La muerte de Sonia Pierre y la sobrerreacción hipersensible de algunos que leen sin analizar.
Por Aquiles Julián
“Yo tenía una imagen distinta de usted, no pensé que podría expresarse de esa forma sobre la muerte de una persona, mucho menos de una luchadora como Sonia Pierre, una dominicana tan dominicana como el que más.”
Lancelot Rodríguez
EL ERROR DE SOBRERREACCIONAR SIN ANALIZAR
La pasión parece que no deja razonar con suficiente cordura a algunos amigos y amigas. Y los lleva a sobrereaccionar a una opinión que di, sustentada en una noticia que reproduce el experticio del Instituto de Patología Forense, y que era crítica del montón de disparates que he leído a raíz de la lamentable muerte de la activista por los derechos de los inmigrantes haitianos Sonia Pierre.
Yo escribí (y transcribo exactamente lo que escribí): “A LA SEÑORA PIERRE NO "LA MATÓ" EL "RACISMO", NI EL "NACIONALISMO", NI NINGUNO DE LOS DISPARATES QUE HE LEÍDO. PARECE QUE LA AUTOPSIA REVELA QUE LA MATÓ SU PROPIO DESCUIDO: NO TOMÓ UN ANTICOAGULANTE QUE DEBÍA TOMAR POR SU CONDICIÓN MÉDICA, PUES TENÍA VÁLVULAS IMPLANTADAS, Y ESO LE PRODUJO UNA TROMBOSIS (ES DECIR, UN COÁGULO O TROMBO). FUE UN SUICIDIO INVOLUNTARIO, POR ASÍ DECIRLO.” A continuación coloqué el enlace a la información digital que daba cuenta de la revelación sobre la causa del deceso por parte del Instituto de Patología Forense.
Así, he leído que incurrí en “ira y abuso verbales”, promover que “ser oscuro es un crimen y un defecto”, “ironía y desprecio” por la señora Pierre, en ser “muy duro en mis palabras y apreciaciones”, parece que también en “odio y repudio” y en “falta de misericordia” y además en “falta de amor hacia el prójimo”, pero resulta que lo que escribí fue que la señora Pierre fue víctima de sí misma, de su propio descuido, que es lo que expresa el Instituto de Patología Forense, en razón a que ella sabía que tenía que tomar un medicamento por su estado de salud y duró más de 48 horas sin medicarse, provocándose involuntariamente una trombosis que la llevó a la tumba. Que no fue el “racismo” ni el “nacionalismo”, sino su propio descuido consigo misma y su salud, la que produjo el infausto suceso de su fallecimiento.
Y para dolor de mis acusadores y escarnecedores, es así como lo describí.
El deseo de vindicar y heroificar a la señora Pierre lleva a algunas personas a maltratar y abusar verbalmente de otras. Y conste que, como probaré, he sido claro en considerar que los nacionales haitianos residentes en nuestro país, sin importar su status, sean legales o indocumentados, merecen ser tratados con todo respeto a su condición humana y no se debe permitir su explotación y abuso. Y por igual, lamente expresamente que algunos expresaran algún tipo de satisfacción por la triste muerte de la señora Pierre, contrario a quienes opinan que muestro “falta de amor hacia el prójimo”, “falta de misericordia” y “odio y repudio” hacia la señora Pierre.
Así que a los amigos que opinaron de forma tan fuera de lugar sobre lo que escribí, de los que sólo conozco a mi querida Carol Francis, se les peló el billete. Y voy a darme el derecho de demostrarlo.
