jueves, 9 de mayo de 2013

AHORA LOS CONTRIBUYENTES COLOMBIANOS VAN A SUBSIDIARLES EL VICIO A SUS TECATOS.



AHORA LOS CONTRIBUYENTES COLOMBIANOS EMPEZARAN A SUBSIDIARLES EL VICIO A LOS TECATOS COLOMBIANOS. OTRO PASO HACIA LA LEGALIZACIÓN DE LA MARIHUANA Y OTRAS DROGAS
En Colombia hay serios problemas de empleo. Está la narcoguerrilla. Hay un nivel de delincuencia acusado. Y ahora parece que van a empezar a suministrarle marihuana a los tecatos adictos al bazuco.
Es decir, entendámonos, los ciudadanos colombianos les van a mantener el vicio a una serie de tecatos que eligieron autodestruirse y someterse a la degradación de la toxicomanía.
Que la gente quiera endrogarse, bueno, es su elección. Que usen los impuestos que debieran concentrarse en respaldar el emprendimiento, mejorar las vidas de los ciudadanos y modernizar el país en mantenerles el vicio a un grupo de personas que escogieron voluntariamente autodestruirse, ya es el colmo.
Si quieren, que les legalicen las drogas, pero no se puede concentrar en basura social los recursos que debieran destinarse a los ciudadanos que cumplen la ley, pagan sus impuestos y aportan.
El movimiento mundial para legalizar la marihuana y otras drogas se acentúa. Y es una vía en que muchos gobiernos ponen sus esperanzas para lograr recursos que palíen la actual crisis financiera mundial.
Hay demasiados intereses detrás.
Se ha ido creando un movimiento de opinión pública que favorezca la despenalización de las drogas.
Ya nos venden la marihuana como una panacea.
Bien. De ahí a que los Estados la subsidien y regalen a sus tecatos para supuestamente alejarlos de otras drogas ya es el colmo, vana aspiración que pasa por encima al hecho real de que los umbrales de efecto se alteran y por eso se consume más o se emigra a otras drogas más duras.
Las sociedades invierten más en quienes delinquen, buscan autodestruirse y atentan contra sí mismos y contra los demás, que en la mayoría de jóvenes que buscan salir a camino, resisten delinquir, aspirarn a un mejor futuro y dan el ejemplo.
¿Cuántos recursos se invierten en apoyar a los jóvenes que sirven y valen la pena?
¿Cuántas instituciones existen para respaldar su buena conducta?
El Estado colombiano está dando un paso en el camino erróneo.
Y ya sabemos que un segundo paso es fácil, cuando ya se dio el primero.
Mala vaina.

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