¿CÓMO Y POR QUÉ SE INVOLUCRÓ GALINDEZ
CON EL FBI Y CON LA CIA?
Por Aquiles Julián
Para entender lo que le sucedió a Jesús de Galíndez es
importante saber qué lo llevó a involucrarse como informante del FBI y la CIA.
Para empezar, esa no fue una decisión individual de Galíndez,
sino el cumplimiento de una directriz del Gobierno Vasco en el Exilio y su
Lehendakari (presidente) José Antonio Aguirre. Y esa decisión obedecía a una
estrategia y unas esperanzas que finalmente fueron ilusorias, pero que en el
momento parecían lógicas y justificadas, pues fueron astutamente alimentadas
por funcionarios del Departamento de Estado norteamericano y de la incipiente
inteligencia norteamericana para asegurar la colaboración total del Partido
Nacionalista Vasco y sus servicios de información en la lucha contra las
potencias del Eje y luego contra el comunismo.
Inicialmente, la dirigencia vasca orientó sus
gestiones de acuerdo de colaboración y apoyo hacia las potencias europeas más
conocidas: Gran Bretaña y Francia. El ofrecimiento vasco fue manejado con
delicadeza por los dirigentes de Inglaterra y la Francia Libre (De Gaulle) por
tres razones: Primero: para no encender la ira de Franco al punto de que lo
empujara a hacer causa común con las Potencias del Eje: Alemania, Italia y
Japón. Segundo: para evitar que las ideas separatistas vascas alimentaran las
aspiraciones separatistas en sus propios países (Francia, sobre todo, tiene
tres provincias de población vasca).
Tercero: por no poder financieramente suvenir las aspiraciones de apoyo
económico de los dirigentes vascos.
Ante la propuesta vasca y las ventajas que podían
derivarse de su colaboración, y ante el fracaso de los intentos de reclutar a
los vascos independientemente de sus dirigentes del Gobierno Vasco en el
Exilio, algo que los ingleses probaron a lograr sin éxito, es precisamente la
inteligencia británica la que relaciona a los dirigentes vascos con la naciente
inteligencia norteamericana y su cabeza, el entonces coronel William J. Donovan,
hombre de confianza del presidente Franklin Delano Roosevelt.
Conviene que repasemos lo que sucedió.
¿CÓMO LLEGÓ GALÍNDEZ A REPÚBLICA DOMINICANA?
Jesús de Galíndez, de quien el 12 de octubre del 2015,
se celebró el centenario de su nacimiento, y que el próximo 12 de marzo del 2016 se conmemorará
el 60 aniversario de su secuestro, nació
en Madrid y desde adolescente, en 1932, a los 17 años de edad, se vinculó al
Partido Nacionalista Vasco, PNV.
Durante la cruenta guerra civil que asoló a España, Galíndez fue entre otras funciones y
responsabilidades, asesor de la Dirección General de Prisiones y también fue
nombrado jefe de la Guardia del Partido Nacionalista de Madrid, PNM.
Durante esos años tormentosos, conoce y trata al embajador dominicano en
Madrid, César Tolentino Rojas, quien le recomienda que, en caso de necesidad,
emigre a República Dominicana.
Tras combatir a las fuerzas capitaneadas por Franco
como miembro de la 142 Brigada Mixta Vasco-Pirenaica, se exilia al ser
derrotada la República por los falangistas de Franco. Cruza el 10 de febrero de
1939 la frontera con Francia, donde es recluido en un campo de concentración.
A los siete meses se escapa y llega a Burdeos donde
entra en contacto con el cónsul dominicano, Narciso Félix, quien le facilita la
documentación para arribar al país.
¿Qué lo llevó a elegir República Dominicana como lugar
de exilio, en vez de México u otro país de mayor desarrollo y libertad? En su
artículo “Un reportaje sobre Santo
Domingo”, publicado en la revista Cuadernos
Americanos en 1955, Galíndez mismo confiesa:
“La mayoría de nuestros refugiados se
dirigían a México; pero yo tenía tan sólo 24 años, me sobraban ilusiones, y me
resistía a ser uno más de la masa innominada. Necesitaba un país pequeño a
donde nadie fuera, sólo así tendría oportunidades de abrirme paso en el Nuevo
Mundo. (…) Lo que no esperaba entonces es que tras mí cayeran en la República
Dominicana entre 4,000 y 5,000 refugiados más” (1)
Los planes de principalía, de sobresalir, se dificultaron
por la brillantez de aquel exilio en que lo más granado y prestigioso de España
se desparramó por el mundo, algo que nos benefició muchísimo a los dominicanos.
