Más infamias adicionales de Angelita Trujillo
Por Aquiles Julián
“Los dominicanos tenemos una gran deuda de gratitud con el generalísimo Trujillo. Sin él no tuviéramos los dominicanos la democracia que vive hoy el país.”
Angelita Trujillo
La edición del jueves 26 de mayo del 2011 del periódico Listín Diario trae la segunda parte de la entrevista hecha por su director, el periodista Miguel Franjul, a la hija predilecta del monstruo criminal que nos aplastó por 31 años: Rafael Leónidas Trujillo. Esta segunda parte es, como la anterior, una destilación de la infamia moral y mental de esta delincuente. Una afrenta al país, a cada dominicano, a cualquier persona con dignidad.
De ahí que sea pertinente desmontar sus infundios y evidenciar la malignidad de sus juicios, la perversidad de sus propósitos, la bajeza en que una y otra vez incurre.
De entrada, es válido poner en evidencia que se trata de una delincuente redomada, carne de presidio que ha escapado impune a la acción de la justicia por la complicidad de los que han ejercido y ejercen la autoridad en nuestro país.
Ninguno de los años que ha vivido esta delincuente se ha ganado un solo día el pan: siempre ha sido una parásita. No sabe lo que es trabajar. Ella misma lo admitió: ha vivido de dineros robados a este país, ella, el delincuente del esposo, desertor y proscripto, y su familia, incluyendo al sirve-para-nada que aspira a engancharnos como príncipe heredero de la monarquía trujillista, el tal “Ramfito”.
No sólo es delincuente por vivir de fondos robados a este pueblo por su madre, una “querida” que supo enganchar por vía de una barriga al entonces cabecilla de la asociación de malhechores que se adueñó del poder en 1930; también lo es por conspirar para destruir el régimen democrático y reinstalar la tiranía trujillista; por calumnia y difamación, al escribir un libelo infamante. También lo es por soborno y adquisición de documentos y propiedades robados al Estado dominicano, como los films del patrimonio audiovisual de Radiotelevisión Dominicana y los archivos distraídos del Palacio Nacional. Y lo es, por último, por violar la ley 58-80 que prohíbe la promoción del trujillismo en República Dominicana, delito en que incurrió junto a sus cómplices de la llamada Universidad del Caribe.
¿La enjuiciarán por ese cúmulo de delitos? No aspire a ello: sus cómplices están sólidamente incrustados en este gobierno y en los tres principales partidos políticos, el PRSC, el PRD y el PLD, así como en otros de los mal llamados “emergentes”, variopinta camada de buscavidas guiados por la teoría política del “sácame-lo-mío”. La impunidad es la norma para cierto tipo de delincuencia. Si no, pregúntese qué penalidad cumplieron los que mandaron al sicario Joaquín Pou Castro (ningún general, ni ex –general ni general retirado, llamémosle como lo que siempre fue), a asesinar al periodista y dirigente del PCD, Orlando Martínez. Andan por ahí, de lo más campantes. Esa es la verdad de la “justicia” en este país. Y no hay otra.
LA PRUEBA ÁCIDA DEL TRUJILLISMO EN CUALQUIER PERSONA
Una cosa es Trujillo y otra cosa los trujillistas. A Trujillo lo ultimaron en un acto de valor y heroísmo digno de imitar, los dignísimos héroes del 30 de Mayo. ¿Tenían un pasado de colaboración con el régimen muchos de ellos? Sí, al igual que el 98% de los dominicanos que fuimos cómplices, pasivos la mayoría, activos una minoría, de aquel régimen por conveniencia o por cobardía.
Modesto Díaz Quezada era presidente del Partido Dominicano, cierto. Y ese dato lo que hace es que lo enaltece. Pudo elegir seguir disfrutando las mieles del poder. Escogió arriesgar su vida y la de su familia. Y pagó con su vida su decisión.
El teniente Amado García Guerrero era del Cuerpo de Ayudantes Militares del monstruo. ¿Eso lo infama? No, lo enaltece. Tomó una decisión y la regó con su sangre, para liberarnos del monstruo. ¿Hicieron lo mismo los otros militares? No, ellos salieron a matar a los héroes que ajusticiaron a Trujillo.