QUÉ ESCRIBÍ INMEDIATAMENTE VI ALGUNA REACCIÓN IMPROPIA A DICHA NOTICIA
El 4 de diciembre estaba en Tampa, Florida, y coloqué en mi muro de Facebook el siguiente comentario en torno a algunas reacciones impropias y que desdicen de la misericordia y la humanidad de algunas personas, que por discrepar de la señora Pierre mostraron algunos signos de alegría o indiferencia a su fallecimiento. Lo transcribo tal como lo publiqué:
“Es bien inhumano, indecente e inmoral alegrarse de la muerte de alguien porque se discrepaba de esa persona. La muerte de la activista por los derechos de los inmigrantes haitianos Sonia o Solange Pierre es más que lamentable. Y aunque discrepe de algunos de sus puntos de vista, si es importante que los inmigrantes haitianos tengan quienes eleven la voz por ellos. Son abusados por su condición, y merecen protección y seguridad jurídica. Muchos empleadores no solo los usan para deprimir salarios, sino también mandan perseguirlos para no pagarles sus salarios ganados. Sonia Pierre, controversial en algunas de sus ideas o pretensiones, era una persona de la que se podía discrepar, y contrastar sus ideas con otros puntos de vista. Pero celebrar o sentirse a gusto con su fallecimiento es bárbaro, algo que desdice de quien lo experimenta y, peor aún, lo expresa. La discrepancia nunca nos debe llevar a querer anular al contradictor de manera física. Paz a sus restos.”
Eso aparece en mi muro de Facebook, para quien se tome el trabajo de buscarlo. Yo estaba en Tampa, Florida. Y desde allí saqué tiempo para expresar mi repudio a todo acto ajeno a la compasión y el amor al prójimo.
Pude quedarme callado. O sumarme a los que le sacaban a la señora Pierre ciertas conductas perjudiciales para República Dominicana. Escribí. Me expresé y externé mi punto de vista que obtuvo el eco de varios de mis lectores.
No vi, por cierto, ningún comentario a ese texto de los señores Lancelot Rodríguez y Prince Eze. Tampoco de mi querida Carol Francis. Aparentemente, no les llegó o no le pusieron atención o se perdió en el montón de mensajes que nos llegan por Facebook. Pero ahí está. ¿De dónde sale el supuesto racismo, el odio, la ira y otras pasiones bajas que me endilgan?, de que reaccionaron sin analizar lo que dije y pelean con un fantasma inventado por ellos.
MI HISTORIA PERSONAL ES DE SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO HAITIANO
He tenido desde mi infancia un vínculo de respeto, aprecio, admiración y cariño por el pueblo haitiano. Así me crié.
Hubo un haitiano en mi hogar de El Seibo que era protegido nuestro y escondido cuando se rumoraba que se recogían a los haitianos, en tiempos de la tiranía de Trujillo. Él vivía en una pequeña casa en el patio de nuestra vivienda.
Y ya en mi adolescencia me beneficié de las enseñanzas de educadores haitianos, en mi hogar protegimos a “Valenzuela”, un exiliado haitiano, en tiempos del gobierno de los 12 años del Dr. Balaguer.
En 1976 fundé y dirigí el Núcleo de Escritores Jóvenes “Jacques Viau Renaud”, poeta haitiano que murió defendiendo la soberanía nacional frente a la invasión norteamericana de 1965.
En 1980 fundé un sindicato de braceros y jornaleros dominicanos y haitianos en el Ingenio Boca Chica, donde laboraba, y llevamos también una plancha de obreros dominicanos y haitianos a las elecciones del Sindicato de Trabajadores del Central Boca Chica.
Nunca he tenido ningún tipo de racismo. Y menos de antihaitianismo. Y a mis 58 años tengo una historia personal, pública, suficientemente pública, que lo demuestra.
¿De dónde entonces salen esas acusaciones desaforadas en mi contra? De que en vez de leer se sobrerreacciona en base a un prejuicio. Y las personas terminan por pelear no contra los molinos de vientos reales, sino contra los “gigantes” que ven en su desquiciada imaginación.
HE ESCRITO CLARO MI OPINIÓN SOBRE MI RAZA
He reivindicado mis orígenes, pues en mi caso confluyen todas las razas, prácticamente. Los asiáticos, los negros, los blancos y sin dudas remanentes de las razas amerindias. Así, en mi antología digital de cuentos africanos (Libros de Regalo, mayo 2008), escribí:
“Taínos exterminados, negros desconocidos, combinaron su sangre con españoles abandonados y relegados y terminó por emerger un ser humano nuevo: el mulato dominicano, indómito, rebelde, individualista.
Ese mulato, hijo del amancebamiento y el cruce de sangres y razas, ese dominicano soy yo. En mí palpita esa mezcla de sangres y razas.
Reivindicar al negro, al indígena, al europeo, es reconocernos como lo que somos: un cruce de culturas y genes, que se enriquece con lo mejor de todas. Y es aceptarnos como receptores de distintas raíces, todas válidas, todas ricas, todas importantes.”
