lunes, 25 de abril de 2011

LAS POESÍAS COMPLETAS DE NORBERTO JAMES RAWLINGS


Las Poesías Completas de Norberto James Rawlings

Por Aquiles Julián

“…aferrados a la esperanza

de recibir algún mensaje

que anuncie que en el país

algo ha cambiado.”

Noberto James Rawlings

Iniciamos Muestrario de Poesía como un acto de fe en la palabra y una misión de compartirla. Si la cultura digital nos abría amplias puertas: a la edición, a la difusión allende nuestras costas, al contacto y al intercambio ¿por qué no aprovecharla para crearle a la poesía un nuevo caballo verde cibernético? ¿Por qué no desafiar el infeliz concepto de que la poesía no vende, proponiéndonos, entonces, regalarla? ¿Por qué no distribuirla, implicar a otros en esta conspiración y desatar la poesía sobre un mundo cada vez más enloquecido, atrapado en los discursos delirantes, en la exaltación de la frivolidad y el vicio, en siniestras matanzas y los mismos abusos de siempre?

Lo empecé también como un ejercicio del Poder de Uno, la prueba de que no hay que esperar que otro: una persona, una institución, el Estado, la ONU o quien sea a quien le endilguemos la responsabilidad, haga. Hay que proponerse y ponerse a hacer. La voluntad puede más que la posición o el presupuesto. Lo mejor de la cultura dominicana se ha hecho al margen del Estado y al margen de los generosos presupuestos públicos. ¿Por qué habría de ser distinto hoy?

Poco a poco Muestrario de Poesía ha ido creándose un espacio de respeto. Hemos tenido, desde el inicio, la colaboración desinteresada de amigos como el poeta Alexis Gómez Rosa. Y hemos hecho nuevos amigos, como el poeta mexicano Fernando Ruiz Granados. Acopiamos, con paciencia y amor, poemas y reunimos en un espacio de desprendimiento y generosidad de autores, traductores y colaboradores las voces de poetas relevantes, en especial algunos que no solían ser amplificados por los circuitos editoriales impresos, que no aparecían en nuestras librerías, que no eran conocidos más allá de sus países.

Tuve la bendición, vía la mano amiga de Alexis Gómez Rosa, de arrancar con una antología del poeta mayor de Honduras, Roberto Sosa, quien aprobó nuestra iniciativa. Y he recibido un desprendido apoyo de los poetas dominicanos radicados en los Estados Unidos y otros países. Y para más regocijo, el gran poeta argentino Carlos Barbarito nos concedió la primicia de un libro inédito para que lo diéramos a conocer por este medio, que es el próximo a editar.

Hoy nos engalanamos con un número que marca un hito: las Poesías Completas de Norberto James Rawlings.

Norberto James fue, más que nadie, el poeta de referencia para los que iniciábamos en los afanes del verso para la década de los años ´70.

Tiempos feroces, marcados por el diálogo a balazos de los extremismos: terrorismo de izquierda, que se complacía en bombas, atracos y muertes viciosas de infelices policías y soldados; terrorismo de Estado, dedicado a descabezar a la izquierda, certero y letal. Discursos seudorradicales, negación de la democracia y el pluralismo, exaltación de la dictadura y la fuerza, del odio y la barbarie. Fuimos comparsas de una guerra de la que no conocíamos sus intríngulis; simplemente nos dejamos usar, coreamos las consignas y aportamos nuestra ración de irracionalidad.

Estábamos convencidos de marchar del lado luminoso de la Historia. Hoy sabemos que no había lado luminoso alguno, ningún sendero luminoso, sino crimen de un lado y del otro. Cuando no eran los cinco clubistas del “Héctor J. Díaz” asesinados por una patrulla de la Policía Nacional, era Miriam Pinedo descuartizada por sus propios camaradas. O el billetero de la esquina. Fuimos más que ingenuos, más que comparsa, de aquella orgía de sangre.

Al final, unos salieron con grandes obras físicas y grandes crímenes que exhibir. Otros, sólo con crímenes: ningún aporte. Y algunos, de atracar billeteros y cambiacheques dieron el gran salto a atracar el presupuesto del Estado y hoy muestran las mieles de la bonanza sin pudor alguno.