Saulo de Tarso fue un perseguidor feroz de los primeros cristianos. Estuvo presente y aplaudió el suplicio de Esteban. ¿Y a quién le debe el cristianismo, fuera de Jesús, mayor mérito en su difusión por todo el Imperio Romano, que al rebautizado Pablo, tras su conversión camino a Damasco? ¿Debemos, debido a su pasado, negarle o restarle méritos y sacar sus epístolas del Nuevo Testamento?
Todos tenemos un pasado y cosas de las que avergonzarnos o de las que reconocer que fueron equivocaciones. Yo lo he hecho con las mías. Modesto Díaz, de quien el pariente y colaborador de Trujillo, Virgilio Alvarez Pina, dice en su libro autobiográfico recopilado por sus hijos que en 1929 “Modestico” le recomendó que se “montara en el tren” de la conspiración contra Horacio Vásquez, fue el mismo que dijo con responsabilidad, “Yo ayudé a subirlo y yo tengo que ayudar a bajarlo”. ¿Cuántos de los que ayudaron a subirlo y a mantenerlo tuvieron el mismo coraje y la misma responsabilidad?
De ahí que lo que sería la prueba ácida de la proclividad trujillista declarada o encubierta de alguien es su actitud ante los héroes del 30 de Mayo. Si anda repitiendo calumnias trujillistas contra ellos o es trujillista o es un cretino y lo más probable una mezcla de ambos a partes iguales.
¿RETORNARON O NO LOS TRUJILLISTAS AL PODER EN 1966?
Aunque no resulta elegante citarse a sí mismo, incurro en el hecho para recordar que en mi artículo anterior, Las infamias de Angelita Trujillo, expresé claramente que desde 1966 hasta la fecha, los trujillistas han cogobernado al país desde el PRSC, el PRD y el PLD o desde sus aliados.
La alianza que Juan Bosch y Joaquín Balaguer hicieron en 1961 en reunión a puertas cerradas en el hotel Waldorf Astoria, en New York, y que motorizó, vía el respaldo de las estructuras políticas del Partido Dominicano en cada localidad a las que se les hizo llegar la información de que serían perseguidas y desconsideradas si la Unión Cívica Nacional ganaba las elecciones de 1962, el triunfo del PRD en las primeras elecciones libres celebradas en el país tras la defenestración de la dictadura, produjo un ingreso masivo de calieses, personeros del régimen caído, empleados de Johnny Abbes en Radio Caribe, ex legisladores trujillistas y demás paleros y cortesanos a lo que era en realidad una entelequia sin peso ni prestigio entre el exilio dominicano: el llamado Partido Revolucionario Dominicano.
Fueron allí a blanquear con el “cloro revolucionario” del PRD, que siempre ha sido instrumentalizado para lo mismo (incluyendo a parte de los autores intelectuales del crimen de Orlando Martínez), un pasado de sicariato, de hostigamiento a la Iglesia Católica, de caliesaje, de torturas, de servilismo.
Y en aquel régimen sólo hay que revisarles el pedigrí a muchos “revolucionarios” de conveniencia para darnos cuenta de su procedencia.
Ese conocimiento, claro, se le ha estafado a este pobre país, manejado por consignas y mediaverdades. De ahí tantos loquitos que creen que opinan cuando en realidad repiten esa “historia a la carta” construida para que el dominicano desconozca la verdad de su pasado reciente. Y es esa “historia a la carta”, fabricada por cierta izquierda que desde 1960 ha hecho causa común con el trujillismo, la que se enseña en nuestras escuelas y universidades (¿sorprendidos? ¿Van a creerle las protestas “anticomunistas” de Angelita Trujillo? Fue Trujillo, el padre, quien trajo el MPD al país desde Cuba en 1960 y Ramfis, el hijo (no “Ramfito”, el impostor, sino el verdadero), era quien protegía a Máximo López Molina en su casa de veraneo en Boca Chica, mientras supuestamente se le buscaba para arrestarlo, según informa en sus memorias el secretario de Ramfis, César Saillant Ornes).