Y eso creo. Como mulato, ser racista es matar a una parte de mí. De ahí que he vindicado mis orígenes.
MI OPINIÓN SOBRE LOS TRABAJADORES INMIGRANTES HAITIANOS
Pero también he escrito claramente mi opinión personal sobre los trabajadores inmigrantes haitianos.
En una edición que hice y que difundí en mi colección de libros digitales gratuitos Libros de Regalo, el No. 21, Julio 2008, de dos cuentos del profesor Juan Bosch, entre ellos “Luis Pié”, expuse mis opiniones de forma bien clara:
“Cada sociedad ha inventado sus “haitianos”: nosotros somos los haitianos en Puerto Rico; los colombianos son los haitianos en Venezuela; los bolivianos son los haitianos en Argentina; los judíos y los gitanos son los haitianos en Europa; los negros y latinos son los haitianos en los Estados Unidos. Cada sociedad ha generado sus haitianos: sus chivos expiatorios, sus parias.
Los campesinos haitianos, iletrados, primitivos, son arreados inhumanamente a los cañaverales y plantaciones agrícolas. Tienen el muro del idioma y el muro del analfabetismo aislándolos. También las prácticas culturales primitivas, socialmente inaceptables, debidas a su crianza sin normas urbanas: orinar dondequiera, higiene deficiente… Y principalmente, extrema pobreza.
Aquí son tolerados en el mejor de los casos; abusados la mayoría de las veces.
Hemos creado una sociedad que depende de la explotación de la mano de obra haitiana en áreas de la economía como la construcción y la agricultura.
Y los que han ido asentándose en el país ya incursionan en el comercio informal, la venta al pregón, la prostitución, la mendicidad organizada y, en los últimos tiempos, la delincuencia formal.
Es una convivencia forzada y ríspida. De cada lado de la isla abundan las historias horrendas para animar el recelo y la mala voluntad. Acá se agitan las matracas de la ocupación por 22 años, las vírgenes de Galindo, las decapitaciones y los incendios de poblaciones y otros abusos ocurridos durante las guerras de la Independencia; allá las relativas al Corte, la matanza de haitianos ordenada en 1937 por Trujillo y excusada y justificada por sus sicarios intelectuales.”
Allí también escribí algo que nos debe llevar a entender el trasfondo de la alharaca armada en torno a la lamentable muerte de la señora Pierre. Están utilizando abusivamente su muerte para fines protervos y ajenos a los intereses de dominicanos y haitianos. Están manipulando de forma obscena y sin escrúpulos una muerte siempre dolorosa y triste para objetivos bien abyectos.
Y muchos están dejándose atrapar en esa teleraña.
¿Qué escribí? Leamos:
“Haitianos y dominicanos tenemos que superar los miedos y las mentiras y aceptarnos; colaborar, dándonos apoyo mutuo; respetar nuestras historias y nuestras diferencias culturales y lingüísticas; entender que compartimos el mismo peñón antillano y que a ambos pueblos conviene que cuidemos este peñón bendito; mantener nuestras identidades políticas y regularizar y formalizar la presencia de nacionales de cada país en el otro, como inmigración legal.
Los sueños de fusión y de “integración” promovidos irresponsablemente por otros, en nada ayudan a las metas anteriores; por el contrario, siembran confusión, temor y desconfianza; avivan aún más las llamas inmisericordes de la animosidad.”
La aspiración no es el respeto de la condición humana de los inmigrantes indocumentados y que no se les explote y abuse inmisericordemente, lo cual tiene que ser una aspiración de cualquier persona que se respete. No, la aspiración es que se desdibujen las fronteras, se unifique la isla en una sola nación y se les cumpla el sueño a los países que subvencionan una campaña de unificación de las dos repúblicas en una, traicionando el sueño de Duarte y el sueño de Toussaint Louverture, de que sus pueblos fueran libres e independientes de toda potencia extranjera.
Eso es lo que hay debajo de la alharaca. Y con esas pretensiones en forma alguna puedo yo estar de acuerdo.