Sin embargo, la capacidad de trabajo de Galíndez, su proactividad, le hicieron
ganar un renombre y un puesto pese al masivo flujo de refugiados que arribó al
país.
De Francia viajó a Nueva York “justo en el último barco norteamericano” (2) y de allí en el vapor Borinquen , donde coincide con César
Tolentino Rojas que también viaja de regreso al país, llega el 28 de noviembre
de 1939 a República Dominicana, a los 24 años de edad.
Recién llegado, se hospeda provisionalmente en la residencia
de Alfredo Matilla, el que había sido su profesor en la Universidad Central de
Madrid, quien lo acoge.
Casi de inmediato empieza a impartir docencia en el
Instituto de Segunda Enseñanza Cristóbal Colón, fundado por emigrados españoles
en las proximidades del balneario capitaleño de Güibia, como profesor de las
materias de Historia y Lenguaje.
Hombre recursivo, Galíndez, quien era taquígrafo,
empezó a transcribir los cursos de los profesores en la Universidad de Santo
Domingo y los vendía luego a los estudiantes. Más tarde, cuando se ennovió con la joven Rosa
Báez López-Penha, puso con ella un negocio de venta de arbolitos de Navidad y
de distribución de caramelos a domicilio, que Galíndez personalmente entregaba.
Antes de un año, en octubre de 1940, es nombrado
catedrático de Ciencias Jurídicas en la Escuela de Derecho Diplomático y
Consular de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, donde devengaba
un sueldo de RD$100.00 pesos. (3)
HACIÉNDOSE UN NOMBRE EN REPÚBLICA DOMINICANA
El 14 de marzo de 1940, a menos de seis meses de
Galíndez estar en el país, se constituyó
la Delegación Vasca en la República
Dominicana, Eusebio María de Irujo es electo delegado y a Galíndez lo eligen
secretario de la misma.
El propósito de sobresalir y destacar que estaba en el
ánimo de Jesús de Galíndez al arribar al país lo canalizó mediante una intensa
actividad periodística y literaria, así como social y profesional, que lo
comenzó a proyectar y a abrirle espacios y puestos.
Artículos y libros, conferencias y activa vida pública
le fueron granjeando amigos y destacando su presencia.
Metódico, organizado, trabajador incansable,
recursivo, disciplinado, Galíndez fue conquistando un lugar propio en la vida
social dominicana. Vicente Llorens, en sus “Memorias
de una Emigración” dice de Galíndez que sobresalía por “puntual y no faltaba a su palabra” (4)
El 4 de noviembre de 1941, el lehendakari Aguirre,
escapado de Europa, llega por vía aérea a San Pedro de Macorís, desde donde
envía un saludo a Trujillo, “agradeciéndole
la ayuda que le habían prestado los diplomáticos dominicanos
(especialmente, el doctor Despradel y
Andrés Pastoriza) en su odisea” (5)
Galíndez y la Delegación Vasca agasajan al lehendakari
y se organiza un acto en que Galíndez es quien dirige la palabra en nombre de la
colectividad vasca en el país, lo que le permite llamar la atención y ganar
méritos frente al ilustre huésped.
El embajador español en un despacho al Ministerio de
Asuntos Exteriores describe el evento en estos términos:
“Después
se organizó una comida en la noche del día 6 del actual en el restaurante
Hollywood. Pasé por la entrada del restaurant a la hora de haber comenzado el
acto y pude comprobar que había sido un fracaso a juzgar por el aspecto del
local. Además según mis informaciones asistieron los vascos separatistas y
algunos refugiados pero no en el número de personas que esperaban; los vascos
de la colonia no concurrieron. En resumen, no hubo ambiente. Don Jesús de
Galíndez del grupo de separatistas vascos y una de las personas cuyo nombre
figura más por las conferencias que da y por pertenecer al centro de estudios
diplomáticos y consulares que con carácter casi oficial existe en esta
República, dirigió la palabra en la comida a que me refiero.” (6)
Aguirre partiría a Miami, pero casi un año después
volvería al país luego del acuerdo con la OSS de Donovan y el Departamento de
Estado.
