¿POR QUÉ NECESITAMOS EDUCARNOS COMO
EMPRESARIOS DE LA NUEVA ECONOMÍA?
Por AQUILES JULIÁN
Muchas personas intentan desarrollar un negocio de la
nueva economía, basada en redes sociales de consumo y distribución, sin
entender que la esencia de este modelo de negocio es la educación.
Intentan manejar un jet como si fuera una motocicleta,
en vez de entrenarse como pilotos. Y por ahí se frustran.
La educación es el corazón del negocio del siglo 21,
como lo calificó el gurú de las finanzas Robert Kiyosaki.
Pero no son los dos tipos de educación que priman en
la economía industrial: la educación académica (que nos prepara para aprender:
gramática, lectura, escritura, matemáticas, sociales, naturales) y tampoco la
educación profesional (que nos forma como técnicos o como titulados
universitarios para trabajar, sea como EMPLEADOS de una empresa o institución,
o como AUTOEMPLEADOS desde un bufete, consultorio, taller u oficina propios).
Son CUATRO TIPOS DISTINTOS DE EDUCACIÓN que nunca nos impartieron porque no
estábamos destinados a ser empresarios, sino a ser empleados o autoempleados
que trabajaran por sobrevivir y consumieran el dinero que obtuvieran por su
labor.
Así vive el 95% de la población económicamente activa.
El resto, desempleados, dependientes (niños, ancianos), vive a expensas de lo
que ese 95% puede producir con su trabajo.
HAY QUE ENTRENARSE PARA UN MODELO DE NEGOCIO DISTINTO
Entendamos entonces que cuando una persona se integra
a una organización de negocios de la nueva economía ha entrado a un SISTEMA DE
ENTRENAMIENTO Y CAPACITACION DE NEGOCIOS que lo va a formar en las CUATRO DE FORMACIÓN DE NEGOCIOS que no se
imparten en el sistema educativo tradicional, pensado y estructurado para
formarle mano de obra calificada a las empresas y al Estado que trabajen como
empleados o suplidores externos de servicios (como los bufetes de abogados, las
consultoras, etc.), cobren y consuman, roles prefijados para el 95% de la
población.
Cuando una persona no entiende eso, que con lo que
sabe no llegará lejos, que sus conocimientos pueden ser útiles y valiosos para
la economía tradicional en que su rol de empleado o autoempleado le fue
asignado desde antes de nacer y que sólo le sirve para participar de la Carrera
del Hamster (trabajar-cobrar-consumir, trabajar-cobrar-consumir,
trabajar-cobrar-consumir… repetitivamente, mientras la vida se le consume), que
es una trampa vital porque nos mantiene corriendo tras el dinero, entonces
menosprecia el aprendizaje que necesita, suponiendo que con lo que ya
sabe, sabe lo suficiente; que sus éxitos, logros, títulos y avales
académicos alcanzados en la vida le facultan para operar un negocio de la nueva
economía sin necesidad de desarrollar nuevas comprensiones, nuestras destrezas
y habilidades, nuevas competencias. Y hemos visto a muchas personas frustrarse
sin necesidad, por empecinarse en aplicar lo que les funciona en el mundo
tradicional a la operación de un negocio de la nueva economía. Y eso no
funciona. Se requiere educarse en cuatro áreas distintas de formación.
LAS CUATRO ÁREAS EN QUE TENEMOS QUE EDUCARNOS
Hay cuatro áreas, que llamaremos cuatro inteligencias,
que tenemos que desarrollar para operar con éxito un negocio de la nueva
economía.
Esas áreas o inteligencias no nos las enseñan ni no
las desarrollan en la educación tradicional porque no sirven a los que
patrocinan y estructuran el modelo de educación que rige en nuestra sociedad,
porque ese modelo tiene un propósito: formar empleados y autoempleados, y no
formar empresarios.
¿Cuáles son esas cuatro áreas o inteligencias?
1.
Inteligencia
empresarial
2.
Inteligencia
financiera
3.
Inteligencia
relacional
4.
Inteligencia
emocional y del carácter
Al formarnos prácticamente y desarrollar esas cuatro
inteligencias nos habilitamos y preparamos para desarrollar un negocio de la
nueva economía.
Lo que ahora quiero volver a recalcar es que cuando
una persona se integra a una organización de negocios de la nueva economía
entra a un programa y a un proceso de formación y capacitación para entrenarse
y educarse como empresario de la nueva economía, y que sin esa formación y esa
capacitación no podrá operar exitosamente un negocio de la nueva economía porque
carecerá de las competencias, habilidades y experiencias fundamentales para
desarrollar exitosamente este modelo de negocio.
A nosotros nos prepararon para un mundo y una economía
distinta.
