viernes, 22 de junio de 2012

LA MAFIA METALERA Y SU IMPACTO


LA MAFIA METALERA Y SU IMPACTO
Hace tal vez quince años o más, se comenzó con el lucrativo negocio de desmantelar el tendido telefónico y quemarlo para separarle el caucho del aislamiento, de manera que se tenía al cobre que era luego vendido a metaleros para exportarlo a otros países.
Codetel y Tricom, las dos compañías que poseían tendido telefónico fueron robadas y abusadas frente a la total indiferencia de las autoridades. Si no, pregúntese cuántas personas fueron apresadas, entre los desmanteladores y los "exportadores" de cobre, por sus desafueros.
Luego siguió la CDEE.
Aprovechando los apagones, se encaramaron y robaron cables eléctricos.
Y de ahí en lo adelante, al ver la pasividad oficial, la impunidad con que esas tropelías eran tratadas, la depredación subió de nivel y otros actores, dado lo lucrativo del negocio: "marotear" metales, entraron en acción.
Ya hay toda una industria montada.
Sin tener mina alguna de cobre, somos un gran exportador de cobre a costillas de las telefónicas y la CDEE.
Antes, se depredaban tapas de filtrantes y alcantarillas para fundirlas. Ahora verjas, puertas metálicas, bustos, tarjas... Y todo eso contó con la indiferencia oficial.
Para colmo, nuestros legisladores, dados a levantar la mano, politiquear y no pensar mucho o nada, aprobaron un Código de Protección al Delincuente que facilitó que la impunidad campeara.
Los sometimientos se hacían inútiles.
Y los policías, como máximo, ayudaban a que fiscales y jueces "picaran" lo suyo, ya que los puestos son para lucrarse, no para servir ni cumplir nada.
Las leyes son para el infeliz o para quien no paga.
Ahora desmantelan torres eléctricas y puentes, actos abiertamente de terrorismo, no ya simples hurtos o ratería, pues ponen en peligro las vidas de los ciudadanos.
Aquellos vientos trajeron estas tempestades.
El concepto indecente de que Codetel y Tricom eran ricos y que eso no era nada creó verdaderas estructuras delictivas habituadas ya a depredar y lucrar despojando al Estado, a las empresas y a los ciudadanos. Auténticas mafias.
Y con complicidades y apañamientos oportunos en las estructuras punibles del Estado. Y un Código de Protección al Delincuente que los favorece.
Así que, no nos queda más que decir: "Y ahora, ¿quién podrá defendernos?".
Peor todavía, el Chapulín Colorado ya se retiró de la televisión.

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