LOS RÉCORDS SUCIOS: SEGUNDO LUGAR MUNDIAL EN MUERTES POR ACCIDENTES
DE TRÁNSITO
Soy un
dominicano orgulloso de nuestra gente, que en medio de precariedades, incuria,
dejadez, falta de apoyo y malos ejemplos, se sobreponen a la adversidad y dan
ejemplo de talento, disciplina, perseverancia y calidad.
Tenemos
muchos ejemplo de ello.
Por
igual, me avergüenza que, desde un Estado caro, hipertrofiado, mediocre e
ineficiente, donde ministros y burócratas se afanan en depredar y enriquecerse,
vendiendo lo poco que nos queda al mejor postor a cambio de beneficios por
"la izquierda", cosechemos estadísticas asquerosas.
Hace
poco, la ministro de Educación, que se autoaumentó su salario al doble sin
tener mérito alguno, impuso un récord difícilmente superable: el 98.% de los
estudiantes reprobó las Pruebas Nacionales.
Ese es
un récord mundial, que de seguro será considerado para el Guinnes. Se dobló el
salario para demostrarnos hasta que grado era inepta. Y seguimos pagando a ese
tinaco inútil, porque aquí los puestos no van a los calificados, sino a los que
se apandillaron en la campaña política y son parte de la asociación de
malhechores de turno.
Y ahora
vean esta segunda perla: somos el segundo país del mundo en muertes por
accidentes de tránsito.
Tenemos
leyes. Se creó la AMET (que sustituyó a una policía de tránsito que todos eran
delincuentes, salvo talvez uno o dos: en una ocasión, viajando a Santiago, nos
confundieron con turistas y nos pararon con fines de picotear más de ocho
veces. Ahí entendí el infierno que viven los extranjeros en el país, sometidos
a todo tipo de extorsiones). Tenemos reglamentos de tránsito. Pero nada se
cumple.
Así,
salir a la calle es un deporte extremo. Nadie respeta. Es el salvajismo total.
La carencia de toda prudencia.
Recientemente,
un mozalbete de apenas 20 años de edad, sin licencia de conducir, corriendo a
120 Kms. por hora en el centro de la ciudad, bajo los influjos del alcohol y no
se sabe qué otros estimulantes, asesinó a tres hermanos con su vehículo y luego
se dio a la fuga, abandonando a los que atropelló. Tras entregarse, salió a
las pocas horas de la cárcel, en una burla a la sociedad que ve cómo la
impunidad se enseñorea "por unos dólares más".
¿Venderá
el Ministerio de Turismo conducir en República Dominicana como el nuevo deporte
extremo practicar?
Ese
récord infame y sangriento nos retrata.
Los
gobiernos se empeñan en demostrar no sólo mediocridad y venalidad. También
criminalidad, pues son los responsables de ese continuo derramamiento de sangre
en nuestras calles.
Vivimos
una guerra encubierta, sepámoslo.
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