No podemos operar un jet con el conocimiento de cómo
se maneja una motocicleta. Definitivamente.
¿EN QUÉ CONSISTE LA INTELIGENCIA EMPRESARIAL?
Aprender a conducir un negocio propio implica
desarrollar ciertos capacidades, disciplinas, habilidades y competencias que no
se les enseñan a quien ha sido formado para ser empleado.
La
inteligencia empresarial se centra en detectar, conectar, suplir y satisfacer
necesidades y deseos de personas, familias y organizaciones (grupos de personas
que interactúan con un propósito) que buscan cómo resolver esa necesidad o
alcanzar ese deseo.
Es una inteligencia centrada en el otro, nos llama a
estar atento a los demás, a sus expectativas, necesidades, esperanzas,
ilusiones, aspiraciones, frustraciones, anhelos… porque son la energía que
abrirá un canal de comunicación que podemos emplear para conectar con esas
personas, proponerles una vía de satisfacción a esas necesidades,
Al desarrollar inteligencia empresarial aprendemos
cómo captar, desarrollar y retener clientes, que es la esencia de lo que es un
negocio, realizar transacciones mutuamente provechosas, generar utilidades,
controlar costos, aplicar una disciplina diaria de trabajo; entrenar, guiar y animar a colaboradores;
manejar imprevistos; reponernos de caídas y frustraciones; planificar y aplicar
un plan y controlar las variables críticas de un negocio.
Por igual nos formamos en los productos o servicios
que proporcionamos: sus ingredientes, funciones, utilidad para el usuario; su
conservación, forma de uso, rendimiento y costo por uso; sus ventajas
competitivas frente a otras marcas en el mercado; su calidad (entendida como
cumplir la tarea para la que lo compra el usuario); garantía, etc.
En un negocio de la nueva economía la tarea principal
no es vender, sino educar.
Las personas, familias y organizaciones que serían
nuestros prospectos de clientes ya compran productos y servicios de otros
suplidores. Nuestra tarea es educarlos sobre las ventajas y beneficios de
cambiar sus hábitos de compra a nuestras marcas.
Igualmente, como parte del aprendizaje de la
inteligencia empresarial está el conocer el modelo de negocio y sus ventajas
comparativas con respecto al modelo de negocio de la economía industrial.
El modelo de
redes sociales de consumo y distribución opera con normas distintas al modelo de la economía industrial. En
este modelo uno empieza por ser un consumidor inteligente (prosumidor) y
comparte con su entorno social: parientes, vecinos, amigos y relacionados, su
aprendizaje y experiencias para que también ellos obtengan beneficios
similares. Al explicarles a su entorno social su experiencia y beneficios, las
personas eligen cómo quieren relacionarse con el modelo: como clientes/usuarios
de los productos, o como
usuarios/distribuidores de los productos.
En la economía industrial las opciones son cliente o
empleado.
En la nueva economía son clientes o socio.
En el modelo de la economía industrial un negocio
requería una inversión de capital significativa para montar la plataforma de
negocio (local, equipos, mobiliario, inventario, servicios básicos de agua,
luz, teléfono, registrar y legalizar la empresa, empleados, etc.), para
entonces concentrarse en captar y desarrollar una clientela. Y suele ser una
experiencia muy estresante porque todo el riesgo y la carga cae sobre los
hombros del emprendedor.
En el modelo de redes sociales de consumo y
distribución el emprendedor se apalanca de una inversión ya puesta por un socio
capitalista que corre con la plataforma de negocio y los gastos fijos que ella
genera y tiene un sistema de compensación e incentivos, y toca al emprendedor
desarrollar la base de clientes y socios sobre los que su negocio se estructura
y genera utilidades. Es decir, la Corporación en que se apalanca el emprendedor
se encarga de todo lo que genera gastos fijos y el emprendedor se encarga de
todo lo que genera ingresos: clientes y socios.
Son dos modelos de operar un negocio totalmente
distintos, por lo que hay que entrenarse y aprender el nuevo modelo, si se
quiere tener éxito en él.
¿POR QUÉ NECESITAMOS DESARROLLAR LA INTELIGENCIA FINANCIERA?
Un modelo de negocio de redes sociales de consumo y
distribución deja muy buen dinero, pero si no adquirimos y desarrollamos
inteligencia financiera igual seguiremos actuando según el patrón diseñado por
la economía industrial: trabaja-cobra-consume; trabaja-cobra-consume, y
seguiremos atrapados en muy buena medida en la carrera del hámster.
Para poder escapar a esa posibilidad necesitamos no
sólo educación empresarial, desarrollar inteligencia empresarial: también
necesitamos educación e inteligencia financieras.
