jueves, 5 de abril de 2012

CÓMO APRENDER A SER COMPRADORES INTELIGENTES


Cómo aprender a ser compradores inteligentes

Por Aquiles Julián

“Mi pueblo se pierde por falta de conocimiento”

Oseas 4, 6

La inmensa mayoría de las personas hemos sido preparadas, condicionadas, sin que nos demos cuenta para comportarnos como compradores inconscientes.

Vivimos comprando. De hecho, trabajamos para tener dinero con qué comprar.

La publicidad nos anima a comprar esto, aquello y a consumir a diestra y siniestra. Toda la economía está montada para hacernos consumir.

El sistema comercial está diseñado para:

1) Mantener a las personas metidas en los supermercados;

2) Generar compras frecuentes;

3) Hacer gastar lo más posible a las personas;

4) Inducir compras superfluas; y

5) Propiciar el mal uso y el desperdicio de productos para acelerar las compras de

reposición.

Las plazas comerciales, los hipermercados, no tendrían sentido si las personas compraran una vez al mes, pues no serían económicamente viables.

Sería incosteable mantener abierto un hipermercado como los que tienen montados distintas compañías, inmensos, repletos de mercaderías, durante 29 días para vender sólo un día al mes. Es preciso generar un tráfico de personas continuo, mantener a las personas comprando.

Para eso, los centros de distribución masiva como estos hipermercados han empalmado con los fabricantes de forma que los productos que se expenden en dichas plazas reúnan ciertas características que lleven a las personas a adquirirlos con una frecuencia mínima de dos a tres veces por mes.

LAS SIETE CARACTERÍSTICAS DE LAS MARCAS COMERCIALES

Estas características, apoyadas en un fuerte marketing, son las siguientes:

1. Calidad baja que requiera utilizar mayor cantidad para lograr un resultado.

2. Empaques brillantes, en diseños y colores llamativos

3. Cuidar los aspectos sensoriales (color, aroma, textura, etc.) sobre los realmente funcionales vinculados a la calidad de desempeño

4. Publicidad que genere expectativas o fantasías en el cliente, apelando a sus aspiraciones, deseos y necesidades emocionales, sin vínculo con el producto

5. Precio aparentemente bajo que se compensa con la baja calidad y la mayor frecuencia de compra

6. Empaques y cantidades que lleven a compra frecuente, para una duración no mayor de una semana o diez días.

7. Sin mayor preocupación por el riesgo al usuario o al medioambiente, si eso afecta los seis factores previos señalados.

Así, las personas somos amaestradas para fijarnos en el “precio” de los productos, porque damos por sentado que los factores de calidad, cantidad, seguridad, fórmulas, etc., son iguales o semejantes.

No nos enseñan a comprar porque ellos se perjudicarían, por lo cual actúan para que permanezcamos en la ignorancia o caigamos en el descuido o la negligencia, en nuestro propio perjuicio.

Y además aprovechan que tampoco sabemos mucho del lenguaje críptico de las fórmulas que encubre en su jerga técnica información que se quiere escamotear a las personas.

Se trata de todo un sistema montado para lucrarse de nuestra ignorancia y en nuestro perjuicio.

Y contra ese sistema es que actuamos. De ahí que la tarea siempre consiste en EDUCARNOS y en EDUCAR, llevándonos a aprender y a ayudar a que otros aprendan cómo escapar a un sistema comercial montado para despojarnos del dinero sin darnos un valor significativo a cambio del mismo.

LO BARATO SALE CARO

¿Por qué nos hacen fijarnos en “el precio”? Porque este es utilizado como cebo para llevarnos a comprar productos caracterizados por:

1. Calidad de mediocre a baja

2. Que requieren de usar gran cantidad para producir un resultado

3. Que se acaban a los pocos días y obligan a hacer compra de reposición

4. Muchas veces con ingredientes agresivos a la salud del usuario y las familias

5. Casi siempre dañinos y perjudiciales al medioambiente

No se nos enseña a calcular el costo por uso, a evaluar las fórmulas y la composición de los productos, a medir su rendimiento, a conocer si contienen ingredientes dañinos a la salud del usuario o a la familia o si son lesivos a la flora y la fauna o si en general al medioambiente.

Esto, que nos convertiría en compradores inteligentes, no conviene al sistema comercial vigente porque quedarían en evidencia la baja calidad de muchos productos, su composición deficiente o sus ingredientes perjudiciales, los riesgos a la salud del usuario o de la familia expuesta a los químicos contenidos en dichos productos, el daño que los mismos producen en el medioambiente o cómo su escaso rendimiento lesiona la economía familiar y despoja a las personas de sus recursos.

Nos enseñan a fijarnos en “el precio” porque ellos, los que se benefician del sistema comercial, saben que “Lo barato sale caro” y nos hacen pagar bien caro por sus productos “baratos”.

Nos salen caros porque nos hacen gastar de más.

Nos salen caros porque acortan la vida útil de prendas y equipos.

Nos salen caros por los daños a la salud personal y familiar.

Y nos salen bien caros por el daño a la flora, la fauna y el medioambiente que degrada la calidad de vida de todos.

LOS SIETE FACTORES QUE EVALÚA UN COMPRADOR INTELIGENTE

De ahí la importancia de que no nos dejemos seguir embaucando por un sistema montado para despojarnos de nuestro dinero a cambio de un valor escaso y aprendamos a ser compradores inteligentes.

Para serlo, necesitamos aprender a evaluar los siguientes siete aspectos:

1. El costo por uso

2. El tiempo de duración

3. El desempeño del producto o calidad

4. Su formulación e ingredientes

5. La garantía de respaldo

6. Su nivel de riesgo al usuario o a la familia

7. Su nivel de inocuidad a la flora, la fauna y el medioambiente.

Cada uno de estos siete factores es de gran importancia y, en su conjunto, son los que tomaría en cuenta un comprador profesional, alguien al que le pagan por adquirir productos o servicios para una empresa, al elegir entre una u otra marca.

