¿Por qué los Estados van a legalizar las drogas?
Por Aquiles Julián
“Si todas las drogas no se legalizan
absolutamente para todos con el mismo precio, el esquema fracasará. Si no se
legalizan para los niños, o no se legalizan las mal llamadas drogas duras, entonces
no faltarán delincuentes que se las vendan. Y el esquema, insisto, fracasará en
ese caso en su faceta de inhibir al narcotráfico, porque la epidemia de
adicciones y toda la mortalidad relacionada con la droga ahí estaría.”
Gerardo Ochoa Vargas
Periodista mexicano
Vivimos,
impávidos, la irresistible marcha hacia la legalización de las drogas.
Es un
movimiento irreversible, con gobiernos, personalidades, expresidentes, artistas
y poderosas corporaciones mediáticas como Time-Warner cantando los innúmeros
beneficios que derivarán nuestras sociedades de desmontar las restricciones a
la producción, distribución y comercialización de marihuana y otros narcóticos.
La
marihuana, claro, es el mascarón de proa. Pero, si se aprueba una ¿por qué no
las demás?
Hay
poderosas fuerzas tras esa iniciativa.
Es
claro que tantos expresidentes, corchos de instituciones internacionales,
personalidades del mundo empresarial, intelectual, político, escritores,
artistas y también presidentes en ejercicio, como Juan Manuel Santos de
Colombia, Otto Pérez Molina, de Guatemala, y José Mujica, de Uruguay, no iban a lanzarse
sin haber recibido las señas oportunas.
Nadie,
y menos este tipo de tiburones políticos, se suicida.
Hay una
compleja madeja de tratados, acuerdos, convenciones que desmantelar,
reescribir, remodelar.
Pero la
decisión fue tomada ya.
¿Por
quiénes? No sé. Soy ajeno al mundo del poder. Un simple ciudadano que observa,
evalúa, une cabos y busca entender por su cuenta un mundo en que se nos
esquilma mucho para mantenernos ajenos a lo que nos afecta.
Sin
embargo, el desenvolvimiento de lo que acontece indica claro que hacia allí
marchamos. Y a toda prisa.
EL MITO DE LA GUERRA A LAS DROGAS
Se
habla, por ejemplo, de que “la guerra a
las drogas” ha fracasado. ¿Y hubo una guerra a las drogas?
No voy
a hablar de otros países: hablaré del mío. Aquí los narcos han sido enganchados
a las Fuerzas Armadas, cuidados y protegidos por altos militares, ascendidos en
el escalafón militar, logrado documentos legales fraudulentos, obtenido
nombramientos como Ayudante Civil del Presidente de la República, entre otros
logros. ¿De qué guerra entonces, hablamos?
Sus
cargamentos han sido escoltados por altos oficiales militares. Y otros han sido
incluso sicarios, matones a sueldo para ajustes de cuenta, como el caso de
Paya, Baní.
Por
igual, en el país son públicos los puntos de venta de drogas y los que se
dedican a esas prácticas. ¿Dónde está la guerra de la que se habla?
Tras
todas las fanfarrias hay un negocio inmenso del que participan instancias de
poder, pues en ninguna parte, y menos en un país pequeño como República Dominicana,
se pueden mover tantos millones de dólares sin que salpiquen y mojen al poder.
Ni aquí. Ni en España. Ni en los Estados Unidos. Ni en parte alguna.
Ahora
se van a ir esclareciendo muchas cosas, transparentando otras y caerán muchos
velos.
La
legalización de la marihuana y otras drogas, que está en camino, significará
para millones de individuos una tragedia personal, pero será un logro de las
grandes corporaciones y los Estados.
¿Qué
hay detrás de todo ese movimiento?
“¡LAS MASAS QUIEREN DROGAS! ¡LAS
MASAS QUIEREN DROGAS!”
Este
año vimos la masiva concurrencia a las marchas simultáneas en países y ciudades
que reclamaban legalizar la marihuana.
Montar
una marcha cuesta dinero. Mucho.
Lograr
coordinar simultáneamente en cientos de ciudades y en decenas de países marchas
pro despenalización de la marihuana, en que se fumaba la yerba sin ningún tipo
de recato, indica que hay poderosas fuentes que financian estas actividades.
Se
trata, es claro, de pintar como una respuesta a un reclamo popular, las medidas
que se van a adoptar.
Y
entonces está el papel de soliviantadores de la opinión pública de una serie de
personalidades mediáticas como el cantante Juanes, el exsecretario general de
la ONU Kofi Annan, escritores bien conectados como Mario Vargas Llosa, Richard
Branson, fundador de Virgin Group, la ex alta comisaria para los Derechos
Humanos de la ONU, Louise Arbour; el ex representante de asuntos exteriores de
la Unión Europea, Javier Solana y el ex presidente de la Reserva Federal de
Estados Unidos, Paul Volcker.