La inteligencia financiera nos enseñará a cambiar de
cuadrante y emigrar del cuadrante del Empleado o del Autoempleado a los
cuadrantes de Dueño de Negocio e Inversionista.
Esto así porque aprenderemos por qué el 95% de la
población, haga lo que haga, al permanecer en los cuadrantes E y A y no
desarrollar inteligencia financiera terminará como perdedora, no importa el
nivel de ingresos o estilo de vida que disfrute hoy.
Al desarrollar inteligencia financiera aprenderemos a construir activos,
empleando los cinco activos personales
que todos las personas tenemos: nuestro
tiempo, nuestro cerebro, nuestra
capacidad de comunicarnos, nuestra capacidad de relacionarnos y nuestra capacidad de servir a los demás.
Al concentrarnos en construir activos (lo que hacen los
ricos) en vez de simplemente consumir y comprar pasivos (lo que hacen los
pobres y la clase media), nuestra inteligencia se agudizará y progresivamente
nos separaremos del grupo del 95% y emigraremos al grupo del 5%.
No importa si contamos con dinero o no. Todos podemos
aprender a crear activos y a desarrollar inteligencia financiera porque todos
tenemos los cinco activos personales básicos: tiempo, cerebro, capacidad de
comunicarnos, relacionarnos y servir a los demás. Y con esos cinco activos
podemos producir dinero y construir activos.
Sólo que necesitamos aprender a usarlos en nuestro
provecho. Y en el de la sociedad.
¿QUÉ TAN IMPORTANTE ES APRENDER A DESARROLLAR LA INTELIGENCIA
RELACIONAL?
Todos vivimos en medio de un mar de dinero, en un
océano de riqueza que se mueve a nuestro alrededor y del que formamos parte,
pero que pocos saben aprovechar.
Muchas personas ignoran que en las tiendas, en los
supermercados, en los distintos comercios no hay dinero, hay mercancías. Los
empresarios invirtieron su dinero en mercancías y las colocaron en un punto de
venta para que los clientes interesados fueran, las buscaran y pagaran por
ella.
La última frase es importantísima: “pagaran por ella”.
Si en las tiendas, supermercados y comercios no hay dinero, sino mercancías, y
si al final del día tienen dinero para depositar en sus cuentas de banco, es
porque durante el día la gente: tú, yo, el vecino, el pariente, el amigo, el
conocido tanto nuestro como de otras personas, ha ido allí, comprado esa
mercancía o ese servicio, y pagado por él.
El dinero no está en las tiendas, supermercados,
comercios o plazas: está en los bolsillos de la gente.
Y si estamos rodeados de gente estamos rodeados de
dinero. Así de simple.
Para que ese dinero pase de los bolsillos de las personas
que nos rodean al nuestro es necesario que se produzca el intercambio, una
transacción comercial.
Y para que se produzca una transacción, previamente
tiene que existir una relación comercial, por leve que sea. Es imposible de
otra manera.
La inteligencia relacional es la que nos enseña a
construir relaciones y pasar de desconocido a conocido y amigo.
Toda relación es un proceso. A nivel de las relaciones
comerciales, que por su naturaleza son distintas a las amistosas, las personas
tienen que aceptar nuestra experiencia, nuestro conocimiento, nuestra
honestidad, nuestra confiabilidad, nuestra competencia y nuestra oferta. Si no
nos consideran aptos en esas áreas, aunque nos conozcan no harán negocio con
nosotros ni serán nuestros clientes.
Aprender a construir una relación comercial exitosa es
un reto. Pero igualmente es el secreto que separa a quienes tienen éxito en los
negocios de los que fracasan y desertan.
Eso también lo aprendemos prácticamente,
experiencialmente, en el sistema de entrenamiento de las redes sociales de
consumo y distribución.
Es de una importancia crucial. Y no nos lo enseñan en
ningún otro lugar pese a su valor.
Unos la llaman inteligencia social. Pero va más allá.
EL VALOR DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y DEL CARÁCTER
El cuarto campo de aprendizaje experiencial (es bueno
que entendamos que la educación de la nueva economía es práctica, experiencial,
orientada a modificar nuestro entendimiento, nuestras conductas y nuestros
resultados), es el que tiene que ver con el desarrollo de nuestra inteligencia
emocional y nuestro carácter.
Aprender a ser automotivado, a manejar frustraciones,
a levantarnos tras la caída y aprender de nuestros errores, a persistir en
medio del aparente estancamiento, a manejar los distintos tipos de caracteres,
a madurar y manejar nuestro temperamento y emociones, a desarrollar resilencia,
a aceptar a los demás y construir sobre sus fortalezas, a crear y desarrollar
equipos, a coachear personas, a compartir una visión y a enfocarse en el
desarrollo de los demás como prioridad, actuar con desprendimiento y
desarrollar vocación y espíritu de servicio son campos de extraordinario valor
que no se nos enseñan en el mundo y la educación tradicionales.