En efecto, en octubre de 1942, Galíndez
y la Delegación Vasca reciben la visita nueva vez del Lehendakari José
Antonio Aguirre, quien viaja por América para instruir a los organismos del
Gobierno Vasco en el Exilio que él preside, en puesta en práctica de los
acuerdos de colaboración acordados entre el PNV y el Departamento de Estado de
Norteamérica, a proporcionar servicio de
información al FBI y a la Inteligencia
Militar norteamericana (no la CIA, que no existía).
Aguirre ratifica el puesto de Galíndez en la
Delegación Vasca dominicana y posteriormente le asigna la posición de tesorero
para la región latinoamericana del Gobierno Vasco en el Exilio (7)
En su artículo “Los
vascos en Santo Domingo”, Galíndez refiere las posiciones públicas que
alcanzó a ostentar en el país:
“…tuve
oportunidad de ocupar los cargos de Catedrático de la Escuela Diplomática y
Consular, Secretario del Instituto de Legislación Americana Comparada de la
Universidad de Santo Domingo, y Ayudante Técnico del Director General de
Trabajo.” (8)
A Galíndez se
le veía en todas partes, asistía a todos los convites, se desplazaba por aquí y
por allá, montado en una motocicleta que había adquirido.
La exiliada Lily de Cassá en una entrevista sobre la
inmigración española republicana
rememora, hablando de Galíndez, quien fuera gran amigo de su esposo:
“Tenía un motor, que eso era en aquella época
un lujo muy grande para nosotros. Y ya le digo, uno notaba que adonde usted
fuera, él estaba allí.” (9)
Y como era buen taquígrafo, siempre se le veía tomando
notas. Sus informes al FBI y a la Inteligencia Naval norteamericana eran minuciosos,
precisos. Esa acuciosidad le sería reconocida y recompensada.
EL INTENTO DEL PNV POR COMPROMETER A BRITÁNICOS Y FRANCESES CON LA CAUSA VASCA
Los líderes vascos buscaron siempre generar un
compromiso, sea de los gobernantes británicos o de los franceses, frente a las
aspiraciones de independencia y soberanía vasca, tras la derrota de la
República, el triunfo del falangismo y de Franco, y el inicio de la segunda
guerra mundial.
Los británicos pretendieron que los vascos se
integraran a un “servicio de inteligencia
español” bajo la tutela del servicio de inteligencia británico. Los
representantes vascos residentes en Gran Bretaña, agrupados en el Consejo
Nacional Vasco, CNV, que encabezaba Manuel de Irujo, no aprobaron este plan,
pese a que en agosto de 1940 el Foreign Office inglés pidió a los vascos que
colaborasen con este servicio de información.
El rechazo provenía de que el gobierno inglés
“no se mostraba dispuestos a reconocer las
reivindicaciones que los nacionalistas vascos les presentaban” (10)
En noviembre de 1940 los líderes del Consejo Nacional Vasco, CNV, inician
contactos con las Fuerzas de la Francia
Libre, FFL, del general Charles de Gaulle.
“El CNV
pedía una política que satisfaciese las aspiraciones de soberanía vasca; y
ofrecía poner a su disposición (del
FFL, AJ) su servicio de información, con
ramificaciones en el Sur de Francia, en España, en las colonias españolas del
África Ecuatorial, en países hispanoamericanos,
e incluso en Australia” (11)
La FFL no
quiso dar garantías políticas por escrito, sino verbalmente. El 17 de mayo de
1941 se firmó un “acuerdo de amistad”
entre el Consejo de Defensa francés y el CNV que condujo a que el gobierno de
Franco presionara a los británicos que hicieron abortar el acuerdo. Sin
embargo, el servicio vasco de información brindó su colaboración a franceses,
británicos y norteamericanos en su búsqueda de apoyo y simpatías para la causa
vasca en la eventual situación de que Franco se sumara a las fuerzas del Eje,
entrara en la guerra y los aliados
invadieran España, depusieran a Franco y la situación política interna
cambiara.