¿Qué hicieron esa izquierda y ese PRD desde el mismo 1961? Lapidar a las fuerzas antitrujillistas como “oligárquicas”. Eran “los tutumpotes” de los que hablaba Bosch. Crearon un monigote, “los oligarcas”, “la oligarquía”, como si Trujillo hubiese permitido que existiera un poder económico significativo ajeno a él, su familia y paniaguados, y confundieron a un pueblo ingenuo y cándido, que se tragó el cuento repetido oportunistamente por millares de dirigentes del Partido Dominicano en todas las comunidades del país (era el único partido organizado a nivel nacional que existía en realidad), que actuaban asustados por la amenaza de ser procesados, encarcelados o despojados de bienes si las fuerzas antitrujillistas agrupadas en la Unión Cívica Nacional alcanzaban el poder.
¿A qué condujo todo eso? Al retorno, en 1966, de esas fuerzas, que en su mayoría fueron reagrupadas en el llamado Partido Reformista, organizado por el último presidente títere de Trujillo, el Dr. Joaquín Balaguer, desde el exilio, al poder, con el apoyo, según la misma Angelita declaró en la entrevista, de Ramfis y la familia Trujillo. “Lo apoyamos en todo lo que pudimos para que pudiera ganar las elecciones”. ¿Quiénes, entonces, fueron los que canibalizaron y despilfarraron los bienes: fábricas, fincas, etc., quitados a los Trujillo? ¡Oh, los que llegaron al poder en 1966: los trujillistas! ¿O fueron los antitrujillistas los que recibieron aquel “apoyo” en todo lo que se pudo para ganar las elecciones del 66?
¿ES O NO ES UNA DELINCUENTE REDOMADA?
No voy a hacer mayor énfasis en la calumnia que repite como cotorra vieja sobre la suerte de las Mirabal. Ya en mi libro digital “El último estertor del trujillismo” que publiqué y distribuí gratuitamente por la Internet (para que nadie diga que busco lucrarme de Trujillo. Ni lo necesito ni me interesa), mostré la carencia de evidencias de sus acusaciones.
Es viejo este tipo de prácticas. Y ella, hija de un simulador, capaz de mandar a Ludovino Fernández, el sicópata aquel famoso por aplicar la Ley de Fuga a ladronzuelos mientras él mismo tiene hasta una urbanización y una calle en la ciudad capital (muestra, junto a otras calles dedicadas a esbirros trujillistas como Francisco Prats Ramírez y Virgilio Díaz Ordóñez de que el trujillismo se quedó cogobernando al país), a que cortara la cabeza a Desiderio Arias sólo para después hacerse el escandalizado y rendir honras a quien él mismo mandó matar, no tiene ningún empacho en demostrar que es astilla de tan inicuo palo.
Claro, su desvergüenza llega a niveles cada vez más descarados. Es cosa sabida cómo Ramfis se ensañó, con toda la crueldad propia de su desequilibrio mental, en particular con Pupo Román al que redujo poco menos que a un amasijo sanguinoliento de carne. Pero según Angelita, de Pupo “no se podía alegar que fuera torturado”. Y uno tiene que leer eso. Peor aún, los centros de tortura da “La 40” y “El 9” son simplemente “inventos” de los “comunistas”. No hubo tales torturas ni tales crímenes. Y quienes perdieron la vida, como el novelista Ramón Marrero Aristy, por ejemplo, asesinado por Trujillo (o quizás también mandado a asesinar por aquel “colaborador” de su padre, quien también con Marrero dio igual orden a Pupo de “echarle esa vaina al Jefe”, la perdieron por conspirar para matar a Trujillo. Igual sucedió, quién pone en duda la palabra de la escritora e intelectual María de los Ángeles del Corazón de Jesús Trujillo Martínez, hija que es de otra intelectual y escritora de fuste, de la que se pidió su nominación al premio Nobel de literatura, la eximia María Martínez de Trujillo, autora de dos obras cumbres de la literatura universal: “Meditaciones morales” y “Falsa Amistad”, con otros que complotaron para matar a Trujillo como Jesús de Galíndez Suárez, José Almoina, Gerald Lester Murphy (esa fue una vaina mayor que le tiraron al Jefe, pues generó una investigación del FBI con nada menos que Edgar J. Hoover como persona directamente interesada detrás), Octavio de la Maza, uno de los fundadores de la Compañía Dominicana de Aviación (otra vaina al que el “colaborador” del Jefe mandó a matar para empujar a Antonio de la Maza, su hermano, a buscar venganza).