Pero la inteligencia emocional y la formación del
carácter tienen un valor estratégico cuando hablamos de negocios basados en el
modelo de redes sociales de consumo y distribución.
La inteligencia emocional se descompone en dos áreas
complementarias: la inteligencia interpersonal, el carisma y la capacidad de agradar
y ser bien aceptado por los demás, “hacer sangre” con otros, ser amistoso y
sociable; y la inteligencia intrapersonal que es la capacidad de pensar con
serenidad, de actuar de forma madura, de tener una misión clara de vida, de
hacer elecciones personales de manera autónoma, actuar de forma enfocada y vivir
con integridad y respeto por sí mismo.
El carácter, centrado en principios y valores, tampoco
nos lo educan en el sistema educativo tradicional, pues, por el contrario, se
nos quiere dóciles, domesticables, influibles y fáciles de manejar a voluntad
por otros.
Sin embargo, en modelos de negocios de redes sociales
de consumo y distribución, que es el modelo de la nueva economía, se quiere de
nosotros una mayor autoconciencia, una mayor responsabilidad por nosotros
mismos y nuestro destino y un mayor compromiso con nuestra Visión y Misión de
Vida, así como con nuestros valores. Y eso es imposible sin educarnos
emocionalmente y desarrollar nuestro carácter.
EL ÚNICO SISTEMA QUE TE PAGA POR APRENDER
El modelo de negocio de redes sociales de consumo y
distribución también se diferencia con respecto al sistema de educación
tradicional en que en este modelo uno gana dinero por aprender, ya que el
aprendizaje es experiencial, práctico y de negocios.
Como modelo sigue principios de educación andragógica,
propia para adultos. Y es igualitario, no discrimina. Todos, profesionales,
técnicos, bachilleres, académicos, personas con baja o ninguna escolaridad,
pueden formarse como empresarios de la nueva economía y participar del sistema
de educación de la nueva economía.
Y todos pueden triunfar en él.
Así como el sistema tradicional (académico y
profesional) de educación tiene sus exámenes y sus títulos y promociones,
también el sistema de educación de la nueva economía tiene los propios.
Nosotros, por ejemplo, estudiamos todos los meses,
todas las semanas y todos los días.
Leemos libros preseleccionados en función de su aporte
a nuestro aprendizaje en estas cuatro inteligencias. Escuchamos audios de
empresarios de éxito. Nos reunimos mínimo dos veces por semana a aprender en
equipo. Una vez por mes vamos a un seminario. Cada cuatro meses vamos a una
Convención. Y cada día hacemos nuestra tarea, que en este modelo de negocio
consiste en dos actividades básicas y continuas: enseñar a personas, familias y
organizaciones a convertirse en consumidores inteligentes y facilitar a
personas y familias a desarrollarse como emprendedores de la nueva economía.
Y cada mes verificamos nuestro nivel de desarrollo
como empresarios y somos recompensados por el nivel de logro alcanzado.
En este modelo, esos niveles de logros se miden en
porcentajes del volumen de negocio movido por la organización que se va creando
fruto de nuestro crecimiento en nuestras cuatro inteligencias. Esos niveles
son, inicialmente, del 3%, el 6%, el 9%, el 12%, el 15%, el 18%, el 21%, el 23%
y el 25% y luego se alcanzan niveles de mayor liderazgo y desarrollo: niveles
de oro, platino, rubí, zafiro, esmeralda, diamante y demás. En ese proceso
podemos “quemarnos”, repetir o avanzar.
Lo importante es que siempre, cada mes, se nos abre
una nueva oportunidad. Que el pasado sólo nos sirve para aprender de él. No
para lamentarnos ni quejarnos.
Cada día, cada semana, cada mes nos hacemos más
inteligentes, porque aprendemos no sólo de nuestros éxitos sino sobre todo de
nuestros errores.
Y sabemos que estamos en un proceso y que así también
están los demás.
Y obtenemos mucho más que dinero, una satisfacción
profunda, una realización personal extraordinaria, sentir que impactamos
positivamente vidas y familias y que dejamos un legado.
No importa la edad, el sexo, la clase social, el
pasado personal, la raza, el nivel educativo ni la condición física, TODOS
PODEMOS INICIAR NUESTRA EDUCACIÓN DE LA NUEVA ECONOMÍA Y CONVERTIRNOS EN
EMPRESARIOS INTELIGENTES.
Sólo se requiere una decisión: la propia.
Nunca el éxito ha sido tan asequible para todos.
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