Un ejemplo de esa colaboración fue el hecho de que
“las fuerzas norteamericanas que combatían en
las islas del Pacífico contra los japoneses, utilizaban a vascohablantes para
el sistema de códigos y transmisiones. La idea dio tan buenos resultados que Estados Unidos también empleó a indios
navajos y hablantes de otras lenguas
amerindias minoritarias con la misma finalidad” (12)
El asunto era
que tanto franceses como británicos vivían sus propios desafíos con el
separatismo nacionalista: Los británicos con los irlandeses, y los franceses sabían que alimentar las pretensiones de
independencia y autonomía vasca con respecto a España repercutiría en las
provincias vascas francesas. El embajador de Franco en Francia, José Félix de
Lequerica, quien antes había sido alcalde de Bilbao, alimentó en los franceses
el recelo de que el independentismo vasco español se extendiera a la región
vasca francesa. (13) De ahí que los
franceses afines a De Gaulle se arriesgaran solamente a promesas verbales, pero
no escritas, porque las que no se registran es fácil desconocerlas y tildarlas
de malentendidos. Las escritas funcionarían como un pagaré.
La causa vasca no era, por lo tanto, viable con
británicos y franceses, aunque la situación de guerra aconsejara sumar aliados.
Las potencias europeas de entonces, Alemania, Francia y Gran Bretaña, no eran
suficientemente favorables a la causa vasca.
Otra cosa serían los norteamericanos.
EL ACUERDO ENTRE EL PNV Y LOS NORTEAMERICANOS
Ya en los Estados Unidos, tras un escape de Europa
lleno de peripecias, que lo llevó de
Berlín a Nueva York, título de uno de sus libros, Aguirre había realizado a petición
del Departamento de Estado un informe de 80 páginas sobre la situación política
española, que le fue entregado a Carlton Hayes, embajador norteamericano en
Madrid (14)
El 23 de enero de 1942, el lehendakari es recibido
por Lawrence Duggan, consejero político
de Cordel Hull para asuntos de América Latina, a quien entrega un informe
adicional.
Y dos días después, el 25 de enero, Aguirre se reúne con Max Acoli, judío
italiano naturalizado norteamericano, director de la Coordination of Panamerican Affairs, patrocinado por Nelson
Rockefeller, “que financia actividades de propaganda en aquella parte del mundo” (15) quien le pidió abiertamente que cifrase en
dólares la ayuda que el servicio vasco de información podía proporcionar a los
Estados Unidos.
Antón de Irala, dirigente del PNV y su delegado en los
Estados Unidos, en un testimonio dado en Bilbao en 1986 informó que los
británicos fueron los que pusieron en contacto a José Antonio Aguirre con el
coronel William J. Donovan, apotado Wild
Bill, responsable del Comité de
Coordinación de Información, COI, antecesor de la Office of Strategic Services, OSS, en una reunión celebrada en las
oficinas de la COI en el Rockefeller
Center de Nueva York. Donovan llega a sugerir que Aguirre podría ser
recibido por el presidente Roosevelt (sería recibido por Wallace, el
vicepresidente) (16)
Donovan, quien había buscado entre sus amigos
información sobre los vascos, inicia una relación estrecha con ellos, tanto que
en un memorándum a Cordell Hull, secretario de Estado, del 3 de julio de 1942,
le informa:
“El presidente de la República vasca me
cuenta que mantiene una organización propia de inteligencia. También está
dispuesto a poner su organización a nuestro servicio, ya que cree que la
victoria de nuestra causa les beneficiará en el futuro.
Determinada
información puede realizarse a través de Latinoamérica, aprovechando la
libertad de comunicación que permitirá que algunos de estos agentes viajaran
por el continente. A menos que esta maquinaria se ponga en marcha, me temo que
no podremos obtener otra ventajosa oportunidad”. (17)
A finales de marzo de 1942, el vicepresidente Wallace,
de los Estados Unidos, en vez de Roosevelt, recibe formalmente al lehendakari
José Antonio de Aguirre, algo que expresa un grado de reconocimiento oficial
informal por parte del gobierno norteamericano hacia el gobierno vasco en el
exilio y además es parte de las acciones de seducción para conseguir la aquiescencia
de Aguirre a los propósitos norteamericanos de reclutar y poner bajo su control
el servicio de información vasco.