Súmeles
las voces con gran peso político de expresidentes como César Gaviria, de
Colombia, Ernesto Zedillo, de México, Fernando Enrique Cardoso, de Brasil,
Vicente Fox, de México.
Y
añadan, como la cereza del topping, la proclividad hacia esa medida de una
corporación mediática tan poderosa como la Time-Warner, cuya revista Time publica artículos como “Marijuana
Should Be Decriminalized” o
“Uruguay’s
Plan to Legalize Marijuana Sales: Should the Rest of the World Follow?”
¿No es
obvio hacia dónde están soplando los vientos?
¿POR QUÉ LOS ESTADOS VAN A LEGALIZAR
LAS DROGAS?
Debemos
al alcalde de la comunidad de Rasquera, España, Bernat Pellisa, la explicación.
Pellisa
logró un sólido 56.3% de aprobación a su propuesta de que la comunidad
facilitara terrenos a la Asociación Barcelonesa
Cannábica de Autoconsumo (ABCDA), para que cultivara marihuana, con la
excusa de que “supondrá la creación de 40 puestos de trabajo y permitirá
ingresar 1,3 millones de euros (1,7 millones de dólares) en dos años.”
Puestos
de trabajo e impuestos, he ahí dos de sus razones.
¿La
mayor? Las mafias o cárteles han creado un mercado ya no cautivo, sino esclavo
de sus vicios, que representa billones de dólares y que atrae el apetito de las
grandes corporaciones.
Ya el
mercado existe. Ahora se va a montar lo que en argot del narco sería “un tumbe”. Los políticos y las grandes
corporaciones buscarán despojar a las mafias del narcotráfico de su negocio y
su mercado.
Las
drogas tienen hoy, para los Estados, mucho valor.
Son un
medio de mantener entretenida, distraída, adormecida, enajenada, a buena parte
de la población.
Eso
significa que posee un valor político.
Eso lo
saben bien, por ejemplo, los norteamericanos, que de forma aleve desviaron
hacia las drogas todo el formidable movimiento contestatario de los años ´60.
Al
final, aquella fuerza se disolvió en sexo, droga y rock-and-roll.
En mi
país, Rep. Dominicana, las drogas se introdujeron en 1966 como recurso de
contrainsurgencia, para aplacar a una juventud que reclamaba cambios sociales y
políticos.
Yo fui
testigo de ese proceso.
Se
introdujo junto con el basketball. Y en las canchas de basket se distribuían
los porros, pastillas y otras sustancias.
Y también
se colocaban carteles: “Drogas No,
Deportes Sí”.
LA IMPORTANCIA DEL NEGOCIO DE LAS
DROGAS PARA EL ESTADO
Preguntémonos,
¿por qué los Estados, comenzando por Estados Unidos, no erradican la
comercialización de drogas?
Respuesta:
porque crearían una situación de altísima inestabilidad social y una crisis
para la que no tienen solución.
La
producción, distribución y comercialización de drogas es la mayor fuente de
empleos que existe ahora mismo en
Estados Unidos, España y en todos los países de América Latina.
Es la
actividad en que más personas trabajan y se ganan su sustento.
Los
Estados no tienen puestos de trabajo con que sustituir o reemplazar los que se
perderían de suprimir los puntos de droga.
Es
decir, en buen castellano, que la producción, distribución y venta de
estupefacientes son una solución bastarda a la falta de empleos y
oportunidades.
Brindan,
a los que se arriesgan, una oportunidad de acceder a riquezas por esa vía.
Y
muchos agentes lucran haciéndose de la vista gorda o sirviéndoles de manera
oficiosa.
No
tienen, pues, los Estados forma alguna de erradicar el narcotráfico, pues las
economías nacionales dependen del flujo de dinero que esa actividad mueve.
¿Podría,
por ejemplo, existir el boom inmobiliario de tantas torres de lujo en Santo
Domingo sin los recursos del narco? ¿O las marcas lujosas de vehículo?
CRÓNICA DE UN “TUMBE” ANUNCIADO
La
actual crisis financiera internacional que explotó en el 2007, causada por
aquellas figuras especulativas que fueron las hipotecas subprimes, ha acelerado
la urgencia de legalizar la marihuana y otras drogas.
Lo que
viene es un “tumbe”.
Se va a
transferir el negocio de las drogas de los carteles y mafias a las grandes
corporaciones.
Y los
Estados se beneficiarán con los impuestos y gravámenes que obtendrán por
oficializar el “tumbe”.
La
represión a los narcotraficantes seguirá, sin dudas.
Ellos
no van a ceder su negocio así por así. Pero esta vez sí librarán una guerra
perdida.
Ya
ellos hicieron el trabajo sucio. Crearon el mercado.
Ahora
toca a las grandes corporaciones y sus servidores, los gobiernos, cosechar.
Así
vienen las cosas.
Eso es
lo que trae el barco.
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