INCURRIR EN UNA CONTRADICTIO IN ADJECTO
El señor Lancelot Rodríguez, de West Los Angeles, California, yerra y comete lo que se llama una contradictio in adjecto; es decir, comete un error lógico al decir una cosa que se contradice con otra. Veamos. Dice el señor Rodríguez que la señora Pierre fue "una gran dominicana", y antes escribió que ella "fue un ejemplo de mujer luchadora por la causa de sus hermanos".
¿Se refiere a que luchaba por los dominicanos, como gran dominicana que era? No, él sabe, todo el mundo sabe, que la señora Pierre defendía a los inmigrantes haitianos. Y creo y endoso que fue una gran luchadora por los inmigrantes indocumentados que residen irregularmente en nuestro país.
Es decir, señor Rodríguez, que la señora Pierre luchaba por la causa de sus hermanos, y sus hermanos, como usted sabe, eran los inmigrantes haitianos. Y conste que creo y defiendo que estos merecen y deben ser defendidos de patrones explotadores y abusivos, que los hay por montones en RD.
Y de hecho, el vecino estado de Haití la honró declarando tres días de duelo nacional por su partida. ¿Me podría señalar el señor Rodríguez a cuáles otros dominicanos el estado haitiano les ha dedicado tres días de duelo nacional?
Lo demás son insultos gratuitos y calumnias insostenibles. ¿De dónde puede el señor Rodríguez, que reside en Los Ángeles, USA, venir a cuestionarme a mí que toda mi vida he residido en RD por elección propia?
Decir que "nadie dijo que a Sonia la mató el racismo" indica claramente que el señor Rodríguez no se tomó la molestia de leer el montón de reacciones cuasi histéricas que se levantó como polvareda tras la muerte de la señora Pierre, muerte que lamento y me apena.
Y que escriba con desvergüenza que "Lo lamentable es del señor Julián es que se burle de la muerte de una persona, como lo hace" es el colmo del desatino. Reto al señor Rodríguez a que muestre una sola expresión mía de "burla" por la muerte de la señora Pierre. No la hay. Simplemente me hice eco de un experticio forense sobre la causa de dicho deceso, debido a que la señora Pierre olvidó medicarse y se autoprovocó involuntariamente una trombosis fatal.
Una persona, llámese Sonia Pierre, Lancelot Rodríguez, Aquiles Julián o Juan de los Palotes tiene una responsabilidad con su propia salud e integridad física. Si ella se descuidó y pagó las consecuencias de ese descuido de manera fatal, es triste. Pero aquí casi se quiso acusar a los llamados "nacionalistas", personas que se oponen al plan de fusión entre las dos repúblicas que alientan algunos países, entre ellos ese mismo en que reside el señor Rodríguez, de haber cuasi provocado el "infarto" que se argumentó como causa primera de la muerte, por la "presión" y el "acoso" al que sometían a la señora Pierre. Acoso y presión que no le impidió a ella desarrollar con éxito una vida pública y ser una pequeña o mediana propietaria en Villa Altagracia, por cierto.
Y esos artículos y posts yo sí los leí. Y me sentí abusado por constatar cómo se quería aprovechar un hecho infausto como aquel, para manipularlo políticamente para los planes insidiosos del "bando parricida y traidor" que quiere finiquitar nuestra nacionalidad, el legado de Duarte y tantos por el cual se han vertido torrentes de sangre en esta media isla.
En fin, el señor Rodríguez puede seguir adulterando la verdad, mintiendo y deformando. Lo reto a que, como hago yo, cite sus palabras y demuestre sus calumniosas imputaciones. A ver si tiene menudo con qué devolver.
AQUÍ HAY SECTORES HABITUADOS A CAPITALIZAR MUERTES
Dos o tres días después de la muerte de la señora Pierre se arreó como si fueran vacas a infelices inmigrantes haitianos y a sus hijos al Centro de los Héroes, en una manifestación nada espontánea frente al Palacio del Congreso y la Suprema Corte de Justicia, que están contiguos, reclamando que a los inmigrantes haitianos se les dote de nacionalidad dominicana, cédula y derecho a voto, de forma que ellos puedan ser quienes elijan al presidente, las autoridades y la dirección política del país. En suma, que se produzca la fusión.
Y aquellos infelices llevados a vociferar, por los mismos que arrean como bestias a sus mujeres y menores para que mendiguen en las esquinas, y se lucran de fondos internacionales para sus planes antinacionales, levantaban en sus manos la foto de la señora Pierre. Hasta ese grado llega el impudor.