Menos de dos
meses después, el 5 de mayo de 1942, Donovan
pone en contacto a Aguirre con Allen Welsh Dulles, lugarteniente de Donovan en
la OSS, encargado por entonces de la oficina en Rockefeller Center.
Tras vacilar entre llegar a acuerdos con la
inteligencia británica o la norteamericana, el 22 de mayo de 1942 el lehendakari
se decidió por la norteamericana:
“Nos anuncian
los americanos que nuestro trabajo debe comenzar inmediatamente. Que se abrirá
una cuenta en un banco para que no nos falten medios para nuestros
desplazamientos y para nuestros amigos.
Esto parece que va en serio. Con elementos y apoyo, la acción de los
vascos en América puede ser de singular importancia. Al fin lo han
entendido, el Comité Donovan del
presidente Roosevelt es la organización que hemos visto trabajar con mayor
eficacia hasta hoy. Vamos a ver si comienza nuestra actuación en regla y con
acierto”. (18)
Un memorándum de Donovan del 14 de julio de 1942,
remitido al almirante E.J. King, al mando de la armada norteamericana, muestra
los primeros frutos de ese acuerdo: el marino vasco Echave Dorronsoro se las
ingenia para obtener las instrucciones que el ministro de Marina español envió
a todos los capitanes de la marina mercante española en caso de que España se
viese forzada a entrar en la segunda guerra mundial al lado de las potencias
del Eje. Dorronsoro le hizo llegar esas instrucciones a Aguirre quien, a su
vez, las suministró a Donovan. Y Donovan le informa al almirante King:
“He dado
instrucciones a nuestros agentes del Servicio Vasco de Información en estos
barcos para abrir las cajas fuertes y cambiar los sobres, alterando su
contenido”. (19)
Es claro, en esta redacción, que Donovan consideraba a
los agentes del Servicio Vasco de Información como agentes propios.
¿A qué apostaba Aguirre? A que la suerte de la guerra,
de favorecer a los Aliados, permitiera, como sucedió tras la primera guerra
mundial, una reestructuración política en Europa, facilitando el surgimiento de
nuevos estados nucleados alrededor de la lengua, la cultura y la etnia, entre
ellos el anhelado Estado vasco, del que titularmente era el presidente. Sólo
que los acontecimientos, al aflorar la guerra fría, tomaron otro rumbo.
Es el mismo Aguirre quien promueve esa visión
esperanzadora. En la biografía del lehendakari: “El profeta pragmático”, su autor Ludger Mees cita a Aguirre:
“Sin hablar en
términos de propaganda, se puede decir que de la guerra anterior (la
primera guerra mundial, AJ), salieron
muchos pueblos pequeños con su independencia. Y ahora sucede igual. En mi
opinión, los pueblos que levantarán cabeza al fin de la guerra serán muchos.
Los muertos, los holgazanes o los que han vivido callados, estarán perdidos
para siempre. Tened esto muy en cuenta” (20)
Como explica Mikel Rodríguez en su libro “Espías Vascos”:
“Aguirre
había sondeado en Washington las posibilidades de soberanía vasca en un nuevo
espacio político que abarcase España y Portugal y nadie había expresado un no
rotundo. Sometidas todas las fuerzas políticas de Euskadi a su dirección,
parecía posible lograr este fin siempre y cuando una gran potencia avalase esa
opción. Para un católico, esa potencia no podía ser la URSS. Parecía difícil
que lo apoyara Gran Bretaña e imposible Francia. Luego, sólo quedaban los
Estados Unidos. Aguirre optó por Norteamérica como potencia emergente sin las
hipotecas históricas de los viejos estados europeos. Fue su decisión y su
responsabilidad histórica resultaría total de no ser por un punto. Pese a las
habituales apelaciones a la generosidad de la diáspora vasca, en los años
cuarenta y primeros cincuenta en palabras de Aguirre, “nadie soltaba un duro”.
Si el gobierno de Euskadi tenía que sobrevivir, necesitaba un generoso
patrocinador. En esto, Washington fue también el mejor postor”. (21)
De inmediato, el Departamento de Estado le financió al
lehendakari vasco una “jira cultural”
por varios países de América Latina donde estaban constituidos organizaciones
vascas afines al PNV para instruir a los dirigentes vascos a colaborar con la
inteligencia norteamericana, en el predicamento de que la caída de Hitler y
Mussolini arrastraba a Franco y abría una puerta a las aspiraciones de
soberanía vasca.