Ya sabemos que incluso los sicarios de su mismo cuerpo de espionaje que Trujillo mandó matar en diversos momentos, hay que atribuirlo a que “complotaron” para matar al Benefactor. Tremenda intelectual nos gastamos.
CÓMO ANGELITA JUSTIFICA LA TIRANÍA
“¿Se podía realizar la obra que hizo mi padre con un régimen democrático?”, se pregunta en un alarde retórico la hija del tirano. La obra de crímenes, abusos, despojos y tropelías no. La obra física y de infraestructura se hubiera sobrepasado.
Los trujillistas se solazan en los “palacios” (hay todo un lenguaraje hiperbólico y una hinchazón verbal típicas del trujillismo, todo son “palacios”, “princesa”, “generalísimo” y otras desmesuras propias del servilismo rastrero) y demás obras físicas. Pero el desarrollo de un país no consiste en obeliscos y Monumentos a la Paz de Trujillo. El tirano castró y cercenó el desarrollo de un empresariado nacional, que sí pudo empezar a constituirse a partir del 1962.
Aquel Estado corporativo en que el Estado era Trujillo y Trujillo era el Estado, el mayor empleador, produjo un país totalitario filofascista.
La Era de Trujillo fue una perversión de cualquier desarrollo posible. Involucionamos y retrocedimos en todos los órdenes. Sólo el tirano, sus familiares y paniaguados tenían derecho a prosperar. Nadie más. Cualquier florecimiento de la economía particular de alguien llamaba de inmediato la atención envidiosa y depredadora del régimen. ¿No fue acaso su tío, José Arismendy Trujillo alias Petán, el responsable mayor de la férrea enemistad de Rómulo Betancourt con el régimen al quererle despojar de un negocio de exportación de plátanos a Puerto Rico que Betancourt tenía en el país en sus tiempos de exilio?
Si se compara al país con Cuba en el mismo período de tiempo, veremos la real cara de nuestro atraso. Allí hubo una burguesía nacional, misma que, al llegar Fidel Castro al poder, emigró a Miami con una mano delante y otra detrás, y allí prosperó de nuevo, porque lo importante no es tener dinero, es saber producir dinero, y ellos se fueron con el know-how empresarial, una verdadera sangría de la inteligencia o “fuga de cerebros” como ahora se vive en Venezuela. Aquí casi el 80% de la empleomanía eran empleados de la familia Trujillo. Nos tenían cogidos por el cheque a todos.
Repetir las mentiras del “desarrollo” del país cuando Trujillo es un embuste de tomo y lomo. No hay desarrollo sin desarrollo de un empresariado que compita y de un mercado nacional. Las empresas trujillistas no podían sobrevivir porque vivían en régimen de monopolio y con un mercado ya no cautivo, sino esclavizado. Y es que no existían en el país administradores calificados, sino simples burócratas serviles a Trujillo. ¿Cómo iban ellos a sacar a flote compañías fundadas en el monopolio? Y, conste, que he leído a más de un “izquierdista” repitiendo la misma monserga (claro, tampoco tienen ni idea de cómo opera la economía y el capitalismo ¿No son anticapitalistas, según ellos?).
Llamar a Trujillo “patriota” es una de las peores infamias. Y si el servil Abelardo Nanita lo dijo, lo dijo por “alpiste”, como aquel otro servil, masa de grasa y abyección, que fue Arturo Logroño, parásito como el que más. Esa opinión más que de Nanita, sería propia de Nananita o Trespatines. Y es el respeto que merece.