Me recuerda que estas mismas mafias políticas sacaban antes a los adolescentes de los liceos a que provocaran a nuestra semianalfabeta policía y la llevaran a un grado de furia que produjeran oportunos muertos, no de sus hijos que estudiaban en colegios privados y universidades privadas, sino de los hijos de infelices empleados y obreros sin mayores recursos, con los que desacreditar al gobierno de turno y provocar nuevos incidentes, nuevas protestas, que generaran otros muertos que a su vez condujeran a nuevas protestas y nuevos muertos.
La sangre, claro, salpicaba a humildes hogares, nunca al de ellos. Sus hijos nunca recibieron un culatazo. Nunca fueron a prisión. Y ellos se ocuparon luego de colocarlos en posiciones privilegiadas en el Estado o en organismos internacionales.
Y siguen siendo los mismos. Antes buscaban una tiranía totalitaria para el país. Ahora buscan disolver la nacionalidad y destruir el legado duartiano. Son los mismos. Y buscan siempre lo mismo: aherrojar a los dominicanos en un estado autoritario en que ellos sean los jefes.
Recuerden que ellos abominan de la nación, de sus valores, historia y bandera. Y además, para eso reciben muy buenos fondos de organizaciones internacionales y gobiernos interesados en que ese plan nefando se lleve a cabo. Antes vivían de sus mujeres y de los etipendios que les llegaban de la URSS, China, Cuba y otros países (hasta de la empobrecida y subdesarrollada Albania). Caído el “socialismo real”, se acogen a los fondos de organismos y gobiernos foráneos, vía el tinglado de ONG´s montadas para tales fines, siempre con el mismo propósito: destruir el país, acabar con la nacionalidad.
SALIRLE EL TIRO POR LA CULATA
El sobrerreaccionar sin previamente analizar lleva al error. No es lo que usted supuso o pensó o imaginó que yo quise decir, es lo que en verdad escribí y dije.
Usar palabras que no se dominan como calificativos es incurrir en ignorancia. La ironía es una figura retórica legítima que no fue usada por mí contra la señora Pierre. Ironicé sobre el bien orquestado vocinglerío de La Matraca Canalla antinacional, el “bando parricida y traidor” del cual Duarte habló en su época, que quiere servir a los intereses nefastos de las potencias que aspiran a que nosotros, como país, resolvamos el dolor de cabeza haitiano fusionándonos.
Somos dos pueblos. Somos dos culturas. Somos dos lenguas. Somos dos historias. Debemos permanecer vecinos, respetándonos, apoyándonos, pero preservando nuestras raíces culturales, lingüísticas e históricas propias.
Usar el cadáver de la señora Pierre para promocionar la fusión o para reclamar que a los inmigrantes haitianos se les dote de nacionalidad dominicana es un abuso incalificable. Y los que endosan esas pretensiones se desnudan como lo que son: enemigos inveterados del pueblo dominicano y su legítimo derecho a ser libre e independiente.
Creo, y apoyo, que los inmigrantes haitianos, como los inmigrantes chinos o de cualquier país, deben ser protegidos, respetados y valorados.
Mi esposa es colombiana. Yo tengo una particular sensibilidad hacia los inmigrantes que residen en nuestro país.
Y en mi hogar he tenido domésticas haitianas. Y en mi empresa, cuando la tuve, tenía empleados de nacionalidad haitiana. También italianos, peruanos, mexicanos y norteamericanos.
Espero que mi esposa pueda salir y entrar del país sin restricción, siempre que se acoja y respete las leyes de nuestra nación. Eso mismo espero yo de Colombia, cuando viaje a esa que es ya mi segunda patria.
Pero mi esposa vota en las elecciones colombianas, no en las dominicanas. Y yo voto en las dominicanas, no en las colombianas (aunque ganas me sobran).
Y eso mismo opino que tiene que suceder con los inmigrantes haitianos.
Y si debido a que pienso así me van a satanizar y a endilgar mil y una calumnias, procedan. Ahora, no esperen que me quede callado. Un derecho que me da el tener una nacionalidad, es el de externar mi opinión, disentir y refutar.
Aquí les espero.
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