Como explica Koldo San Sebastián en su libro: “Exilio Vasco en América”, tras el acuerdo PNV-EE.UU.,
“el Departamento de Estado comunicó a los
embajadores americanos destacados en diversos países sudamericanos que apoyasen
al lehendakari durante la gira que este
iba a realizar por su subcontinente” (22)
El 16 de agosto de 1942, partiendo desde Nueva York,
el lehendakari José Antonio de Aguirre parte en su primer viaje oficial por
América Latina que se prolongó hasta el 24 de octubre de ese año. El presidente
vasco visitó 11 países.
En la primera quincena de octubre de 1942, Galíndez
escribe en el periódico Por la República:
“El presidente vasco, Dr. José Antonio de
Aguirre Lekube, ha aprovechado las vacaciones veraniegas, para realizar una
intensa jira cultural por los principales países americanos. Antes de llegar a
la República Dominicana ha pasado por México, Panamá, Colombia, Perú, Chile,
Argentina, Uruguay, Venezuela y Puerto Rico; siguiendo después a Cuba y Nueva
York”. (23)
Los diplomáticos de la España de Franco sabían cómo se
financiaba el lehendakari. El embajador español en República Dominicana envió a
Madrid un despacho donde escribe:
“Como he manifestado en mi anterior despacho
sobre el mismo asunto, el señor Aguirre tiene la ayuda económica y política de
los Estados Unidos y del elemento judío internacional” (24)
La alusión tanto al Departamento de Estado como a Max
Ascoli muestra el grado de información fidedigna con que contaban los
diplomáticos de Franco.
LA MALA VOLUNTAD DE HOOVER FRENTE A DONOVAN Y LA OSS
Otro asunto que repercutiría perjudicialmente a la
postre para Galíndez es el hecho de que la aparición de la OSS y posteriormente
de la CIA fue visto siempre como una amenaza a su poder, por J. Edgar Hoover,
el todopoderoso jefe del FBI.
Frente a una realidad preñada de vientos de guerra,
con Hitler y Mussolini tonitronantes, el presidente norteamericano Franklin
Delano Roosevelt fue aconsejado por el militar y jefe del espionaje inglés
William Stephenson por instrucciones de Churchill, para crear un servicio de información
para Estados Unidos.
Hasta entonces, la información dependía de los
informes diplomáticos y de la labor que realizaban los agregados militares y
agentes del FBI en las embajadas, y cada institución manejaba de forma
compartimentada y sin compartir mayormente la información de inteligencia que
cada organismo reunía. De hecho, rivalizaban entre sí.
Estados Unidos
carecía de una institución que centralizara la información para la toma de
decisión del presidente, en tiempos borrascosos como aquellos años.
Roosevelt hizo comparecer ante él al coronel retirado
William J. Donovan, abogado y héroe de la primera guerra mundial, y le pidió ocuparse de organizar ese servicio,
lo que Donovan aceptó.
Roosevelt envía a Donovan a Europa y Oriente Medio a
empaparse de la situación. Entre los países que visita y los gobernantes con
los que se entrevista Donovan está el general Francisco Franco. Los términos de
la conversación hicieron que Franco, esa misma tarde del 26 de febrero de 1941,
informara a Hitler la decisión de su gobierno de mantener a España fuera de la
guerra.
Donovan es devuelto al servicio activo por Roosevelt
con su rango de coronel (en 1943 lo ascendería a general y noviembre de 1944 a
mayor general), y en julio de 1941 se crea
la Oficina de Coordinación de Información
(COI) con Donovan como “Coordinador de
Información”.
Donovan de inmediato instaló la sede del COI en el Rockefeller Center, local 3603, en
octubre de 1941, y solicitó a un abogado amigo, Allen Welsh Dulles, que encabezara la oficina.
Tras el ataque a Pearl Harbor y la irrupción de
Estados Unidos en la segunda guerra mundial, el 13 de junio de 1942 la COI se
rebautizó como Oficina de Servicios Estratégicos, OSS.
