35 MANERAS DE ENVOLVER UN LIBRO (A PROPÓSITO DE QUE HOY SE INAUGURÓ
LA FERIA DEL LIBRO)
Debo
empezar, nobleza obliga, por agradecer a mi colega (por la creatividad
publicitaria) José Antonio Rodríguez y a su equipo de funcionarios culturales,
la invitación (primera que recibo en mi vida) a la inauguración de la Feria
Internacional del Libro.
Les
agradezco la deferencia.
A mí me
encanta destapar, abrir y saquear libros.
Beber
de su riqueza, empaparme y apropiarme descaradamente de sus tesoros.
Los
libros son para eso, para ser saqueados, devorados, exprimidos.
En mi
opinión personal, aunque hay libros de todo y para todo, la tarea principal del
libro es expandirnos, cambiarnos y transformarnos.
Tengo
libros que dieron un giro de 180° grado a mi vida.
Autores
que me mostraron en su grandeza, en su integridad, en su valor, en su
acuciosidad, en su agudeza y en su expresión alturas que me retaban y me
hicieron mejor, inmensamente mejor a lo que quizás sin ellos iba a ser.
Mis
lecturas son diversas, mis intereses son diversos, pero siempre hay ciertos
ejes, ciertos pilares: mis valores.
He
aprendido a ser compasivo, tolerante, comprensivo y empático. Las personas
viven circunstancias tremendas que obligan a conductas indeseables. No es
decente juzgarlas desde nuestras circunstancias.
Eso en
nada nos debe llevar a ser condecendientes con la abyección, la complicidad
criminal, la delación o el sicariato. Entiendo la cobardía, la permisión, el
callar, todas esas maneras de la pusilanimidad tan comunes en nuestro países.
Pero hay límites.
Hace
poco discutía con una querido amigo, talento joven investigador, que le cargaba
las tintas al pobre César Saillant, quien fuera secretario personal de Ramfis
Trujillo, y le comparaba con auténticos pillos que se implicaron en crímenes y
desafueros, como Rodríguez Demorizi o José Ángel Saviñón, para sólo nombrar
dos.
Saillant,
a quien conocí, fue un simple empleado. Y en su momento asumió una posición de
gran valor y decencia. Hizo más que muchos.
No se
le puede criticar porque fuera secretario de Ramfis. Era un empleo, punto.
Eso es
lo que debe movernos a compasión y misericordia.
Debo
mucho a autores como Eric Arthur Blair, el inmortal George Orwell, como también
a Heberto Padilla. A Jean-Francois
Revel como a Marvin Harris. A Anthony Robbins como a John C. Maxwell. A los
autores de esa biblioteca en un libro: La Biblia, como a Richard Bandler. A
poetas como Hans Magnus Enzenberger y Joseph Brodsky, narradores como Manuel
Scorza o Julio Cortázar, ensayistas como Octavio Paz o Mario Vargas Llosa.
Autores como Edward de Bono o Tony Buzan, Robert Kiyosaki, Rich de Vos o Karl
Popper. Ellos modelaron y canalizaron mi vida. Han sido mis maestros. Mis
referencias. Mis modelos. Mis guías.
A todos
los conocí, amé, traté, admiré y gocé por los libros.
Me
gusta destapar, desenvolver, degustar, paladear,engullirme libros.
Pero
como hay quienes gustan regalar libros, el mejor regalo del mundo en mi
opinión, y ahora que La Feria Internacional del Libro nos recuerda que los
libros siguen ahí, amigos leales, esperando por nosotros, les comparto este
artículo del país sobre maneras de envolver un libro para regalarlo.
Si no
tienen a quien, yo siempre apreciaré que me sorprendan.
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