BURRÓCRATAS,
LA PESTE PÚBLICA
Los
burrócratas, esa plaga que infecta nuestras instituciones públicas, parásitos
que lucran del Estado y de los ciudadanos, que incurren en todo tipo de dolo y
mañoserías, no sólo son una peste en Cuba. También aquí.
Los
ciudadanos nos sentimos inermes frente a la desembozada indiferencia o la
proclividad a la estafa o a la extorsión en las oficinas públicas.
Tenemos
algo peor que un Estado inepto: tenemos un Estado extorsionador.
Aquí se
ha justificado desde el poder esa condición.
Era
algo que Balaguer solía endosar: pagaba salarios de hambre porque los empleados
se la buscaban macuteando.
Y se
llegó a hablar de "la goma" en el caso de los militares.
La
"ración de la boa" y otros eufemismos para explicar lo mismo: la
vocación de extorsión de los funcionarios públicos.
Una
realidad que ha espantado muchísima inversión, frente a los pedidos
destemplados de funcionarios para autorizar o permitir proyectos.
Los
ciudadanos terminamos siendo propiedad o conuco de los funcionarios de todo
calibre y pelaje.
Pasto
para sus ambiciones.
Rehenes
de sus apetencias.
Víctimas,
en fin.
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