ni reflexionar ni interesarse en lo realmente prioritario.
El sistema está concebido para que no pensemos.
Nos dan opiniones predigeridas para que las repitamos y creamos que son nuestras.
Y nos secuestran todo posible raciocinio con tal carga de seudoproblemas, temas y frivolidades que nos impiden dedicar tiempo a pensar (total, no nos enseñan cómo se hace) en nosotros mismos y en las cosas relevalentes que nos atañen.
Esto del clima y el medio ambiente, de la protección de la flora y la fauna, de la preservación de las condiciones que hacen vivible y habitable el planeta es de importancia capital.
Pero la condición de precariedad financiera en que se debate la gente en su inmensa mayoría, los ruidos que atronan su mente impuestos por un aparato mediático que alimenta todo tipo de escándalo, sensacionalismo barato, frivolidad y distracción, la total enajenación en que transcurre la vida de la inmensa mayoría de personas, ocupadas en la sobrevivencia a cualquier costo, impiden que eso sea importante o siquiera tomado en cuenta.
Y es que hay poderosos intereses que lucran de esa ignorancia y de ese descuido.
Y que se verían afectados si los ciudadanos cobramos conciencia y a una impedimos que se siga deteriorando a marcha forzada el clima y la vida.
Los hombres y muchas especies debemos nuestra existencia a un equilibrio precario del medioambiente que nos permite existir.
Si ese equilibrio delicado y frágil se pierde podemos en riesgo nuestra existencia y la de la vida como la conocemos.
Que una minoría por lucrar comprometa las condiciones que hacen vivible al planeta es irresponsable. La codicia conspira contra esas mismas personas. Con la extinción de la especie humana nadie gana.
Es hora de que asumamos una responsabilidad con el medioambiente, el clima, la fauna y la flora y el planeta.
Es lo único que haría posible recuperar ese punto de no retorno al que nuestra indolencia y nuestra locura nos empuja con celeridad.
Es tiempo de pensar y actuar por la vida.
Por nuestra vida y por la de los nuestros. Y la de todos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario