SANDY O LA FABRICACIÓN DE HISTERIA SOCIAL
Por Aquiles Julián
Es
sorprendente la histeria social provocada por los mass media y alimentada por
el ocio en las redes sociales con respecto a la tormenta Sandy que azotó Las
Antillas y luego se fue, sin visa, a los Estados Unidos.
Y
simpática la actitud de muchos dominicanos que parece que olvidaron que las
tomentas son eso: mucha agua y vientos, algo que han visto toda su vida.
Lo que
sí es obvio es que no sólo aquí hay autoridades incompetentes, estafas públicas
y deficiencias.
El
drenaje pluvial insuficiente o abiertamente inadecuado saltó a la vista en las
fotos de las ciudades norteamericanas que parecían piscinas.
Y la
especulación inmobiliaria que vendió terrenos con tendencia a la inundación
también.
Las
tormentas son un medio de renovación de la naturaleza. Elimina los árboles
débiles e inútiles, derribándolos.
En una
ciudad eso provoca mucho bulto y también daños, cuando el árbol le cae encima a
un vehículo. No es algo que ocurra normalmente en nuestro país, pues los
dominicanos tenemos un master en tormentas y ciclones.
Ciertamente,
aquí hay personas que se acomodan a vivir precariamente a orillas de ríos o
construyen en lechos de ríos y mientras no llueve no hay problemas. Siempre son
los mismos barrios los que se inundan.
Ahí se
juntan dos cosas que suelen ser compañeras: la inconsciencia del infeliz junto
a la irresponsabilidad de las autoridades.
Ambas
cortejan la tragedia.
La
endeblez y fragilidad de nuestras viviendas humildes tiene su parangón en
aquellas "casas de cartón" que les venden a los norteamericanos y que
no aguantan un vientecito.
Los
dominicanos, por humildes que sean, conocedores de que viven en el trayecto de
los ciclones y que vendrán a visitarnos una y otra vez, buscan la manera de
construir en block.
Si no
me cree mire las casas amontonadas de nuestros rancheríos.
Serán
pobres, ignorantes, pero estúpidos no son.
Los
norteamericanos han sido seducidos por viviendas sin mayor seguridad, que se
derrumban al primer embate.
Cris y
yo estuvimos en New York el domingo y vimos como la histeria fue fomentándose
desde los medios de comunicación.
Los
negocios empezaron a cerrar temprano.
Y los
rumores se expandieron. Llegaron a decir que el aeropuerto estaría cerrado
desde el domingo a las 2 p.m.
Nuestro
vuelo salía a las 11:35 p.m. y siempre aparecía en programa.
Nos
fuimos a las 8 p.m. al aeropuerto Kennedy y a esa hora no había caído una
gotita de agua.
A las
12:30 p.m., por un retraso del piloto ajeno a todo problema, el avión salió
para RD y llegamos al país a las 4:45 p.m.
Por los
rumores y los miedos el avión viajó medio vacío.
Veo los
fotomontajes de tiburones y otras manipulaciones y la ingenuidad de gente que
reacciona a cosas que son falsas.
Y las
fotos que quieren comunicarnos una catástrofe que no es tal, salvo la
catástrofe del sistema de drenaje pluvial, la catástrofe de dejar que
especuladores vendan terrenos con vocación de anegarse, la catástrofe de
viviendas endebles y de escasa resistencia a vientos y huracanes.
Lo otro
es histeria... Y esa es otra historia.
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