La creación del COI y luego de la OSS fue visto por
Hoover como un desafío a su poder y una intromisión en su territorio, algo que
él no iba a tolerar. Hoover insistió
infructuosamente en obtener para el FBI el monopolio de la inteligencia.
Roosevelt , aconsejado por los británicos, tenía una opinión distinta.
Las personalidades y temperamentos distintos de
Donovan y Hoover colisionaron. Cada servicio abrió un expediente sobre el
cabeza del otro. El FBI sobre Donovan por “mujeriego”, y la OSS sobre Hoover
por “homosexual”.
Y Roosevelt, que gustaba de enfrentar a sus colaboradores,
le asignó a Donovan las zonas de Europa y Asia y al FBI le reservó América
Latina (25).
Una muestra del grado de tensión existente entre ambas
organizaciones, la OSS y el FBI, Donovan y Hoover, fue la incursión en 1942 de agentes de la OSS
en la embajada de España en Washington para fotografiar sus libros de claves.
Hoover se puso rabioso por lo que consideró “una invasión a su territorio operacional”. Esperó que se repitiera
una incursión, y mientras los hombres de Donovan fotografiaban los libros de
claves, dos agentes del FBI apostados afuera hicieron sonar las sirenas de sus
vehículos, espantando y haciendo huir a los agentes de la OSS. Donovan protestó
ante Roosevelt por el incidente, pero Roosevelt, en vez de dar una reprimenda a
Hoover por su sabotaje, ordenó que la infiltración de embajadas quedara a cargo
del FBI. (26)
En la Enciclopedia del FBI, su autor, Michael Newton,
destaca que:
“No hay
límites para la persecución vengativa de Hoover hacia la OSS. Durante meses,
sus amigos del Departamento de Estado, colocan el sello de "OSS" en
los pasaportes a los agentes de Donovan,
poniendo así en peligro sus vidas, hasta que el presidente Roosevelt intervino
para detener este acoso. Hoover entonces les abrió expedientes a los empleados de Donovan y sus familiares, en
busca de cualquier información negativa que pudiera encontrar. Cada vez que se
percibía un desliz de miembros de la OSS o sus parientes, Hoover remitía
múltiples quejas a la Casa Blanca, el Departamento de Estado y a la Justicia”. (27)
LOS INICIOS DE GALÍNDEZ COMO INFORMANTE DE LOS NORTEAMERICANOS
Instruido por Aguirre, que recluta informantes para
los norteamericanos en cada país al que llega, dentro de la colonia vasca, Galíndez entra en contacto con la legación
norteamericana en el país. De inmediato fue aceptado como informante del FBI en
República Dominicana., dentro de los acuerdos entre el PNV y el Departamento de
Estado norteamericano, con el nombre en clave DR-10.
Jesús de Galíndez desarrolló una red de cuatro
informantes que recolectaban información para él, la cual a su vez compartía
con Clement J. Driscoll, oficial del FBI bajo la cobertura de “Consejero Legal” de la Embajada de los
Estados Unidos. Por igual, proporcionaba información al agregado naval quien
era el responsable de la inteligencia militar de Estados Unidos en República
Dominicana.
Bernardo Vega, en su libro sobre la migración española
en República Dominicana, escribe que Galíndez
“tenía cuatro
“sub-agentes” quienes recolectaban información para él: Uno en Santo Domingo,
especializado en información sobre los españoles de la vieja migración, es
decir, los falangistas; otro en San Pedro de Macorís quien era oficial del
ejército dominicano; otro en Sabana de la Mar, quien reportaba sobre los
españoles de esa región y el cuarto en Montecristi, quien reportó que los
contactos con Galíndez no eran frecuentes, para evitar que el servicio de
inteligencia de Trujillo se diera cuenta de sus contactos con el FBI” (28)
Driscoll, el agente del FBI, contraería matrimonio con
una sobrina de Alfredo Mantilla, hija de Aurelio Mantilla, su hermano. En la
casa de Alfredo Mantilla, vivía Galíndez. (29)
La valoración de Driscoll sobre el trabajo de Galíndez
es encomiosa. Según el agente del FBI, Galíndez “ha suministrado información de valor y confiable relativa a todos los
diferentes tipos de refugiados españoles, incluyendo comunistas, así como sobre
los falangistas y no titubea en dar la información que tuviera relativa a
actividades comunistas. Se le considera una fuente valiosa de información con
referencia al Partido Comunista” (30)
Con el flujo de dinero que empezó a manar para apoyar
la colaboración del servicio de información vasco, Galíndez empezó a percibir
ingresos.
