viernes, 2 de noviembre de 2012

SANDY O LA FABRICACIÓN DE HISTERIA SOCIAL


SANDY O LA FABRICACIÓN DE HISTERIA SOCIAL

Por Aquiles Julián


Es sorprendente la histeria social provocada por los mass media y alimentada por el ocio en las redes sociales con respecto a la tormenta Sandy que azotó Las Antillas y luego se fue, sin visa, a los Estados Unidos.
Y simpática la actitud de muchos dominicanos que parece que olvidaron que las tomentas son eso: mucha agua y vientos, algo que han visto toda su vida.
Lo que sí es obvio es que no sólo aquí hay autoridades incompetentes, estafas públicas y deficiencias.
El drenaje pluvial insuficiente o abiertamente inadecuado saltó a la vista en las fotos de las ciudades norteamericanas que parecían piscinas.
Y la especulación inmobiliaria que vendió terrenos con tendencia a la inundación también.
Las tormentas son un medio de renovación de la naturaleza. Elimina los árboles débiles e inútiles, derribándolos.
En una ciudad eso provoca mucho bulto y también daños, cuando el árbol le cae encima a un vehículo. No es algo que ocurra normalmente en nuestro país, pues los dominicanos tenemos un master en tormentas y ciclones.
Ciertamente, aquí hay personas que se acomodan a vivir precariamente a orillas de ríos o construyen en lechos de ríos y mientras no llueve no hay problemas. Siempre son los mismos barrios los que se inundan.
Ahí se juntan dos cosas que suelen ser compañeras: la inconsciencia del infeliz junto a la irresponsabilidad de las autoridades.
Ambas cortejan la tragedia.
La endeblez y fragilidad de nuestras viviendas humildes tiene su parangón en aquellas "casas de cartón" que les venden a los norteamericanos y que no aguantan un vientecito.
Los dominicanos, por humildes que sean, conocedores de que viven en el trayecto de los ciclones y que vendrán a visitarnos una y otra vez, buscan la manera de construir en block.
Si no me cree mire las casas amontonadas de nuestros rancheríos.
Serán pobres, ignorantes, pero estúpidos no son.
Los norteamericanos han sido seducidos por viviendas sin mayor seguridad, que se derrumban al primer embate.
Cris y yo estuvimos en New York el domingo y vimos como la histeria fue fomentándose desde los medios de comunicación.
Los negocios empezaron a cerrar temprano.
Y los rumores se expandieron. Llegaron a decir que el aeropuerto estaría cerrado desde el domingo a las 2 p.m.
Nuestro vuelo salía a las 11:35 p.m. y siempre aparecía en programa.
Nos fuimos a las 8 p.m. al aeropuerto Kennedy y a esa hora no había caído una gotita de agua.
A las 12:30 p.m., por un retraso del piloto ajeno a todo problema, el avión salió para RD y llegamos al país a las 4:45 p.m.
Por los rumores y los miedos el avión viajó medio vacío.
Veo los fotomontajes de tiburones y otras manipulaciones y la ingenuidad de gente que reacciona a cosas que son falsas.
Y las fotos que quieren comunicarnos una catástrofe que no es tal, salvo la catástrofe del sistema de drenaje pluvial, la catástrofe de dejar que especuladores vendan terrenos con vocación de anegarse, la catástrofe de viviendas endebles y de escasa resistencia a vientos y huracanes.
Lo otro es histeria... Y esa es otra historia.

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