Pues bien, eres el comprador profesional de tu familia, tienes que prepararte para hacerlo correctamente o sino la perjudicará.

Tienes que comprar con inteligencia.

LA IMPORTANCIA DE CADA UNO DE LOS SIETE FACTORES

Veamos cada uno de los factores para evaluar su importancia.

El costo por uso es el precio real que pagamos, pues es el que define qué tan económico o qué tan costoso nos sale utilizar dicho producto.

Un producto de aparente bajo precio pero de escaso rendimiento puede tener un costo por uso que triplique o cuadruplique o quintuplique el costo por uso de otro que aparentemente es de mayor precio.

Recordemos que el precio es un truco que utiliza el sistema comercial para distraernos y embobarnos, con el fin de hacernos gastar más y sacarnos el dinero sin que nos demos cuenta.

El tiempo de duración es importante porque hay un costo implicado en tiempo, gastos de desplazamiento, etc., asociados a tener que volver a ir al hipermercado a comprar.

Aún sea el mismo costo por uso, si uno me dura dos meses y otro me hace ir cada quince días a hacer compra de reposición, el segundo me sale más caro por los costos asociados a su provisión (tiempo, gasolina, desgaste del vehículo, etc.).

El desempeño del producto, su calidad, unida a la cantidad requerida para lograr el resultado es otro factor de gran importancia.

Un producto que requiera mayor cantidad se gastará más rápido y me obligará a una compra de reposición de mayor frecuencia que un producto concentrado que me rinda un alto desempeño con menor cantidad.

Por igual, el desempeño tiene que medir cantidad de trabajo requerida, inocuidad para materiales, equipos y usuarios y factores secundarios asociados a la calidad de desempeño como duración del efecto, residuos, etc.

La formulación y los ingredientes debe tomar en cuenta su cuidan el utilizar materias primas de calidad, si poseen tecnología exclusiva o patentes propias, si los ingredientes no son dañinos a la salud del usuario o las familias o si son o no biodegradables o si perjudican al medioambiente.

La garantía de respaldo es otro aspecto de valor a tomar en cuenta. ¿Qué nivel de garantía ofrece el fabricante o el comercializador del producto que proveen? Si el producto no llena su cometido o satisface las expectativas ¿qué reembolso garantizan? Ese factor evita que por inducir expectativas falsas o con promesas engañosas nos hagan comprar productos que no hacen lo que prometen hacer.

El nivel de riesgo para el usuario o la familia debe garantizar que el producto no tiene mayores riesgos de toxicidad para el usuario o la familia si se usa de acuerdo a las instrucciones, sea por emanación de gases, por residuos contaminantes o por venenos o sustancias agresivas contenidas en el mismo.

El desconocer los riesgos implícitos en muchos productos comerciales es fuente de múltiples tragedias por ingestión, contacto o uso descuidado de productos que contienen tóxicos y sustancias agresivas que lesionan gravemente o llevan a la muerte a personas que inadvertidamente entran en contacto con ellos.

Nadie querría provocar una lamentable tragedia por haber comprado un producto sin saber los tóxicos en su formulación.

La inocuidad y biodegradabilidad para el medio ambiente también cobra cada vez mayor importancia. En tanto consumidores inteligentes y responsables, sabemos que tenemos una responsabilidad extendida a nuestro entorno, a nuestro medioambiente, a la flora, la fauna y la vida en la tierra.

Proteger los ríos, la vida silvestre, las aguas subterráneas, la tierra de la que nos sustentamos, la atmósfera, los mares y la vida animal, acuática y vegetal, es parte de la responsabilidad que tenemos como seres conscientes e inteligentes. Y la misma tenemos que transmitírsela a nuestros hijos, dándoles el ejemplo.

DE COMPRADORES INCONSCIENTES A COMPRADORES INTELIGENTES

Hay muchos beneficios que se derivan de movernos de compradores inconscientes a compradores inteligentes.

Esos beneficios podemos especificarlos, destacando los siguientes:

1. Ahorro de dinero en los gastos del hogar

2. Elevar nuestra calidad de vida al usar productos de mayor calidad

3. Ahorro en tiempo al tener que ir menos al supermercado

4. Menor cantidad de basura y empaques

5. Mayor duración de nuestras prendas y electrodomésticos

6. Mayor salud personal y familiar

7. La satisfacción de contribuir con la vida y el medioambiente.

Estos siete beneficios nos separan del resto que sigue perjudicándose en sus compras dejando que otros se lucren mientras ellas degradan sus vidas, pierden un montón de dinero y ponen en riesgo su salud.

La falta de conocimiento hace que uno se pierda.

Hemos sido amaestrados por el sistema comercial para actuar sin pensar, repitiendo rutinas y hábitos de compra que han inoculado en nuestras mentes a través de los comerciales, las películas y series de televisión y otros recursos audiovisuales para condicionar nuestras conductas.

Al reaccionar contra ese condicionamiento y adquirir consciencia de nuestra responsabilidad para con nosotros y nuestras familias, y aprender los siete factores que separan a un comprador inteligente de un comprador inconsciente, hemos dado un paso de avance increíble. Nos hacemos parte de una minoría que asume el control de su vida en vez de esa inmensa mayoría que se deja manipular por unos vivos que se lucran de ella, perjudicándola en varios planos.

Y habiendo aprendido, podemos enseñar a otros a salir del embobamiento al que son sometidos para despojarles de su dinero.

Y podemos salvar vidas en ese proceso.

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