Trujillo fue el criminal alumno de sicópatas como los capitanes del US Marines Corp Charles Merkel y Charles R. Buckalew, que sirvió a la soldadesca yanqui en la represión del alzamiento de los campesinos del Este frente a los despojos y desmanes de que fueron víctimas para extender las plantaciones azucareras de los ingenios norteamericanos. Allí mató, torturó y violó (y de seguro Isabel Guzmán decía, mientras Trujillo la violaba en el campanario de la iglesia de Los Llanos, “Es todo un galán”), y también aprovechó para chantajear, secuestrar, atracar y despojar a su gusto, con lo cual hizo fortuna. ¿Es brindarse de verdugo para perseguir y matar a sus propios conciudadanos una muestra de patriotismo? Un preboste contra su propio pueblo, eso fue siempre. Y no más que eso.
LA ÚNICA VERDAD DICHA POR LA HIJA DEL TIRANO
Angelita Trujillo implica a los norteamericanos, “a la CIA”, en el asesinato del tirano. ¿Y en qué país vive? Pregunte usted si ha interpuesto algún recurso, pese a que su hija es fiscal, parte del sistema legal norteamericano, para develar la participación norteamericana en el complot que mató a su padre, o ha pedido algún tipo de compensación por ello (y lo necesita, porque aunque se ha vivido de los pródigos ahorros durante todos estos años, ahora hay que dividir entre seis la herencia y no creo que sean tan pródigos como para dar para tantos. De hecho, si no fuera así no quisiera que carguemos con el sirve-para-nada de “Ramfito”, tan original como una copia desleída).
Con todo, le reconozco una verdad: la única que ha dicho de toda su monserga. Tanto así que la puse como cita de este artículo: los dominicanos debemos a Trujillo la democracia que hoy vivimos. Lo que no dice es que es en sus insuficiencias, limitaciones, deformaciones, impunidades, corrupción, falta de decoro y miserias.
No hemos sido, los que hemos vivido estos últimos 50 años, dignos del sacrificio y el ejemplo de los héroes del 30 de Mayo.
Hemos fallado en honrar su legado y dignificar este país. Hemos permitido que las prácticas trujillistas se perpetúen. Hemos callado cuando debimos hablar. Hemos sido cobardes y cómplices. Hemos puesto precio al honor y al decoro.
Por eso y sólo por eso es que es verdad que la democracia que hoy vivimos se la debemos a Trujillo. Porque se mató a Trujillo pero no se terminó de matar al trujillismo en conductas, moral y pensamiento.
De ahí que en este quincuagésimo aniversario de la gesta heroica del 30 de Mayo vale que el ejemplo inmortal de los héroes que esperaron al criminal entorchado en la carretera a San Cristóbal y lo mandaron al infierno prenda de nuevo en nuestros corazones. Ellos no pusieron su sangre para que termináramos en esta democracia mediatizada y prostituida. Esa condición es fruto del trujillismo que todavía pervive. Hay que terminar su obra y eliminar el trujillismo por completo.
La pregunta que me surge es ¿qué le sucede a los periodistas de aquí que gustan entrevistar a esta gentuza que tanto daño hicieron a este país? Cada vez que entrevistan a un miembro de esta familia lo que hacen es alimentar el ego de esta gente que no quiere dejar en paz el país que destruyeron y al que le tanto le robaron. Con qué vergüenza esa mujer se atreve hablar u opinar sobre los hechos aquí ocurridos. Ella habla como si los dominicanos fueran brutos. Ni Angelita ni ninguno de esa familia merece la atención que se les da. Una mujer ladrona y asesina. Es estúpido pensar que alguno de ellos vaya a admitir que Trujillo es lo que todos conocen, un sátrapa, asesino y todo lo malo. Por favor, dejen esa gente fuera de toda atención y verán como a la larga se cansan de querer poner a ese bandido como si fuera un gran benefactor. Son los periodistas los culpables de que esta gente siga ocupando espacios en los periódicos. Hay que ignorarlos totalmente, borrar esa gente de todo recuerdo. Hacer esto seria un acto de gran respeto de todos aquellos que murieron durante esta maldita dictadura.
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