HAY ABOGADOS QUE SON UNA CONFESIÓN DE CULPABILIDAD IMPLÍCITA
Hay
abogados que su contratación equivale de hecho a una confesión.
Son
abogados de culpables, de contumaces, de auténticos delincuentes y bandidos.
Especialistas
en chicanas y en comprar sentencias.
Conocedores
de quiénes se venden y quiénes "entran en toda".
Todo su
"aval jurídico" es ese: la compra venta de conciencias.
Han
sido cómplices de inconductas y monstruosidades.
Se han
prestado para lo peor.
Son la
muestra de lo peor de todas las prácticas consuetudinarias del mamotreto de
justicia que nos envilece y degrada.
Dados a
conductas nauseabundas.
A las
violaciones de toda norma ética, de todo principio, de todo valor.
Sobreviven
gracias a complicidades, a chantajes y a sobornos.
Y
cuando alguien los contrata ya sabemos qué es: culpable.
Y de la
peor especie.
Basura
experta en basura.
Suman
su podredumbre al hedor de nuestra (in)justicia.
Hay
seudoprofesionales que deshonran todo.
Aún una
justicia sin honor como la nuestra.
Cuando
se relativizan los valores y principios y se hace del lucro a cualquier precio
el indicador social de éxito, gente que debiera haber sido excluida de la
práctica profesional, por cómplice de delitos, que son muchos y documentados,
entre ellos su complicidad en el crimen de los jóvenes del Club Héctor J. Díaz
o en el de Orlando Martínez, todos probados, sigue actuando impunemente al
servicio de lacras y malandrines.
Ciertas
fotos con el gorrito de abogado me recuerdan mucho a aquel dechado de la
jurisprudencia que era el singular Dr. Micky Jacobo, una cumbre de legalidad,
que interpretaba Anthony Ríos en El Show de Luisito y Anthony. Esa es la
verdadera "escuela de Derecho" a la que ciertos turpenes de la
delincuencia judicial han asistido, por lo torcido de todas sus prácticas.
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