Las cosas parecían pintarle bien.
NOTAS
1.
Constancio
Cassá Bernaldo de Quirós: “Jesús de
Galíndez. Escritos desde Santo Domingo y artículos contra el régimen de
Trujillo en el exterior”, Comisión Permanente de Efemérides Patrias,
Archivo General de la Nación, Volumen CXI, Santo Domingo, 2010, Pág. 101
2.
Constancio
Cassá Bernaldo de Quirós: obra citada, Pág. 101
3.
Manuel
de Dios Unanue (compilador): “Expediente
Vasco. CIA y FBI en Euskal Herria”, Editorial Txalaparta s.l. Tafalla, España. Segunda edición, 2004. Pág.
11
4.
Vicente
Llorens: “Memorias de una emigración.
Santo Domingo, 1939-1945” Biblioteca
del Exilio, Editorial Renacimiento, España, 2006. Pág. 200
5.
Koldo
San Sebastián: “Exilio vasco en América”
Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria-Gazteiz, España,
2014. Pág. 204
6.
Koldo
San Sebastián: obra citada, Pág. 204
7.
Constancio
Cassá Bernaldo de Quirós: “Jesús de
Galíndez. Escritos desde Santo Domingo y artículos contra el régimen de
Trujillo en el exterior”, Comisión Permanente de Efemérides Patrias,
Archivo General de la Nación, Volumen CXI, Santo Domingo, 2010, Pág. 22
9.
Carmen
Cañete Quesada: “Para Mi España Y La
Republica Dominicana Van De La Mano”. Entrevista a Lily de Cassá, en Migraciones
y Exilios, Pag. 169. Dialnet.
10.
Luis Monferrer
Catalán: “Odisea en Albión: Los republicanos
españoles exiliados en Gran Bretaña, 1936-1977” , Ediciones de la Torre,
Madrid, España, 2007 Pág. 92
11.
Luis
Monferrer Catalán: obra citada, Pág. 92
12.
Luis
Monferrer Catalán: obra citada, Pág. 93
13.
Koldo
San Sebastián: “Exilio vasco en América”
Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria-Gazteiz, España, 2014.
Pág. 79
14.
Mikel
Rodríguez: “Espías vascos” Editorial
Txalaparta, Tafalla, España, 2004, Pág. 109
15.
Koldo
San Sebastián: obra citada, Pág. 296
16.
Koldo
San Sebastián: obra citada, Pág. 333
17. Koldo
San Sebastián: obra citada, Pág. 331
18.
Mikel
Rodríguez: obra citada, Pág. 109
19.
Koldo
San Sebastián: obra citada, Pág. 332
20.
Ludger
Mees: “El profeta pragmático. Aguirre, el
primer lehendakari” . Alga, Memoria Pág. 64
21.
Mikel
Rodríguez: obra citada, Pág. 110
22.
Koldo
San Sebastián: obra citada, Pág. 297
23.
Constancio
Cassá Bernaldo de Quirós: obra citada, Pág. 83
24.
Koldo San Sebastián: obra citada, Pág. 313
25.
Stephen
E. Ambrose: “Ike´s spyes: Eisenhower and
the Espionage Stablishment” University Press of Missisippi, USA, 1999, Pág.
162
26. Stephen
E. Ambrose: obra citada, Pág. 163
27.
Michael Newton: “The
FBI Encyclopedia” McFarland & Company, Inc., Publishers, USA, 2003, Pág.
252
28. Bernardo
Vega: “Almoina, Galíndez y otros crímenes
de Trujillo en el extranjero”. Fundación Cultural Dominicana, Santo
Domingo, Rep. Dominicana, 2001, Pág. 59
29. Bernardo
Vega: “La Migración Española de 1939 y
los inicios del marxismo-leninismo en la República Dominicana”. Fundación
Cultural Dominicana, Santo Domingo, 1984. Pág. 47
30. Bernardo Vega: “La Migración…”, Pág. 47