La invención de patologías
Por
Aquiles Julián
Una
noticia que aparece hoy en el periódico argentino Clarín habla sobre la
inclusión prevista en el DSM, el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de
Trastornos Mentales, que se publica en los Estados Unidos, de las "nuevas
adicciones" que serían reputadas de trastornos mentales: las adicciones al
juego, al sexo, a la Internet, al trabajo y a las compras.
Transformar
un hábito en una adicción, una enfermedad, es una tendencia para dar trabajo y
clientela al ejército de nuevos psicólogos que evacúan nuestras universidades.
Y
para originar múltiples libros de autoayuda, con títulos tales como Aprenda a
Liberarse de la Internet, Cómo Controlar su Manía de Comprar, Tenga Sexo sin
que el Sexo lo Tenga a Usted y otros por el estilo.
En
realidad, se trata de problemas relativos al carácter, a la disciplina y al
autocontrol.
¿Cuándo
el juego, el sexo, la Internet, el trabajar o comprar se transforma en una
adicción?
Al
tipificarlo como "enfermedad o trastorno mentales" ¿no estamos
quitándoles a quienes incurren en estos excesos la responsabilidad propia sobre
sí mismos y las ingratas consecuencias de sus abusos?
¿No
los transformamos en víctimas de sí mismos, como algo ajeno a su voluntad?
Es
fácil aprovechar una etiqueta, una catalogación, para evadir la propia responsabilidad
sobre la conducta. Pero lo cierto es que tenemos control sobre ella, hasta para
descontrolarnos.
Y
cobramos las consecuencias de nuestras acciones, a veces en forma de beneficios
y otras en perjuicios.
Al
quitarles a las personas el poder sobre sí mismas las desempoderamos.
Las
transformamos en víctimas, siendo lo que son: culpables de sus propios daños.
¿Transformaremos
el sedentarismo en un trastorno mental? Ya se ha hecho con el alcoholismo, con
el comer sin control, con el tabaquismo y con la adicción a estupefacientes.
En
la medida en que desvinculemos al individuo de la responsabilidad sobre su
propia conducta y las ingratas consecuencias de los hábitos en que incurren,
crearemos una sociedad de víctimas que se quejarán del daño que ellas mismas se
hacen.
Y
acudirán a consulta para ser consoladas, escuchadas, comprendidas y medicadas.
Ya
veremos los fármacos para controlar esas "patologías".
¿Ya
incluirían la bibimanía?
http://www.clarin.com/sociedad/nuevas-adicciones-ahora-trastornos-mentales_0_709729056.html
Son el abuso de Internet, el sexo y el trabajo, entre otras. Un manual estadounidense de psiquiatría de referencia mundial analiza sumarlas en su nueva edición. Ya hay una fuerte discusión entre expertos.
Esa malhadada tendencia a desresponsabilizar a las personas sobre sus conductas y las consecuencias, derivando esa responsabilidad "al sistema médico", a la consulta, a los fármacos, es la construcción de víctimas, de clientes, de pacientes, para lucrar a costillas de los incautos que caigan en la trampa: no es tu responsabilidad, no eres culpable de nada, es un trastorno de tu mente, ajeno a ti y a tu control. Tienes que someterte a terapia. Consumir estos fármacos. Y entender que eres ahora un rehén del sistema médico.
ResponderEliminarToda conducta es elección. Siempre se tienen opciones. Uno decide cuál escoger. Si se repite, se forma un hábito. Y solemos ser conservadores con nuestros hábitos. Pero la determinación, la conciencia, el compromiso y la responsabilidad pueden variar hábitos, romper patrones de comportamiento e instalar otros nuevos. La mejor demostración de esto es que, hijos que han tenido la misma crianza, eligen comportamientos distintos. Uno, sobre uno mismo, tiene un poder sin límites. Pero ese poder opera tanto para lo positivo como para lo negativo.
ResponderEliminarHay métodos de romper patrones, pero sólo operan cuando hay decisión real, compromiso con el cambio de actitud y resultados. En PNL se ensayaron métodos para romper fobias, que son patrones conductuales adictivos, respuestas aprendidas a ciertos estímulos. Lo que denuncio es el interés de cierta clase profesional a transformar simples conductas intensas o abusivas en un patrón de comportamiento, sea el juego, o la Internet, o trabajar, o el sexo, etc., en una patología. Puede ser compensatoria, o gratificante en sí, o evitatoria, pero no son patologías, no requieren ser "tratadas", porque son conductas electivas. Qué la persona reciba las consecuencias, pues aprendemos de los tablazos más que de los aciertos.
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