Estos juicios, aclaro, son míos. En nada comprometen e implican a Norberto James. No los consulto. No pido permiso a nadie para exponerlos. Tampoco abarcan a nadie a nadie más fuera de mí. Es mi evaluación, sólo mía, aclaro.

A Norberto se le quiso encuadrar como el “gran poeta proletario” que el momento requería. Él llegaba de San Pedro de Macorís, del batey, hijo de inmigrantes negros de las Antillas inglesas venidos a estas tierras, acicateados por la necesidad, a trabajar en las zafras azucareras y que aquí se afincaron, echaron raíces y construyeron una identidad: los cocolos, y una historia de decoro humilde, de paciente trabajo, de modestia y respeto que les distinguió y apartó de la cultura local tan dada a la molicie, los vicios y el jolgorio.

Era, lógicamente, una trampa. La instrumentalización de la poesía para fines siniestros por quienes asesinaron y siguen dispuestos a asesinar a poetas, escritores, artistas y a todo el que disienta. Y de alguna forma su razón o su instinto le permitió escapar a ella.

Se fue a Cuba, aprovechando una beca, a concluir sus estudios universitarios. Y se graduó en Filología en la Universidad de La Habana, en 1978. Vio cómo los viejos discursos caían desmantelados y las antiguas máscaras dieron paso a otras; un nuevo viento frío recorría la República: un viento de oportunismo y de indecencia y de descaro.

Entonces se marchó hacia el Norte revuelto y brutal. Allí, como sus padres acá, se afincó, hizo familia, se dedicó a la docencia y a añorar, desde el frío de Boston, Massachusetts, cercano a la frontera de Canadá, la tibieza de la isla, su infancia sin bicicletas ni libros.

Allí completó su Maestría y su Doctorado. Y allí ha seguido escribiendo, desde la nostalgia y el amor.

Su poesía posee un tono lírico que alcanza, en ocasiones, la fuerza épica de un poema como Los emigrantes, oda a la raza de humildes braceros que cruzaron el mar para fundar familia en nuestras costas y hoy son tan dominicanos como el que más. En otras se hace íntimo. Y en muchas otras cosas escarba entre los trastos y fotos de la añoranza y la rememoración y nos atrapa en ella.

En algunos de sus temas e imágenes se siente el hálito, el vocabulario, los recursos de La Poesía Sorprendida, como este título: Desatado fervor. ¿No hay un hondo homenaje a Franklin Mieses Burgos en esas Creencias de la rosa?

Otro de sus títulos es: Palabras en desuso, y lo quiero emplear para decir que hay otras palabras en desuso relativa a las esperanzas abortadas, a los sueños frustrados, al futuro que envejeció y no fue. Esas palabras que habitan los primeros poemarios de Norberto siguen vivas. Y hay que recuperarlas de quienes las instrumentalizaron.

Tenemos que seguir propiciando la democracia, la libertad, los derechos civiles, la tolerancia, un país de oportunidades y apego a las normas civilizadas de convivencia, ya sin la amenaza del autoritarismo que quería colarse usándolas, para quitarnos aún las magras libertades que la acción viril de los héroes del 30 de Mayo nos legaron.

No vamos a renunciar ni a un país mejor ni a una sociedad más justa y decorosa. Tampoco a dejarnos manipular por quienes se apoyan en los anhelos redentores de tantos para estafarnos y despojarnos y devolvernos a la tiranía.

¿Y qué decir de su generosidad? Cuando le envié un número de Muestrario de Poesía que dediqué a su obra y le pedí su colaboración, me sorprendió otorgándome el honor de publicarle sus Poesías Completas para regalarlas al público. Helas aquí, el pan de la palabra, para alimentar una época sedienta de poesía y de sueños y de esperanzas; aturdida en discursos estentóreos y cañonazos, en la frivolidad y la insensatez que nos promueven y en las que nos educan. Y nos enclaustran.

Alguien las leerá y apreciará, las atesorará en su corazón y se enriquecerá con ellas, ampliando su visión y nutriendo su propia voz. En alguien retoñarán estos versos y serán la progenie de Norberto James como lo fui yo, como los fuimos tantos de los poetas que hacíamos nuestros pininos a comienzos de la década de los ´70.

Gracias a ti, querido amigo, por el altísimo honor que nos concedes.

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