¿QUE SE ESCONDIÓ TRAS LA ALHARACA?
Por Aquiles Julián
Uno
esperaba pruebas, comparaciones de actas, denuncias documentadas, cifras
distintas, que avalara la "componenda" y probaran el
"fraude". No hubo nada de eso.
Palabrería
hueca, sin ningún soporte, lo que en el fondo avala el resultado dado por la
JCE.
La
incapacidad del PRD para aceptar su derrota, siempre escudándose en supuestos
"fraudes" (entre ellos mismos se acusan de incurrir en fraude, así
que es una vieja maña: nunca se pierde, nos engañan o abusan), refleja su
inmadurez política.
Si es
así, ¿cómo van a aprender para poder ganar?
Es
obvio que no se tenían pruebas de ningún tipo.
Es más,
me atrevo a aventurar que ni tenían todas las actas, por lo que estaban en
total incapacidad para emitir un juicio documentado.
La
"cultura del fraude" es infantil, tremendista y postratoria.
Ahí
están los "comandantes" de celofán clamando porque existan
"co.....nes y ovarios" en otros, porque no veo que ellos actúen como piden
a otros y se insurreccionen.
Sólo se
refugian en las escarpadas montañas de un restaurant desde el que pontifican
sobre lo que otros, no ellos, deberían hacer.
Agitan,
pero no se exponen.
En una
confrontación electoral alguien tiene que perder.
Se habla
del uso de los recursos del Estado y se inventan compras de cédulas que la
simple lógica indica que no tienen capacidad de influir en el resultado final.
De
hecho, como partido, el PRD sacó más votos que el PLD en la inmensa mayoría de
las provincias.
Pero
fue inepto para concertar las alianzas adecuadas.
Se
llenó de generales sin tropa.
El
candidato no fue capaz de superar los antagonismos internos y atraerse a los
dirigentes que se habían irritados por la contienda interna.
Y se
manejó con muchísima torpeza en sus expresiones públicas.
El
único fraude real fue esa candidatura a la que la mayoría de los dominicanos
temían.
Y
contra la que votaron.
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